El 23 de enero del bravo pueblo | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Miércoles, 23 de Enero de 2019
Redacción internacional
Este miércoles  se espera una masiva movilización para pedir una transición política en Venezuela. Ley de Amnistía, un llamado a militares, fue aprobada en Asamblea

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LO DECÍA Miguel Otero Silva aquel 29 de enero de 1959: “Venezuela está resuelta a repetir cuantos 23 de enero sean necesarios para defender la democracia”. Lejos en el tiempo, 60 años, pero cerca en el propósito, este miércoles la dirigencia opositora ha citado a una “gran movilización” en toda Venezuela que busca, en estricto sentido, una transición a la democracia.

No se trata de una marcha para llamar a elecciones o exigir, como en 2017, un revocatorio en contra de Nicolás Maduro. Apartado de cualquier iniciativa que implique la aprobación de las instituciones al servicio del chavismo, Juan Guiadó, el joven presidente de la Asamblea Nacional, ha llamado a movilizarse por la transición, por el desacato y por el llamado a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a que se ponga “del lado de la democracia”.

Las condiciones antidemocráticas del chavismo, convertido en un régimen autoritario, han hecho que muchos comparen este momento con el de Marcos Pérez Jiménez, dictador venezolano que impuso un régimen de terror que finalmente cayó el 23 de enero de 1958.

A pesar de la bonanza petrolera y un bolívar fuerte, Pérez Jiménez no pudo mantenerse en Miraflores, viéndose obligado a renunciar por presión de los militares. Historiadores venezolanos como Vallenilla Lanz dicen que la “línea de roja” que llevó al fin de la dictadura fue “la pantomima electoral del 15 de diciembre”, cuando intentó celebrar unas elecciones fraudulentas que no contaron con la participación de la oposición, que en ese entonces ya contaba con líderes como Rafael Caldera y Rómulo Betancourt.

“Los días que transcurren desde el 15 de diciembre hasta el 23 de enero son cruciales en este proceso de derrumbe de la dictadura. Confluyen el ciudadano de a pie y las organizaciones políticas actuando con un solo objetivo”, escribe Ramón Escovar, en Prodavinci.

A esos días le apunta la dirigencia opositora, incluyendo a la FANB como eje de una posible transición democrática. Para muchos, hablar de una transición democrática en Venezuela es simplemente una situación ilusoria. El régimen, cimentado en una renta petrolera en descenso que se destina al mantenimiento de la lealtad militar, goza por ahora del respaldo del ejército, aunque este argumento cada vez es más debatible.

Como lo publicó EL NUEVO SIGLO el martes, dos de los ocho generales que han hecho parte del alto mando militar fueron capturados por su oposición a la Constituyente chavista, un indicio de que hasta en los cargos de más jerarquía existen diferencias con la cúpula chavista.

Las divergencias entre el chavismo y los militares han reactivado la idea de que en algún momento la FANB respaldará una transición. En los últimos días, sin más reparos la oposición ha venido insistiendo en que aquellos que busquen un cambio de régimen serán amnistiables en caso de un eventual escenario de justicia transicional.

Ayer, de cara a las movilizaciones del 23 de enero, la Asamblea Nacional aprobó la Ley de Amnistía y Garantías, que le brinda todas las facultades constitucionales para que los militares que no sigan leales al chavismo sean amnistiables. Algunos interpretan la aprobación de esta ley como un llamado indirecto para que las Fuerzas Armadas actúen en contra del chavismo.

Por ahora, parece poco probable ese escenario, aunque el oficialismo lo ha tomado de esa manera y ha dicho desde hace semanas que la “derecha imperialista prepara un golpe en contra de Venezuela”.

Más que esto, lo que indica la Ley de Amnistía es un llamado al civismo. En la sesión de ayer, el coronel retirado diputado, Teodoro Campo, expresó que a los militares “no le estamos pidiendo que se rebelen, le pedimos que se apeguen a los artículos 328 y 329 que establecen que el militar tiene que ser apolítico”.

Es claro que las raíces del chavismo han sido militares. El movimiento, que intentó imponerse en 1992 en un golpe fallido, se forjó con base en la figura del coronel Hugo Chávez, quien depuso las armas luego de ser amnistiado por Caldera y posteriormente, en 1998, se lanzó como candidato independiente. Nunca escondió su afinidad con la institución castrense; le gustaba vestir boina militar roja, ponerse los camuflados, saludar como comandante.

De ahí que, como lo plantea el diputado Campo, el propósito de la amnistía es que los militares vuelvan a ser un actor independiente que no tenga afinidad ideológica o política con el chavismo.

En el 23 de la calle...

Tras el llamado de la oposición, las calles se han vuelto a llenar de opositores al régimen, desesperados por la hiperinflación, el desabastecimiento y la dictadura. El lunes se presentaron 30 protestas en los sectores más populares de Caracas al tiempo que otras regiones del país también vivieron manifestaciones, según el Observatorio de Conflictividad Social.

Barios como Catia, El Valle, La Candelaria y Quinta Crespo (algunos de los más emblemáticos) fueron epicentro de manifestaciones en contra del régimen. Estos son conocidos por sus condiciones de marginalidad y en, algún momento, por haber sido leales a Chávez. En Petare, un grupo de 27 militares se sublevó, generando disturbios posteriormente en Cotiza, otro populoso barrio.

Desde Washington, Mike Pence respaldó las movilizaciones de este 23 de enero en las que “la gente buena de Venezuela hace oír sus voces mañana” y agregó “estamos con ustedes”.

Las condiciones se empiezan parecer a las de 2014 y 2017, cuando los venezolanos se movilizaron masivamente para rechazar a Maduro. La diferencia, sin embargo, es que este cruzó la “línea roja”, posicionándose como Presidente el pasado 10 de enero.

Dicen que ese elemento, como aquel 23 de enero del 58, ha puesto bravo al pueblo.