Generales en España: por mayoría absoluta para el retorno de la derecha | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 22 de Julio de 2023
Pablo Uribe Ruan

FUE Aitor Esteban, un diputado del Partido Nacionalista Vasco (PNV), quien explicó con claridad que este domingo en España “no se eligen presidentes sino los diputados de los partidos que votan un gobierno de acuerdo con alianzas. En un sistema parlamentario gobierna quien es capaz de tejerlas”.

Tejerlas, armarlas, construirlas, como se quiera denominar, el camino de formar gobierno en España es largo y, sobre todo, dispendioso. Hasta la saciedad Mariano Rajoy lo vivió en 2016. Sin los suficientes escaños para una mayoría simple, el entonces jefe de Gobierno tuvo que recurrir a todo tipo de pactos hasta lograr una coalición con Ciudadanos, un partido de Canarias y la abstención de 68 diputados del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Todo esto en medio de dos elecciones generales atípicas.

Siete años después, este 23 de julio, el escenario pinta más manejable para el Partido Popular (PP). Como potencial ganador de las elecciones generales, su máximo líder, Alberto Núñez Feijóo, no debe sacar números a ver si logra gobernar -como Rajoy en su momento- sino reflexionar sobre política y representación.

Los sondeos muestran que por más que el conservador PP logre una jornada histórica, es impensable que obtenga 176 escaños que le permitan gobernar en solitario. Sin estos escaños estaría obligado a pactar con el partido más cercano que es VOX, la ultraderecha, una escisión del PP liderado por el exmiembro de esa colectividad, Santiago Abascal.

En Génova, sede del Partido Popular, a toda costa quieren evitar pactar con Abascal. Su objetivo es revivir el partido que fue capaz, en la era Aznar, de gobernar solo, sin ataduras.

“Evidentemente la mayoría absoluta está muy difícil, pero tampoco me la daban en 2009 ni se la dieron a Juanma Moreno”, ha dicho Núñez Feijóo a El Debate. Feijóo, como se le conoce en España, se refiere a la primera vez que gobernó Galicia y al caso de Moreno, el presidente de Andalucía, que con su reciente victoria en esa comunidad autonómica, terminó la hegemonía del PSOE en esa región.

Encuestas

En su último promedio Electocracia, una página que agrega y promedia todas las encuestas electorales hechas en España, le daba al PP 34,7% de los votos (153 escaños), mientras que a VOX un 13% de los votos (poco más de 30 escaños). Más abajo quedaría el PSOE con 28% de los votos y su aliado Sumar con 12,6%.

Con estos números, PP y VOX podrían formar una coalición de gobierno con facilidad, pero las tendencias entre unos y otros varían. Mientras el PP ha venido subiendo sin pausa en sondeos, VOX se preocupa por su leve desinfle. ¿Es el voto útil hacia el PP?



En estos dos meses de campaña, luego de su victoria con contundencia en las elecciones municipales y autonómicas, Feijóo ha insistido en que los votantes deben optimizar su voto y elegir el partido que tenga más opción de gobernar.

España tiene un sistema electoral de reparto (ley D´hondt) que estimula a que los partidos más votados busquen optimizar sus resultados en circunscripciones en los que los minoritarios puedan quedarse por fuera del reparto de escaños. Según Europapress, son 20 circunscripciones (de 50 en total) clave en donde un escaño “está bailando por apenas unos miles de votos”.

Para el politólogo Enrique Rodríguez de la Rubia, en diálogo con EFE, “lo importante no es el porcentaje global de votos, sino cómo están repartidos”. En provincias donde sólo hay 3 escaños que los votantes prefieran al PP, a pesar de su cercanía ideológica con VOX. Y ahí es donde entran los cálculos de Feijoo.

Se espera que el partido conservador obtenga una votación histórica en Madrid y repunte en feudos electorales socialistas como Andalucía y La Rioja. También, como se ha dicho, que dispute codo a codo los votos en aquellas 20 provincias. Para Narciso Michavila, presidente de GAD3, la votación en Cataluña puede ser sorpresiva, pues después de años de independentismo, el PSOE podría ser el partido más votado y el PP, ampliamente rechazado en la región. Lograría cerca de ocho escaños.

El retorno de la derecha

Federico Jiménez Losantos, un periodista liberal y crítico con amplio bagaje, lanzó hace un mes “El retorno de la derecha”, un libro en el que explica el reacomodamiento doctrinal y estratégico del PP y VOX y como han priorizado principios e ideas por encima de cálculos electorales y propagandísticos.

