James Webb revela más secretos y abre nueva era en astronomía | El Nuevo Siglo
Foto NASA
Martes, 12 de Julio de 2022
Redacción internacional con AFP

“CADA imagen es un nuevo descubrimiento y da a la humanidad una visión del universo que no hemos visto”. Con estas palabras, Bill Nelson, administrador de la agencia espacial NASA describió la trascendencia de la labor lograda con el gigantesco ojo escrutador que es James Webb.

“Desde el lunes en la tarde la gente de todo el planeta va a ver las imágenes captadas por este telescopio, y cada imagen enviada es un nuevo descubrimiento", insistió el funcionario al tiempo que enfatizó que, sin duda, se inició una nueva era en la astronomía.

El lunes, James Webb reveló la imagen del universo primitivo más clara hasta la fecha, que se remonta a 13.000 millones de años y, ayer, se publicó una segunda oleada de imágenes, todas a cual más de reveladoras e impactantes.

Una de esas fotos conocidas ayer mostró el vapor de agua en la atmósfera de un lejano planeta gaseoso. La espectroscopia -un análisis de la luz que revela información detallada- sirvió para estudiar el planeta WASP-96 b, descubierto en 2014.

A casi 1.150 años luz de la Tierra, WASP-96 b tiene aproximadamente la mitad de la masa de Júpiter y gira alrededor de su estrella en sólo 3,4 días.

"Hemos visto el efecto de lo que ocurre cuando un planeta y su atmósfera pasan por delante de la estrella, y la luz de la estrella se filtra a través de la atmósfera, y se puede descomponer en longitudes de onda de luz", dijo Knicole Colon, también de la NASA.

"Se ven protuberancias y agitaciones que indican la presencia de vapor de agua en la atmósfera del planeta".

La nebulosa Carina es otros de los objetivos que se están observando y cuya imagen se dará a conocer próximamente. Esta nebulosa se conoce por sus imponentes pilares, entre los que se encuentra la "Montaña Mística", un pináculo cósmico de tres años luz de altura capturado en una imagen icónica por el Hubble, el telescopio anterior al Webb.

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Una impresionante toma publicada por la Casa Blanca el lunes mostró miles de galaxias y algunos de los objetos más distantes jamás observados. Se definió como la "imagen infrarroja más profunda y nítida del universo primitivo".

Plagada de puntos de luz de varios tamaños muestra las primeras galaxias formadas poco después del Big Bang y presenta objetos de luz tenue que nunca habían sido observados. Es un día "histórico", celebró el presidente Joe Biden durante la presentación en la Casa Blanca.

El potente telescopio pudo ver miles de galaxias por sus capacidades infrarrojas, pues al mismo tiempo atravesaba las nubes de polvo cósmico y detectaba la luz proveniente de las primeras estrellas, que se ha expandido en longitudes de onda infrarrojas conforme lo ha hecho el universo.

Conocido como el Primer Campo Profundo del Webb, mostró el cúmulo de galaxias SMACS 0723. Este actúa como una lente gravitacional, desviando la luz de las galaxias más lejanas que se encuentran detrás de él hacia el observatorio, en un efecto de aumento cósmico.

Las reveladas este martes se constituyeron en otro evento muy esperado por los entusiastas del espacio que, al igual del resto del mundo, se declararon impresionados por su belleza. También sirvieron de referencia que los astrónomos determinaran el poder de los instrumentos científicos a bordo.

Una de ellas fue el Quinteto de Stephan bajo una nueva luz. Este enorme mosaico es la imagen más grande de Webb hasta la fecha, y cubre aproximadamente una quinta parte del diámetro de la Luna. Contiene más de 150 millones de píxeles y está construida con casi 1.000 archivos de imágenes individuales.

La otra, muy impresionante por su belleza y composición es el paisaje de “montañas” y “valles” salpicados de estrellas brillantes que es en realidad el borde de una región cercana y joven donde se forman estrellas, llamada NGC 3324, en la Nebulosa de Carina. Esta imagen, capturada en luz infrarroja revela por primera vez regiones de nacimiento estelar que antes eran invisibles. 

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Llamados precipicios cósmicos, la imagen aparentemente tridimensional de Webb se asemeja a montañas escarpadas en una noche iluminada por la Luna.

Con las imágenes del Webb, los expertos podrán empezar a interpretar los datos recopilados. Esa etapa será el punto de partida de años de investigación que se antojan emocionantes. 

 

Otros mundos

El Webb también le ha hecho una espectroscopía -análisis de luz que revela información detallada- a un gigante planeta gaseoso llamado WASP-96 b, descubierto en 2014.

A unos 1.150 años luz de la Tierra, WASP-96 b tiene cerca de la mitad de la masa de Júpiter y gira alrededor de su estrella en solo 3,4 días.

Los exoplanetas, que orbitan alrededor de una estrella diferente a nuestro Sol, también son un área principal de investigación de este gran ojo escrutador.

Desde 1995, se han descubierto alrededor de 5.000 exoplanetas, pero siguen guardando muchos misterios. El Webb intentará brindar información que permita estudiar su atmósfera y determinar si pudieran ser habitables o aptos para desarrollar vida.

Lanzado en diciembre de 2021 desde la Guayana Francesa sobre un cochete Ariane 5, el telescopio James Webb orbita al Sol a una distancia de 1,6 millones de kilómetros de la Tierra, en una región del espacio conocida como el segundo punto de Lagrange.

Permanece en una posición fija en relación con la Tierra y el Sol, con una necesidad mínima de combustible para las correcciones de rumbo. 

Considerado una maravilla de la ingeniería, el costo total del proyecto se estima en 10.000 millones de dólares, lo que lo convierte en la plataforma científica más costosa jamás construida, solo comparable con el Gran Colisionador de Hadrones de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN).

El espejo primario del telescopio tiene más de 6,5 metros de ancho y está formado por 18 segmentos de espejo recubiertos de oro. Al igual que una cámara sostenida en la mano, la estructura debe permanecer lo más estable posible para lograr las mejores tomas.

Gracias a que tuvo un lanzamiento eficiente, la NASA estima que el propulsor del Webb puede tener una vida útil de 20 años, tiempo en el que trabajará junto a los telescopios Hubble y Spitzer para responder las preguntas fundamentales del cosmos.