Legislativas en Italia: la paradoja de la antipolítica | El Nuevo Siglo
Foto AFP
Domingo, 4 de Marzo de 2018
Pablo Uribe Ruan @UribeRuan
Los extremos aparecen como favoritos en las elecciones en Italia: fascistas y antisistema. Pese a estar inhabilitado, Silvio Berlusconi vuelve a la política, mientras la Unión Europa celebra su regreso. Y, Renzi, un derrotado en el referendo de 2016, también se reencaucha. Pero ninguno seduce a los jóvenes. ¿Qué va pasar este domingo?

_______________________

ITALIA es una paradoja. Mientras que celebra la vida en el hecho más puro y cotidiano –como comer- , vive abrumada en una nostalgia que en portugués llaman saudade, pero en italiano es simplemente: la vida. Estos extremos, indivisibles y armoniosos, hacen que el escenario político sea, por ejemplo, la unión de ambas cosas, algo así como una parodia.

Este domingo, bañada en nieve, Italia celebra las elecciones más inciertas “de las últimas décadas”. Europa tiembla -no sólo del frío-, sino que, aupada por la historia, sabe que el fascismo surgió allí, como la expresión popular de un estado generalizado de descontento con el sistema; lo mismo que ahora.

Los partidos, ante esta inescrutable realidad, han acudido a la vieja fórmula: lanzar alegorías demagógicas, que ahora llaman populismo. Irresponsablemente, dicen que van a bajar la edad de las jubilaciones; también, que el problema son los migrantes, aunque algunos de ellos reivindiquen su pasado imperial y todo lo que conlleva éste: el Imperio Romano, el más mezclado de todos.

Silvio Berlusconi (el Cavaliere) y Matteo Renzi vuelven a la política. Ambos han sido víctimas del sistema político y de sus propias convicciones. Lejos de ser un ejemplo, pero capaz de convencer a las masas, el primero aterriza de nuevo, tras ser revocado, además de enfrentar numerosos procesos judiciales. No importa, ahí está. Una paradoja.

Renzi, también, vuelve. Después de perder el referendo en 2016, que buscaba modificar el federalismo extremo en Italia, algunos pensaron que, como David Cameron tras el Brexit, se iría con su esposa a vivir en un pueblo de La Toscana y montaría una trattoria, preocupado por la poca maduración de sus tomates, que por los ataques de Grillo o Berlusconni.

Pero no. Los dos volvieron y los acompañan un número importante de partidos, en su mayoría de derecha. El Movimiento 5 estrellas, antes liderado por el comediante Bepe Grillo- y ahora dirigido por “el adolescente” Luigi Di Magio, enciende el ambiente con un discurso anti europeísta, antisistema, aunque moderado por el interés de captar el voto de centro, a diferencia de las elecciones pasadas, en las que Grillo despotricaba contra el sistema.

El Movimiento 5 estrella es, hoy, un movimiento indefinible. Con Di Magio a la cabeza, intenta moderar su discurso, pero sigue reivindicando posiciones antisistémicas, que, la experiencia lo dice, fracasan en escenarios de gobierno, como lo que le está pasando a Virginia Raggi, alcaldesa de Roma.

Además de este partido, que lidera la intención de voto en las encuestas (30%), la derecha agrupada en una coalición antinmigración, busca con esta alianza lograr la mayoría que exige la nueva ley electoral, pero las diferencias entre Berlusconi, Matteo Salvini y los ultraderechistas aún generan dudas de una eventual alianza de gobierno.

Entre la vuelta de Berlusconi, la mofa de Cinco Estrellas y el regreso, en silencio, de Renzi, Italia vota hoy por el Parlamento con la convicción de que tendrá, en menos de un respiro, otro Ejecutivo, que será otro más. En 70 años, ha tenido 64 Ejecutivos: un récord mundial, comparable con la inestabilidad política del Ecuador pre-Correa.

Ni Fó los salva de la abstención

El chiste, con tinte revanchista, no ha sido capaz de atraer a los jóvenes. El partido de Grillo y la derecha se han quedado cortos en propuesta o simplemente no son capaces que esta población vote.

La abstención, según el instituto de investigación Demopolis, es del 47%, una cifra muy alta en Europa. Este fenómeno tiene numerosas explicaciones. Una de ellas, la más fuerte, es una desconfianza por la política tradicional, no en términos de partidos -5 estrellas, la Liga del Norte y otros partidos son relativamente nuevos- sino en la política como conducto para representar los intereses de los ciudadanos.