“A los millones de votantes de la derecha que cambiaron de partido para no cambiar de principios”. ¿Cuáles son esos principios? “La seguridad, la propiedad, el valor del ayer, la moral católica (y por tanto la libertad), la familia, el trabajo, el ahorro, la primacía de la ley, la igualdad y, como “gran cuestión”, la continuidad nacional”.

En España está por verse si este domingo se confirma que los intereses electorales han virado a la derecha. La victoria del PP en las elecciones autonómicas de mayo, así como el auge de Isabel Díaz Ayuso en Madrid y Juan Manuel Moreno en Andalucía dan cuenta de que los principios conservadores que resalta Jiménez Losantos han ganado por encima de los discursos socialistas a favor de la justicia social, la igualdad y las minorías.

La derecha se ha reacomodado. Ya no es la misma de la transición o de la era Aznar-Rajoy, la que, como dictaba el gran consejero del PP, Pedro Arriola, “debía esconderse para ganar”.  A grandes rasgos, el arriolismo buscaba que el Partido Popular evitará tener posiciones fijas y conservadoras porque España, de cierto modo, era de centro-izquierda. De ahí su celebra frase de “es mejor no equivocarse que acertar. Arriola entendía que para gobernar en el PP era imprescindible que hubiera perfiles variados que cubrieran todo el espectro”, escribe El Confidencial.

Malos antecedentes

España parece la excepción de aquella regla electoral de que la derecha se organiza mejor que la izquierda, y por eso muchas veces gana. Tampoco es que los conservadores españoles sean desorganizados, pero el socialismo ha demostrado que domina las reglas del sistema parlamentario para hacer coaliciones, así sea con grupos nacionalistas o cuyos integrantes estén procesados por terrorismo (Bildu).

Pactos son pactos y en aquellos en los que el PP y VOX han estado en coalición, las cosas no han salido bien. Todavía los madrileños recuerdan cómo Díaz Ayuso rompió la coalición de gobierno en Madrid con Rosario Monasterio, líder del partido ultra en la capital, situación que la obligó a citar a elecciones anticipadas, que, para fortuna de ella, ganó y con contundencia. Nunca le gustó gobernar con VOX.

Al presidente de la comunidad de Murcia, Fernando López Miras, que también rompió con el partido de Abascal y hoy aún no reelegido por no contar con mayorías en el parlamento regional, tampoco le ha gustado la ultraderecha e insiste en que no va pactar con VOX, tampoco le ha gustado la ultraderecha.

En vísperas de un nuevo gobierno, el PP, sin embargo, plantea una serie de políticas y derogaciones en las que parece coincidir con el partido de Abascal. Su intención es derogar la ley de Memoria Democrática, la ley trans y reformar las leyes sobre eutanasia, aborto y la polémica ley del sólo sí es sí. En el frente territorial, busca reintroducir al código penal el delito de sedición e incorporar otras normas en contra de la unidad de España.

No parece haber muchas diferencias en estas y otras líneas como el objetivo del PP, también, de reducir los impuestos, dando alivios a los impuestos de renta y otros, así como reformar el sistema de pensiones y bloquear el proyecto que busca reducir la jornada laboral a 32 horas semanales, algo así como seis horas y media por día.

Para la coalición socialista, que hoy se constituye de PSOE, Sumar y algo de Podemos, estas derogaciones representan un paso atrás en los avances sociales que se habían logrado en la última legislatura o gobierno de Sánchez. Consciente de que el PP va ganar su apuesta, ha estado en señalar a VOX como un partido ultraderechista “anti-derechos” y “anti-minorías”.

VOX, por su parte, se ha mantenido al margen de las discusiones. En su corta historia de menos de una década, por primera vez podría participar en un gobierno. Pero las preguntas sobre sus posiciones en temas complejos como Cataluña, el aborto y la participación política de exmiembros de ETA son inevitables. ¿Está de acuerdo con negociar con el independentismo catalán para desbloquear una de las regiones más prosperas de España?, se preguntan muchos.

Lejos empieza a quedar la irrupción de la izquierda radical de Pablo Iglesias e Irene Montero que, con una votación histórica, formaron gobierno con Pedro Sánchez en enero de 2019 para dirigir una España que terminó reabriendo las cicatrices de la Guerra Civil, mientras se olvidaba el socialismo de Felipe González y se pasaba al sanchismo, un modelo que, bajo el propósito de ampliar el estado de Bienestar, ha gobernado para las minorías. Tal vez por eso ya no gana elecciones.