La "revolución" francesa | El Nuevo Siglo
AFP
Domingo, 2 de Diciembre de 2018
Redacción internacional con AFP
Señalan a agitadores profesionales, a la izquierda radical y a la extrema derecha de infiltrarse en las protestas de los “chalecos amarillos” para generar caos y violencia, como la del sábado

 

HACE menos de 20 días apareció un pequeño grupo de personas en el centro de París que usando como distintivo un chaleco comenzaron a protestar por el aumento de los impuestos a los combustibles. Con el paso de los días y el poder de las redes sociales, el movimiento ciudadano no solo creció en militantes, sino que se extendió por parte del país.

Hasta ahí, todo parecía normal y el apoyo a este espontáneo grupo, que no tiene estructura ni dirigentes, fue aumentado en la sociedad francesa. Sin embargo, con el paso de los días se pasó de los carteles y los gritos a una violencia impensable, especialmente en París, lo que ha derivado en una grave crisis social y política.

Gran parte de los franceses piensan que la jornada de caos que se registró en varias ciudades del país no se puede achacar a los “chalecos amarillos” (en realidad son verdes), sino que personas desadaptadas, aprovechando la protesta, se infiltraron en la misma para generar los desmanes.

Sin embargo es muy difícil determinar, según las autoridades, si los protagonistas de la violencia y el caos del sábado son militantes aguerridos, “chalecos amarillos” indignados o pequeños delincuentes, ya que son perfiles muy variados y, por tanto, no se puede generalizar.

Tras las escenas de caos en varios barrios de la capital francesa, el ministro del Interior, Christophe Castaner, denunció una “estrategia organizada por profesionales del desorden, profesionales de los destrozos”.

“No son chalecos amarillos, los utilizan para camuflarse. Son únicamente agitadores que vinieron para confrontarse con las fuerzas de seguridad”, declaró su secretario de Estado, Laurent Nuñez.

En los barrios acomodados de la capital francesa, en los que se instaló un ambiente insurreccional, la realidad no resultó tan sencilla, según comprobaron periodistas de diversos medios de comunicación.

Además de los habituales agitadores urbanos, también participaron en las degradaciones miembros de los “chalecos amarillos” que se enfrentaron con las fuerzas de seguridad y ellos mismos construyeron barricadas para detener su avance.

Muchos de ellos eran personas de unos 30 años, procedentes de todo el territorio francés, equipados con gafas para esquiar y máscaras protectoras, no muy politizados pero dispuestos a cometer actos violentos para protestar contra la política del gobierno francés.

No obstante, algunos otros miembros de los “chalecos amarillos”, entrevistados por la AFP, sí que condenaron los disturbios, ya que consideran que perjudican su causa.

Según fuentes policiales, a su lado también había militantes mucho más experimentados, procedentes tanto de la izquierda radical como de la ultraderecha, y que pretendían hacer frente a las fuerzas de seguridad.

La mayoría de ellos tenían experiencia en confrontaciones con la policía o en técnicas para incendiar barricadas o vehículos.

Cuando la policía lanzaba granadas lacrimógenas, daban consignas a los manifestantes de que no tuvieran miedo y de que no “empezaran a correr”.

La izquierda radical estaba presente en el cortejo, así lo reflejan numerosas proclamas anticapitalistas que gritaron los manifestantes y las pintadas en varias vitrinas del acrónimo ACAB (All Cops Are Bastards, “todos los policías son unos bastardos”), un eslogan utilizado habitualmente por la extrema izquierda.

Grupúsculos ultraderechistas, como Acción Francesa o Bastión Social, también participaron en las protestas. Además, pequeños grupos de delincuentes cometieron altercados en la Plaza de la Bastilla o en la zona de los Campos Elíseos, donde saquearon una tienda e incendiaron una moto.

El procesamiento judicial de las 378 personas que fueron detenidas servirá para conocer con mayor detalle el perfil de aquellos manifestantes implicados en los incidentes violentos del sábado.

Cero tolerancia

El presidente Emmanuel Macron lideró ayer una reunión de urgencia del Ejecutivo, un día después de una jornada de caos en toda Francia para hallar una respuesta a un movimiento que parece escapar a cualquier control, pero anticipó que habrá severos castigos para los responsables.

“Habrá que analizar la jornada de ayer (sábado) y habrá medidas que pueden ser tomadas para que no se instale en el país un ritual, y que no ocurra todos los sábados lo que vivimos ayer” dijo el portavoz del gobierno Benjamin Griveaux a BFMTV.

El ministro del Interior, Christophe Castaner, no descartó por su parte la posibilidad de decretar el estado de emergencia.

El sábado, cuando aún ardían automóviles en París, Macron declaró desde Buenos Aires que “no aceptará jamás la violencia”, que “nada tiene que ver con la expresión de una legítima cólera” de los “chalecos amarillos”, que globalmente protestan contra el precio de los carburantes y la pérdida de poder adquisitivo.

“Los responsables de estos disturbios no quieren un cambio, no quieren ninguna mejora, quieren el caos. Serán identificados, y llevados ante la justicia”, insistió Macron.

Sin embargo, la oposición francesa y una parte de los “chalecos amarillos” pide ante todo un “gesto” al gobierno, como aplazar o congelar el aumento de las tasas a los carburantes.

Un total de 136.000 personas participaron en el tercer sábado de protestas organizadas en el conjunto del territorio francés por los “chalecos amarillos”, lo que representa un aumento en el número de manifestantes respecto a las protestas de la semana anterior, en las que participaron 106.000 personas, según cifras del gobierno francés.

Los disturbios, de una magnitud inédita en París, causaron 133 heridos -entre ellos 23 de las fuerzas de seguridad- y 378 personas fueron detenidas, según un balance oficial divulgado ayer.

También se produjeron incidentes en el resto del territorio francés.  En el sur del país, en Toulouse, 57 personas resultaron heridas, entre las cuales había 48 agentes de policía, mientras que en Arles, el sábado por la noche falleció un motorista al golpearse con un camión durante un atasco originado por un bloqueo de los “chalecos amarillos”.

Se trata de la tercera muerte relacionada con las protestas del movimiento de los “chalecos amarillos”, después de que falleciera una manifestante al ser embestida por un vehículo el 17 de noviembre durante el corte de una carretera en los Alpes y otro motorista pereciera al chocar contra un camión, dos días más tarde en la Drome, cerca de Lyon.

Ayer,  en una tribuna en el Journal du Dimanche, un grupo de diez “chalecos amarillos libres”, portavoces de una “cólera constructiva” exhortaron a “salir de la crisis”.

Tras condenar “cualquier tipo de violencia” se declararon dispuestos a un diálogo con el gobierno, aunque plantearon varias reclamaciones: un gran debate sobre la fiscalidad con la participación de los ciudadanos, la organización de “referendos regulares sobre las grandes orientaciones sociales del país” o una “conferencia social nacional”./Redacción internacional con AFP