Ante estos malos números en los jóvenes, los partidos han renunciado a incluirlos dentro de sus propuestas. “El país da preferencia a los ancianos; son más y son los que votan”, señala Alfonso Giordano, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Luis, a El País de España.

En Europa, a diferencia de América Latina, hay más personas mayores de 60 años que jóvenes. Los partidos, por tanto, proponen, desde miradas diferentes, una reforma laboral y unos lineamientos más claros con la migración, que ya llega a 600.000 personas.

iTALIA

En un sondeo hecho por el periódico La Reppublica, de Roma, el 71% de los italianos respondieron que el tema que más le preocupa es la “presencia elevada” de extranjeros. Encallada en la mitad del Mediterráneo, Italia recibe miles de personas que huyen de Medio Oriente y África, cobijados por políticos a favor de ellos que han impulsados los gobierno de Matteo Renzi y Paolo Gentiloni.

Los partidos, aprovechando el desespero que causa la llegada masiva de migrantes, también le han apuntado a otro punto álgido: la reforma laboral de 2011. En ese año, se decretó una ley que eleva la edad de jubilación de manera progresiva, algo que todos, antisistema, derecha, izquierda, quieren derogar, pero fiscalmente hacerlo sería muy irresponsable, dicen los expertos.

Panoramas

Dicen sondeos y analistas que ningún partido tiene la posibilidad de sumar el 40% de los votos para gobernar en solitario. Este escenario los obliga a conformar coaliciones que del lado de la derecha son más posibles, ante la enemistad que genera el discurso antisistema del Movimiento Cinco Estrellas.

Algunos analistas explican que la nueva ley, expedida en noviembre, busca favorecer las coaliciones, ya que Italia es una democracia parlamentaria que favorece el consenso entre partidos, antes que el gobierno de un partido hegemónico.

Más escépticos, otros consideran que el propósito de esta ley es frenar al Movimiento Cinco Estrellas, que encabeza la intención de voto y que no es proclive a aliarse con otras colectividades, “manchadas” por la corrupción y la mala política.

Frente a un escenario en el que ninguno va lograr las mayorías, la coalición más posible es liderada por el partido de Berlusconi, la Liga del Norte, que ha convocado otras fuerzas de derecha como Forzza Italia, de Matteo Salvini, y los Hermanos de Italia, una agrupación de ultra derecha envuelta en varios casos de violencia contra migrantes.

Joven y fiel opositor a Renzi, Matteo Salvini ha dicho que expulsará a medio millón de inmigrantes e impedirá que los barcos (las pateras) lleguen a las costas italianas, donde son salvados por las autoridades italianas. Como la mayoría de radicales de derecha, es un escéptico de la Unión Europa, a la que culpa de los males económicos de su país.

Los fascistas, poco a poco, se han ido sumando a esta coalición, que aún no ha sido conformada, por la intención de Berlusconi de distanciarse de los extremos, para ganar en el centro. Paradójicamente, la Unión Europea (UE) hoy lo ve como el salvador de la institucionalidad italiana, ante el auge del populismo antisistema y de derecha.

Entre los ultra radicales hay un partido que ha sonado los últimos meses: CasaPound. Fundado con el apellido de un fascista norteamericano, este grupo reverencia a Benito Mussolini y sus miembros hacen el saludo romano en cada manifestación, pese a las limitaciones legales. Este partido, junto a Fuerza Nueva -otros radicales- eventualmente lograría un asiento en el Parlamento, algo inusual en una Italia que borró el fascismo de la política.

Como en Alemania, el neofascismo está en auge. Electoralmente, CasaPound logró el 9,1% de los votos en las elecciones en una ciudad de Lazio, estado de Roma. Esta tendencia también se ha dado en otros lugares, como Mantua y Lampedusa.

Un informe publicado por el parlamento italiano en 2017, reseñado por el periódico El Mundo, de España, y presentado por la Asociación Lunaria, reportó que en Italia se presentaron un total de 1.483 casos de violencia racista y de discriminación ocurridos “entre el 1 de enero de 2015 y el 31 de mayo de 2017”. Entre enero de 2007 y abril de 2009, dice el diario, “sólo se habían contabilizado 319 agresiones de este tipo”.

Inestabilidad

Una vez más, esta noche Italia dirá: inestabilidad. Una característica pura y cotidiana de su sistema político, que, aparentemente, deja en manos de un partido antisistema y un expresidente inhabilitado, Berlusconi, su futuro.

La derecha tiene más posibilidades que una izquierda dormida y un movimiento antídoto, que, al final, puede jugar a la institucionalidad, llamando a Renzi para gobernar.