La paz ruso-ucraniana: un complejo ajedrez | El Nuevo Siglo
Vodolimir Zelenski y Vladimir Putin, presidentes de Ucrania y Rusia, respectivamente./Archivo AFP
Viernes, 14 de Febrero de 2025
Redacción internacional con AFP

TREMORES en la geopolítica mundial se sienten desde el regreso a la Casa Blanca del republicano Donald Trump quien lo expresó en su discurso presidencial quiere implementar el “sentido común” en la política y trabajar intensamente como un pacificador, lo que dijo sería un legado muy orgulloso.

Con ese objetivo en la mira ha presentado propuestas tan audaces como arriesgadas, muchas de las cuales fueron rechazadas de plano, para una de sus grandes promesas de campaña: acabar con las guerras. Específicamente a la respuesta militar legítima de Israel contra el movimiento islamista Hamás -calificado como terrorista- tras los mortíferos ataques al sur de ese país, logrando hasta ahora que se mantenga una primera etapa de tregua que ha permitido el intercambio de rehenes por presos palestinos, así como el conflicto ruso-ucraniano que este 24 completa tres años.

Ante la incredulidad de sus detractores y acompasando su estrategia con la avanzada de altos funcionarios de su gabinete en citas claves, Trump logró, tras dos prolongadas conversaciones telefónicas, el compromiso de sus pares de Rusia y Ucrania, Vladimir Putin y Volodimir Zelenski, de iniciar “negociaciones” inmediatamente para lograr una paz “estable y duradera”.

A la par de ello, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessant viajó a Kiev para entregar a Zelenski un acuerdo de asociación económica; el jefe del Pentágono esbozó en Bruselas a los países miembros de la Otan las líneas rojas de Estados Unidos sobre esa organización militar trasatlántica y Ucrania.

Y, el viernes, en la antesala de la Conferencia sobre Seguridad de Múnich, que será dominada por ese tema, el vicepresidente JD. Vance se reunió con Zelenski para reiterarle que lo que busca Estados Unidos es lograr “una paz duradera, no el tipo de paz que acabará con Europa del Este en conflicto dentro de un par de años".

Ucrania no deja de reclamar una "paz justa", así como garantías de seguridad por parte de Europa y Estados Unidos en forma de envío de tropas que garanticen el mantenimiento de la paz.

Vance insistió en que están dispuestos a presionar a Rusia para que ponga fin a su guerra de tres años contra Ucrania y aseguró a los europeos que "por supuesto" tendrán su parte en las negociaciones. Sin embargo, también recordó a las potencias europeas que tendrán que asumir mayores responsabilidades en la Otan para compartir el peso de la Defensa del continente.

Y, en esa línea insistió en el pedido del inquilino de la Casa Blanca de que Europa debe subir el gasto militar. "Nos parece importante que los europeos hagan un mayor esfuerzo mientras Estados Unidos se centra en zonas del mundo que corren grandes peligros", dijo Vance, quien calificó a su presidente de "nuevo sheriff".

También dejó claro que no se enviarán soldados de Estados Unidos a Ucrania, e hizo saber que no le parece realista que este país se una a la Otan.

Según Timothy Ash, profesor de estudios europeos en Oxford, el mensaje de la Casa Blanca a Europa "es muy claro sobre Ucrania: es su problema. Nosotros los ayudaremos a cerrar un acuerdo con Rusia, pero recae en ustedes asegurar su cumplimiento".

Al abrir la conversación con Vladimir Putin, el presidente norteamericano Donald Trump ha roto el statu quo. Y su sugerencia de tener un encuentro personal en un tercer país, que insinuó fuera Arabia Saudita, recibió una respuesta favorable.

"El Reino expresa su satisfacción por acoger la cumbre en Arabia Saudí y reafirma sus continuos esfuerzos para lograr una paz duradera entre Rusia y Ucrania", manifestó en un escueto comunicado oficial la cancillería saudí.

Negociación compleja, pero…

De las anunciadas negociaciones solo se sabe, por ahora, que serán entre los tres presidentes (Putin, Zelenski y Trump), tal cual lo confirmó el mandatario republicano. De antemano, se vislumbran complejas por las exigencias de cada parte y sus opuestas posiciones.

