Los manifiestos o texto fundacionales dicen mucho de un grupo terrorista. El “Pacto Original” de Hamás, publicado el 18 de agosto de 1988, un año después de su fundación, menciona explícitamente lo que piensa esta organización terrorista sobre Israel, al que no ve como un estado legítimo y, por tanto, que deber ser eliminado por la vía militar, con crímenes de guerra como los cometidos el sábado pasado. “Israel existirá y seguirá existiendo hasta que el Islam lo borre, igual que borró a otros antes que él”, dice el artículo 2.
Esta idea se desprende de los 36 artículos del “Pacto Original” que representa la doctrina de Hamás y sus acciones políticas, religiosas y militares en estos 35 años de existencia. Sobre el conflicto con Israel por la Tierra Santa, estipula que la “destrucción completa de Israel como condición esencial para la liberación de Palestina y el establecimiento de un Estado teocrático basado en la ley islámica (Sharia)”, hasta el “desprecio deliberado y la desestimación de cualquier solución negociada o arreglo político de las reivindicaciones judías y musulmanas sobre Tierra Santa.
Visto esto, el ataque perpetrado por un comando yihadista el sábado pasado en territorio israelí contra más de un millar de civiles, que ha desembocado en una guerra con Israel, va en línea con la “ideología genocida” de Hamás, forma como la califica el escritor y analista en Medio Oriente, Bruce Hoffman.
“Lo que ocurrió el sábado está completamente en consonancia con las metas explícitas y los objetivos declarados de Hamás. De hecho, fue la realización incipiente de las verdaderas ambiciones de Hamás”, escribe en The Atlantic.
Orígenes
Hamás no puede ser comparado con el Estado Islámico ni Al Qaida. Aunque todos creen en la yihad, esta organización terrorista es más antigua y basa su doctrina fundacional en los Hermanos Musulmanes, movimiento político que surgió en Egipto en los años 1920, que siempre ha creído en la Sharia y ha sido varias veces declarado ilegal en ese país por su fundamentalismo religioso. Por dos décadas, Egipto gobernó Gaza, hasta la guerra de 1967 cuando Israel tomó el control de la región.
En sus inicios, que datan de 1936, Hamás fue un movimiento político y social -no se llamaba así- que hacía parte de la Hermandad Musulmana y la Hermandad Palestina, con la que buscaba con otros grupos (Organización de Liberación Palestina y Al Fatah) unir fuerzas para luchar por la causa palestina o el reconocimiento del estado palestino.
En los años de la ocupación egipcia nacieron los fedayines, palestinos que lanzaban ataques esporádicos contra Israel. Más tarde, en Irán, los ayatolás impusieron un régimen teocrático a través de las armas en 1979, al mismo tiempo que iban apareciendo grupos yihadistas en Afganistán y Pakistán. Todos estos factores incidieron en que Hamás pasara a convertirse en una organización política de resistencia armada, en 1987, basada en los preceptos del jeque Izzidin al-Qassam, que inspiró la creación de las Brigadas Mártires Izzidin al-Qassamx.
Como cuenta el libro “Hamás, pensamiento político y práctico” (traducción inglés a español), escrito por Khaled Hroub, del Institute for Palestinian Studies, la lucha armada se vuelve central en Hamás y se pone de manifiesto en la primera intifada -levantamiento contra Israel- de 1987, en la que el grupo escribe el “Pacto Original” con el que da a conocer las bases de su movimiento.
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Hamás ha promovido dos intifadas (1987-2012) y habituales operaciones militares contra Israel que lo han obligado reconstruir sus tesis territoriales, políticas y militares, y a desafiar a la Organización de Liberación Palestina (OLP), grupo político que ha buscado siempre la solución de los dos estados con Israel, y hoy gobierna en Cisjordania con Mahmud Abbas. Es decir, que reconoce la legitimidad de Israel como Estado y, por tanto, sujeto del reconocimiento de una parte de la Tierra Santa, posición que la organización yihadista nunca ha reconocido.
En 2017, Hamás publicó un nuevo documento en el que reinterpreta, pero sobre todo reafirma, varios aspectos del Pacto Original de 1988. Entre ellos, reitera que Palestina -o el Estado palestino islamista- comprende todo el territorio donde hoy está Israel más Cisjordania y Gaza, y afirma que la organización terrorista ya no es antijudía” sino “antisionista”. Intenta por esta vía dejar claro que su objetivo es territorial, no religioso, y por ello ataca al sionismo como expresión territorial de los judíos asentados en Israel -y quienes los apoyan- diferenciándolos de los judíos en general.
OLP, otra visión
La causa palestina no se reduce a Hamás, vale aclarar. Varias organizaciones políticas hacen parte de ella y uno de las más representativas desde hace 100 años ha sido la OLP, que tuvo su momento de mayor auge durante Yasser Arafat, a quien esa misma organización terrorista intentó asesinar.
Entender las diferencias de enfoque entre la OLP y Hamás permite matizar y comprender que el conflicto entre Israel y Palestina ha tenido toda una serie de acuerdos y resoluciones que, con la guerra, pueden perder vigencia o ser, por el contrario, la base de futuros acuerdos.
El Consejo Nacional Palestino, del que hace parte como partido político principal la OLP, ha firmado con Israel los acuerdos de Oslo (1993) y Cairo (1994) y varias resoluciones respaldada por las Naciones Unidas con el objetivo de que se reconozca a Palestina como un estado independiente a cambio de que los palestinos igualmente reconozcan que Israel también tiene derecho a ser un Estado. Es lo que se llama la “solución de los dos estados”.
Hamás nunca ha estado de acuerdo con estos reconocimientos. Incluso ha dejado de reconocer la autoridad del Consejo Nacional Palestino (CNP), elegido en elecciones democráticas, por considerarlo servil a los intereses de Israel. “La posición de Hamás era que el CNP, tal como estaba constituido en el momento en que se adoptó la aprobación, no tenía autoridad para adoptar una decisión tan fatídica en nombre del pueblo palestino. En consecuencia, Hamás sostenía que cualquier delegación formada sobre la base de las resoluciones de la Conferencia de Argel era ilegítima y no representaba al pueblo palestino”, dice el académico Khaled Hroub.
Hamás con sus acciones terroristas y crímenes de guerra ha llevado a la causa palestina a enfrentar su mayor crisis, con Gaza como epicentro, una región que padece su fanatismo yihadista.