Llantos y pocas certezas en el caso Kavanaugh | El Nuevo Siglo
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Jueves, 27 de Septiembre de 2018
Redacción internacional con AFP

Las lágrimas fueron las protagonistas de la audiencia citada en Washington, este jueves, para escuchar los testimonios del juez Brett Kavanaugh y Christine Blasey Ford, quien lo acusa de haberla intentado violar en 1982, cuando estaban en los últimos años del colegio.

Nominado a la Corte Suprema de Justicia por Donald Trump para lograr una mayoría conservadora, Kavanaugh declaró en un testimonio de 40 minutos que es inocente y aclaró que por ningún motivo retirará su candidatura, hoy en manos de la Comisión Judicial del Senado que investiga sus presuntos actos de acoso sexual en contra de Ford y otra mujer.

“Todo este esfuerzo de dos semanas ha sido un golpe político calculado y orquestado, alimentado por la ira reprimida sobre el presidente Trump en las elecciones de 2016”, dijo el citado, con una furia pocas veces vista en una citación de este tipo en Estados Unidos.

Las elecciones de medio periodo (Midterm elections) en noviembre se han vuelto un escenario de numerosas acusaciones entre los demócratas, buscando conseguir mayorías en el Congreso, y los republicanos, que dominan ambas el Senado y la Cámara de Representantes.

Kavanaugh dice ser víctima de la estrategia demócrata para llenar de escándalos a los republicanos. Esta tesis, que la comparte la mayoría del GOP (forma para llamar al partido republicano), también es compartida por el presidente Trump, quien después de su aparición en las Naciones Unidas ha dicho que se dedicará exclusivamente a desmentir cualquier acusación y hacer campaña para que su partido mantenga las mayorías.

Dos mujeres lo acusan de agresión sexual. Aparte de Ford, quien dice que la agresión sexual se cometió en una fiesta estudiantil en 1982, Deborah Ramírez acusó al juez de frotarle los genitales en la cara cuando estaban en la Universidad de Yales. Otra mujer, Julie Swetnick, también ha expresa que lo vio cometiendo abusos sexuales.

“Vi a Brett Kavanaugh beber excesivamente en muchas de estas fiestas y lanzarse en conductas de abuso y comportamientos agresivos hacia las chicas, incluyendo tocamientos e intentos de sacarles la ropa o arreglarla para exponer las partes privadas de las chicas”, dijo Swetnick.

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Ford

Ante la misma comisión que la interrogó, Blasey Ford aseguró que Kavanaugh intentó violarla en una fiesta de estudiantes. “Yo creí que me iba a violar”, dijo la académica experta en trauma, de quien sólo se conocía una foto con gafas de sol.

Vestida con un traje azul oscuro, Ford lucía unos lentes que escondían unos ojos pequeños que, sin embargo, demostraban nerviosismo. Poco acostumbrada a las cámaras, la presuntamente agredida rindió un testimonio que en ocasiones parecía sólido y en otros perdía credibilidad. Al igual que Kavanaugh, su voz patinó entre la angustia y el desespero, haciendo la audiencia un escenario particularmente trágico.

En el momento en que la fiscal encargada del caso le preguntó qué tan segura estaba de que Kavanaugh había sido su agresor, dijo: “De la misma forma que estoy segura de que estoy hablando con usted ahora”.

 

¿Y, ahora?

Estados Unidos parece quedar más dividido después de la audiencia de Kavanaugh. Los republicanos confían plenamente en su inocencia, mientras que los demócratas han confirmado, con la aparición de Ford, que su pasado está lleno de episodios sexuales que ponen en entredicho su legitimidad como juez.

En una encuesta revelada por National Public Radio (NPR), los estadounidenses dejaron claro que las opiniones sobre este caso siguen divididas. Según el sondeo, el 59% de todos los norteamericanos cree que no debe seguir nominado algo cargo, pero el 54% de los que se consideran republicanos dice que sí debe continuar.

La nominación de Kavanaugh significa mucho en Estados Unidos. No sólo porque ha abierto un debate en torno a un supuesto intento de violación de un eventual funcionario público, sino que también de ser confirmado dejaría en manos de los conservadores la Corte Suprema, algo que rechazan todos los demócratas.

Nombrado magistrado de la Corte, Kavanaugh tendría con la mayoría conservadora una agenda en la Corte desligada del progresismo de algunos grupos que han dominado la corporación. “Si los republicanos obtienen a Kavanaugh en el tribunal superior, es probable que la izquierda estadounidense sea empujada al desierto constitucional durante al menos una generación”, escribe The New Republic.

Por ahora, los demócratas confían en bloquear a Kavanaugh en el Comité que estudia sus presuntas desviaciones sexuales, pero se rumora que el juez saldrá inmune de este caso y podrá ser elegido por el Congreso de mayoría republicana. La decisión de este grupo no tiene efectos vinculantes, pero una posición negativa puede tener efectos en la elección en el Congreso.

En el comité, los republicanos tienen una mayoría de 11 contra 10. Eso quiere decir que si un republicano se voltea, el Comité enviará la nominación de Kavanaugh con una recomendación negativa.

Los conservadores norteamericanos siempre han sabido que manejar la Corte significa marcar el camino doctrinario del país. Desde Dwight Eisenhower han mezclado la política con la justica logrando desde entonces dominar la corporación más veces que los demócratas.

Para los republicanos sería una victoria sin antecedentes tener cinco jueces en la Corte. Antes, consecutivamente, habían logrado tener mayorías, pero estas no eran claramente conservadores. Con Kavanaugh, por fin lo lograrían, escribiendo una nueva historia jurisprudencial en Estados Unidos.