NADA presagia una perturbación en la administración de Irán, un cambio en la política ultraconservadora gubernamental que cuatro años implementó Ebrahim Raisi y mucho menos en la bitácora internacional con la muerte de dicho mandatario. Por descontado, la línea fundamentalista se arraigará ante una circunstancia excepcional: el proceso de sucesión del ayatolá, el guía supremo que maneja todos los hilos del poder.
En el primero de los cinco días de duelo por el fallecimiento del presidente Raisi y en la antesala de los funerales iniciarán este martes en dos ciudades y al día siguiente en Teherán para finalmente enterrarlo el jueves el Santuario del Imán Reza de Mashhad, en Jorasán del Sur (su patria chica) la maquinaria para sustituirlo se puso en marcha y convocó a elecciones presidenciales el 28 de junio.
Esta cita en las urnas, la catorceava para designar Presidente, tiene a diferencia de las anteriores un desafío para el partido fundamentalista que domina todas las líneas del poder. Escoger un candidato que cumpla con los requisitos -inamovibles- de ser un ideólogo comprometido y leal a la causa, así como de plena confianza del ayatolá Alí Jamenei, el líder supremo del país desde hace 35 años, porque es su potencial sucesor.
En Irán es ese guía espiritual el verdadero poder y el presidente electo, aunque con funciones definidas y en ‘elección popular’ está bajo su mando. Así, mientras este último es responsable de la gestión diaria del gobierno y tiene una gran influencia en la política interior, así como en algunos asuntos internacionales; el ayatolá Jamenei es el jefe de Estado, comandante de las Fuerzas Armadas, máxima autoridad de la policía tanto nacional como moral, al igual que de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), encargado de la seguridad interna del país, y de su ala de voluntarios, la Fuerza de Resistencia Basij, que centran sus operaciones en reprimir a la disidencia política.
El Parlamento y la administración de Justicia también están supeditados al Ayatolá, al igual que la comandancia policial, aunque en el organigrama depende del ministerio del Interior, bajo la égida del presidente.
Aunque Jamenei goza de buena salud, por su edad (85 años), la dirigencia política iraní tiene ahora un gran reto en la elección presidencial porque estaba descontado que Raisi sería su reemplazo. Su inesperado fallecimiento los obliga a llevar al poder a un hombre que, en un futuro cercano, se convertirá su guía espiritual y político.
Ese es su objetivo para el 28 del mes próximo, cita a las urnas anunciada tras un ‘cónclave’ del vicepresidente, Mohamad Mojber -que funge como presidente interino- junto con el presidente del Parlamento, Mohamad Baqer Qalibaf, y el jefe del aparato judicial, Gholamhosein Mohseni Ejei.
En concreto, los candidatos a la Presidencia podrán inscribirse desde el 30 de mayo hasta el 3 de junio, y la campaña electoral se realizará entre el 12 y el 27 de ese mes.
Cabe recordar que Raisi fue nombrado presidente del país tras imponerse en las elecciones de 2021, cuando sucedió al moderado Hasán Rohani -quien ya había cumplido su límite de dos mandatos- tras hacerse con una aplastante victoria después de que los principales candidatos reformistas y moderados fueran apartados de la carrera, marcando el regreso de los ultraconservadores del poder en el país centroasiático.
A pesar de que las elecciones estaban previstas para el año que viene, su fallecimiento en el citado siniestro de helicóptero -en el que viajaba también su ministro de Exteriores, Hosein Amirabdolahian, el gobernador de Azerbaiyán Oriental, Malik Rahmati; el ayatolá Mohamad Alí Ale Hashem, iman encargado de los rezos del viernes de Tabriz, miembros de seguridad y la tripulación-, fuerza la aplicación de las cláusulas constitucionales sobre estas situaciones.
El artículo 131 de la Constitución iraní contempla la creación de un "consejo" integrado por el presidente de la Asamblea Consultiva, el jefe del aparato judicial y el vicepresidente primero para "organizar las elecciones para un nuevo presidente, en un periodo máximo de 50 días", para lo cual ayatolá Alí Jamenei dio su visto bueno a primera hora del lunes, quien aprovechó para exaltar la gestión del desaparecido mandatario.