Sin embargo, hay esperanza de que lleguen a buen término, logrando inicialmente un alto el fuego, tal cual se está registrando en el otro conflicto de interés global, el de Israel y Hamás.

La expansión de la Otan al este con un posible ingreso de Ucrania, argumento ruso para iniciar la invasión de hace tres años, la delimitación de fronteras y el “día después”, es decir las garantías de seguridad para que un conflicto como éste no se repita, son los tres grandes temas sobre la ‘mesa’ a instalar.

En cuanto al primer ítem, vale recordar que Ucrania considera la Alianza atlántica como la piedra angular de su seguridad. Kiev aspira a ser miembro, para estar bajo el amparo del artículo 5 del tratado, que prevé una asistencia de los demás estados en caso de agresión.

Hasta ahora, los países miembros han apoyado esa ambición, pero en un futuro más o menos lejano. El propio Trump se pronunció el miércoles sobre el tema, y ​​dijo que dicha adhesión no le parece realista.

Moscú considera como una línea roja la integración de Ucrania a la Otan, y de cualquier otro país que considere como parte de su zona de influencia.

guerra en ucrania
La guerra entre Rusia y Ucrania cumple este 24 de febrero, tres años./Archivo AFP

En diciembre de 2021, semanas antes de la invasión, Moscú envió a Estados Unidos y a la esa Organización militar una serie de reclamaciones que presentó como "garantías de seguridad" necesarias. Sus demandas incluían la prohibición de que Ucrania y otros países de la extinta Unión Soviética se unieran a esa alianza militar, así como una retirada de tropas y armamento desplegados por la misma en los países que se le unieron después de mayo de 1997.

Dicha cláusula incluye tanto a los estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) como a Polonia, así como a Rumanía y Bulgaria.

Las principales exigencias fueron rechazadas en enero de 2022 y, un mes más tarde, el 24 de febrero, Moscú lanzó la invasión.

Otro tema difícil a negociar serán los territorios. Ucrania quiere recuperar las fronteras internacionalmente reconocidas del año 1991, tras la caída de la URSS. Eso implicaría que Moscú renunciaría a cinco regiones anexionadas: la península de Crimea, desde 2014, y las provincias reivindicadas por Putin desde 2022 y ocupadas a niveles diversos: Donetsk, Zaporiyia, Jersón y Lugansk, esta última controlada prácticamente en su totalidad por Moscú.

Kiev reconoce la necesidad de negociar, pero su objetivo sigue siendo recuperar la integridad territorial y la soberanía plena.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, habló esta semana de un posible "canje" de territorios, lo que permitiría a su país sacar provecho de los cientos de km2 ocupados desde el pasado agosto en la región fronteriza rusa de Kursk.

El Kremlin por su lado mantiene una posición de máximos: quiere el control de las cinco regiones en cuestión en su totalidad, y no sólo las zonas actualmente ocupadas.

En cuanto a un intercambio en el que entre la zona de Kursk, la presidencia rusa dijo que no es una opción, y que su objetivo es echar de allí a las fuerzas ucranianas.

En suspenso queda también el futuro de la región ucraniana de Járkov, que aunque parcialmente ocupada por Rusia, no ha reivindicado su anexión.

Estados Unidos hizo saber que le parece irrealista un regreso a las fronteras previas a 2014, el año en que Rusia tomó y se anexionó la península de Crimea.

Finalmente, respecto a presencia de tropas extranjeras para garantizar una paz duradera, Estados Unidos dejó en claro que garantizar la seguridad de Ucrania tras un alto al fuego con Rusia es responsabilidad de los europeos.

En una muestra más de sus posiciones contrarias, Zelenski pide que se desplieguen al menos 200 mil soldados de la Otan en sus fronteras, lo que de plano fue rechazado por Rusia que considera a esa organización una amenaza “existencial” y a su seguridad.

Como se evidencia hay desconfianza mutua y un fuerte pulso de poder. Sin embargo, el hecho de que ambos mandatarios hayan dado un primer sí a explorar posibilidades de paz a su par estadounidense es una primera jugada en firme en este complejo ajedrez, donde no las inevitables concesiones no deben ser interpretadas como rendiciones