El poder político de Rusia en América Latina | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Miércoles, 19 de Abril de 2023
Pablo Uribe Ruan*

La visita de Sergei Lavrov a América Latina -esta semana- muestra el interés de Moscú por consolidar un bloque regional fuerte, con alianzas estratégicas que van más allá de Washington.

Sin el mismo nivel influencia de China en la región, Rusia es un jugador geopolítico que hace uso de una política exterior estratégica y, sobre todo, efectiva.  

La visita de su canciller a América Latina esta semana ha reforzado la idea de que el Kremlin cuenta con socios en la región que la apoyan en escenarios multilaterales -ONU y otros-, comparten, en algunos casos, la misma lectura frente a Ucrania y cooperan bajo la idea de construir un mundo multipolar.

 

Multipolaridad mundial

En la gira regional, Lavrov -quizá el canciller más hábil del mundo- se ha reunido con el ministro de Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, y ha dicho que la posición de Washington es una elección artificial: con nosotros o contra nosotros”. “Queremos que los países de América Latina y el Caribe sean fuertes, políticamente unidos y económicamente sostenibles”.

La semana pasada el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, había dicho desde Pekín que su mayor interés era “equilibrar la geopolítica mundial”. “Es con China con quien hemos tenido la mayor balanza comercial y es con China con quien intentamos equilibrar la geopolítica mundial discutiendo los grandes temas”, dijo, desde el país asiático.


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En un intento por construir un nuevo orden mundial, Lula da Silva viene buscando ser un puente entre los intereses chinos y rusos en América Latina, y otras partes. Hoy todos, además, coinciden en oponerse a la hegemonía a Washington, atacando al dólar y al Fondo Monetario Internacional (FMI).

Desde Itamaraty, Mauro Vieira también ha reiterado que “Brasil considera que las sanciones contra Rusia tienen efectos negativos para la economía mundial, en particular para las naciones en desarrollo. Además, Vieira recordó que Brasil apoya un alto el fuego inmediato en Ucrania”.

 

Política pragmática

Fuerte desde hace dos décadas por la llegada de la “marea rosa” en América Latina, Moscú ha consolidado su presencia a partir de intereses políticos, principalmente, dejando los económicos en segundo nivel.

No es que carezca de objetivos es económicos, pero Rusia ha entendido que no tiene los medios comerciales y financieros con los que cuenta Estados Unidos y China en la región, a partir de tratados de libre comercio y acuerdos bilaterales y multilaterales.


En esa medida, Andrey Piakatov, investigador en América Latina del Russian International Affairs Council, con sede en Moscú, explica que “la Rusia moderna da invariablemente prioridad a la política en sus relaciones con los países latinoamericanos”.

En “Rusia y América Latina: Asociación y cooperación orientadas al futura”, el investigador también dice que Moscú parte de un enfoque “pragmático”, bajo el concepto de nueva política exterior, que busca el “fortalecimiento de la asociación” de un mundo multipolar.

La anterior lectura coincide con la que tiene Valdir Bezerra, del Grupo de Estudios BRICS, de la Universidad de San Pablo, quien en charla con la agencia rusa TASS, sostuvo: “la mención de un acercamiento pragmático con los estados latinoamericanos tiene como objetivo la expansión de la política exterior de Rusia a zonas, donde su presencia ha sido limitada hasta ahora”.

“Se espera que tal cooperación conduzca a la emergencia de alianzas de asociación sobre la protección de un mundo multipolar y diverso”, concluye.

 

Asociaciones efectivas

Rusia busca hacer frente a las sanciones económicas que impuso la comunidad internacional por la invasión a Ucrania mediante la consolidación en América Latina de dos tipos de cooperación bilateral: votaciones conjuntas en la ONU y apoyo en organizaciones internacionales especializadas. Sin olvidar, por supuesto, el comercio de bienes.

A nivel internacional, una alianza entre países se mide en parte por el apoyo en la Organización de Naciones Unidas (ONU). En el caso de Rusia, Venezuela y Nicaragua han votado en contra de las sanciones y resoluciones contra Moscú decididas en el organismo multilateral.

Pero la novedad no ha estado en la posición de los regímenes de Managua y Caracas, sino en la abstención de México y las posiciones dubitativas de Argentina y Brasil frente a la invasión, los tres países más grandes de América Latina, cuyo peso en la ONU y, en otras organizaciones, es mayor.

Previa a la invasión en territorio ucraniano, varios países latinoamericanos se habían alineado con los intereses de Moscú y sus aspiraciones expansionistas que, luego, se materializaron en la nación vecina.

En marzo de 2014, en el momento de votar la resolución sobre “la integridad territorial de Ucrania”, tras la crisis de Crimea (anexión rusa vía referendo popular) la mayoría de latinoamericanos adoptaron “una línea pro-rusa”, como explica el investigador Piakatov.

Como se ve, las alianzas de Moscú en Latinoamérica vienen consolidándose mucho antes de la visita esta semana de Lavrov.

Tampoco hay que olvidar que, pese a que la base de la cooperación es política, Rusia también tiene una presencia dominante a nivel comercial en algunos países.

Las empresas rusas hacen presencia en sectores como la energía, la innovación tecnológica, insumos, algunos proyectos de infraestructura, la cooperación técnico-militares y el suministro de aviones.

En Nicaragua, Bolivia y Ecuador, Rusia, así como en Argentina y Brasil, Rusia es el principal proveedor de fertilizantes. Pero sus lazos comerciales van más allá de la uria, tan mencionada en estos tiempos.

En Argentina, por ejemplo, la empresa Eenergy suministra los equipos para la producción de energía de parte importante del país, al mismo tiempo que Rosatom negocia con el Gobierno la construcción de una nueva central nuclear.

Igualmente, Rostec les suministra material técnico-militar a los regímenes de Managua y Caracas, sin olvidar la importante presencia de la estatal Rosneft -brazo de Gazprom- en todo el río del Delta del Orinoco venezolano, donde explota yacimientos de oro y coltán.

Es por eso que Lavrov incluyó en su gira regional a Caracas, donde estuvo brevemente y se reunió con el presidente Nicolás Maduro.  Allí, reiteró que Venezuela es “un socio fiable”, uno de los más cercanos a El Kremlin. “Las relaciones se basan en la proximidad conceptual de enfoques sobre los principales asuntos de la agenda global”, dijo al salir de la Casa Amarilla, la sede de exteriores en Caracas.

Fortalecidas las alianzas, Lavrov cierra una gira por América Latina que muestra el poder político de Moscú y la posibilidad de contar con un bloque regional en el intento de construir un mundo multipolar, menos dependiente de Washington.

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MPhill Universidad de Oxford. Consultor en seguridad, tecnología y riesgo país.