"Garantizamos a nuestra leal y querida nación que el camino de servicio continuará en línea con el incansable espíritu del ayatolá Raisi, héroe y servidor de la nación (...) y, con la ayuda de Dios todopoderoso y la cooperación del honrado pueblo, no habrá la menor perturbación en la gestión del país", sostuvo el guía espiritual, al tiempo que destacó que el presidente fue “un incansable trabajador que no hizo otra cosa que servir al gran pueblo de Irán para el avance y el progreso del país, ha cumplido su promesa y ha sacrificado su vida por la nación".
Nada cambiaría
La unidad es la fortaleza de los ultraconservadores en el poder, pese a que hay de la llamada ala dura (como el fallecido Raisi) y pragmáticos, los calificados como moderados.
Ello, aunado a la segura exclusión de los opositores políticos, los que pugnan por reformas en el país, así como la corta campaña para las elecciones que se augura que no cambiará en nada la política interna y exterior de Irán.
También vaticina que el postulado y, de seguro ‘elegido’, será un hombre calificado de línea dura y leal al ayatolá Jamenei. De suyo, este proceso implicará un reacomodamiento de posiciones dentro del Parlamento y el nivel local.
En el plano internacional, los analistas pronostican una forma de continuidad, sobre todo porque, como reseñamos, este ámbito está en manos del ayatolá Jamenei y del Consejo Supremo de Seguridad Nacional.
"Podría surgir un sucesor igual de conservador y leal al sistema como Raisi", estima Ali Vaez, especialista de Irán en el International Crisis Group.
"En materia de política extranjera, el guía supremo y el cuerpo de los guardianes de la revolución islámica (el arma ideológica del régimen) mantendrán el control de las decisiones estratégicas", señaló en la red social X el analista.
Farid Vahid, experto en Irán en la Fundación Jean Jaurès, explica que "Raisi estaba totalmente en fase con los Guardianes de la Revolución", lo que les "dejaba mucho margen y libertad en la región".
"La cuestión para los conservadores iraníes será encontrar a alguien que será elegido (...) y que no cause demasiados problemas", explica.
La muerte de Raisi se produjo en un momento de enormes tensiones entre Irán e Israel, con la guerra en la Franja de Gaza. La situación comenzó el 13 de abril, cuando Irán lanzó un ataque inédito contra Israel, con 350 drones y misiles, de los cuales una mayoría fueron interceptados con ayuda de Estados Unidos y otros países aliados.
Irán apoya también a una red de grupos armados del "eje de resistencia" contra Israel, que incluye al Hezbolá libanés, al movimiento islamista palestino Hamás en Gaza y a los rebeldes hutíes en Yemen.
Jason Brodsky, experto del Middle East Institute, se espera un "statu quo" en este frente. "Los guardianes de la revolución dependen del guía supremo y mantienen contacto con Hezbolá, los hutíes, Hamás y otras milicias de la región. El modus operandi y la gran estrategia de la República Islámica seguirán siendo los mismos", explicó a la BBC.
Luego está la cuestión nuclear. Irán niega que quiera dotarse del arma nuclear, pero ha incumplido sus compromisos tomados en el marco del acuerdo internacional de 2015 que rige sus actividades nucleares, a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales.
Este pacto se hizo añicos con la retirada unilateral de Estados Unidos en 2018, bajo la presidencia de Donald Trump.
El encargado de las negociaciones del programa nuclear iraní, Ali Bagheri, fue nombrado este lunes canciller interino de Irán. "La diplomacia iraní ya tiene un nuevo líder y la misma prioridad: las negociaciones sobre el programa nuclear", comenta Hasni Abidi, director del Centro de Estudios e Investigación sobre el Mundo Árabe y Mediterráneo (Cermam) en X.
"Raisi era el futuro guía. Contaba con el apoyo de todos los componentes del sistema. No es la desaparición del presidente iraní lo que está redibujando las cartas en Irán, es la búsqueda del próximo guía supremo lo que está en juego", agregó.