Bernardo Arévalo quiere que su enemiga acérrima, la fiscal general, dimita antes del 14 de enero, cuando espera asumir como presidente de Guatemala, un país con "narcoalcaldes" y "narcodiputados" debido a "un nivel muy alto de penetración del narcotráfico".
"La toma de posesión el 14 de enero es inevitable", declaró a periodistas en los locales del centro de reflexión Diálogo Interamericano, en Washington.
"En las últimas semanas se ha ido clarificando que no hay otra alternativa", dijo.
Pero es consciente de que "el pacto de corruptos" no se lo va a poner fácil porque "van a seguir usando cualquier medio, construyendo casos, tratando de obstaculizar".
Se refiere a una alianza entre políticos, diputados y empresarios acusados de promover la impunidad, y en ella incluye a la fiscal general Consuelo Porras, quien emprendió una cruzada contra su partido, Semilla.
El socialdemócrata, ganador de las elecciones en agosto, es optimista pese al embate judicial, sobre todo desde que la Corte de Constitucionalidad ordenó al Congreso escoger a los magistrados que "por un contubernio político" habían prolongado su mandato.
Estos jueces permanecerán en el cargo hasta octubre de 2024, cuando se debe elegir a otros y eso "implica un espacio de maniobra (...) para asegurarse de que las listas de jueces sean razonables, jueces idóneos", afirmó.
Pero "hay espacios como el de la fiscalía, el del ministerio público, que si la fiscal general no renuncia, siempre tenemos la esperanza de que lo haga, tendremos que ver cuáles son las opciones", declaró. No quiso especificarlas.
¿Y si no dimite?
"Ya dije que espero que ella renuncie" pero "veamos qué pasa el día 15", insistió.
¿Será invitada a la ceremonia?, le pregunta un periodista. El presidente electo contesta con ironía que no tiene la lista de invitados.
"Sabemos que ella es parte de un aparato, sabemos que no es una iniciativa que viene del ministerio público, sabemos que hay gente en el ejecutivo que está montada en este proceso" acusó Arévalo, sin dar nombres porque afirma no tener pruebas.
"Saquear el Estado"
La corrupción es el otro gran desafío de este político de 65 años, que fue elegido bajo la promesa de acabar con este flagelo.
"Tenemos un sistema político en el que la gente se organiza para venir y saquear el Estado, y luego posiblemente gobernar un poco", denuncia.
"Cuando tienes un sistema corrupto es extremadamente fácil que penetre el crimen organizado y el narcotráfico" y como "hemos tenido más de 20 años de políticos corruptos, como resultado, tenemos un nivel muy alto de penetración del narcotráfico en los diferentes niveles de gobierno", aseguró Arévalo.
"Sabemos que hay narcoalcaldes, sabemos que hay narcodiputados" y "arreglos de todo tipo con diferentes grupos de narcotrafico", insistió el presidente electo.
En su opinión "muchas personas operan y toleran la corrupción no porque sean inherentemente corruptas, sino porque así es como funciona el sistema", de modo que espera que cambien de comportamiento "si ven que hay una diferencia".
Para conseguirlo promete formar un gabinete con "personas en función de su capacidad, su experiencia, su honestidad y no por afiliación a un partido".
Tiene de su parte a los indígenas que se han manifestado en las últimas semanas.
Arévalo los considera un actor esencial para el futuro de la democracia y espera poder darles el "asiento en la mesa" que reclaman.
En Washington se reunió el miércoles con migrantes guatemaltecos, a quienes también espera dar "una voz en el Congreso" creando un nuevo distrito para que los expatriados puedan elegir a sus representantes.
El objetivo -explica- es convertirlos en un motor, "porque las remesas se están utilizando en este momento casi exclusivamente para el consumo y creemos que podrían usarse para el desarrollo".