UN FRENTE político unido con el objetivo más grande de los últimos años en Israel, como es la supervivencia del pueblo y el Estado, es el que ha logrado el premier conservador, Benjamín Netanyahu.
Desde el mismo momento en que se vio forzado a declarar la guerra en la Franja de Gaza tras los despiadados ataques terroristas de Hamas en su territorio, Netanyahu instó a sus rivales políticos a conformar un gobierno de unidad nacional. Y este miércoles comenzó a operar ese ejecutivo de emergencia con el ingreso del opositor Benny Gantz y se espera que en breve haga lo propio el expremier Yaid Lapid (centrista), otro de los grandes contradictores del actual mandatario.
Ante el reto sin precedentes que es acabar con Hamás, que el sábado perpetro el ataque más sangriento contra los israelíes en los últimos 20 años, Netanyahu también sumó a este gabinete de emergencia al ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien al igual que Gantz fueron jefes de las fuerzas armadas israelíes.
Ellos, con un reducido grupo de personas al cargo de decisiones vinculadas a las actuales operaciones militares, conforman el ‘gabinete de guerra’ que funcionará hasta ‘aplastar’ a Hamas, como lo señaló el premier Netanyahu, quién también aseguró que “cualquier miembro del movimiento islamista palestino que ataque a Israel puede ser considerado un hombre muerto".
Como paso inicial para desintegrar la infraestructura islamista en Gaza se han bombardeado tanto blancos específicos del grupo terrorista como zonas de la Franja que permitirá dar el siguiente paso: la incursión terrestre. Para ello se necesita la aprobación del Congreso, la que de seguro obtendrá con este gobierno de emergencia que le asegura votación mayoritaria.
El actual gobierno de coalición controla 64 de los 120 escaños del Parlamento. Con la incorporación del Partido de Unidad Nacional de Gantz, llegará a 76 escaños.
Antes de ese previsible combate ‘cuerpo a cuerpo’, tanto los bombardeos israelíes como la intensa ofensiva de misiles disparados por Hamas ahora respaldado por la Yihad Islámica han dejado -con corte al atardecer de ayer- 1.200 israelíes y 950 palestinos muertos, aunque es mucho mayor, ya que autoridades israelíes aseguran que fueron encontrados los cuerpos de 1.500 miembros del grupo islamista en los alrededores de la frontera con la Franja de Gaza, “los terroristas que entraron a Israel”, según explicaron.
A ello se suman no menos de 8 mil heridos, en ambos bandos, y un centenar de secuestrados por Hamas.
Israel bombardea la Franja desde el sábado y mantiene el enclave en asedio tras cortarle el suministro de agua, electricidad y comida. Más de 2,3 millones de palestinos malviven en este territorio de 360 km2.
La creación de este ejecutivo de unidad y el gabinete de guerra supone que "no se promoverán proyectos de ley ni decisiones gubernamentales que no afecten a la conducción de la guerra", según la declaración conjunta de Netanyahu y Gantz.
Bajo máxima presión interna y externa, Netanyahu busca con este gabinete de emergencia no sólo el apoyo político para la guerra, sino el aporte de ideas que permitan ganarla minimizando el devastador impacto que de suyo implica.
El reconocido experto de la política israelí, Akiva Eldar admite que al premier “todo el mundo lo presiona” y que si bien la comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza le han expresado su solidaridad y apoyo, ello no es un “cheque en blanco” para su accionar.
Ejemplo de ello es que luego de dos conversaciones telefónicas de Netanyahu con su gran aliado, el presidente Joe Biden, en la que explicó las razones por las cuales la incursión terrestre es inevitable, el mandatario norteamericano le exigió ayer “actuar bajo las normas de la guerra”.
"Es muy importante que Israel, (con) toda la rabia y frustración, respete las normas de la guerra", le dijo Biden al premier israelí en nueva comunicación telefónica.
Según Eldar, “"Bibi -apodo popular de Netanyahu- se ve obligado a destruir la infraestructura de Hamás. Pero si eso implica que los niños de Gaza comenzarán a morir de hambre, la opinión pública mundial, por el momento favorable a Israel, cambiará".
Una operación militar contra Gaza presenta otros riesgos.
"La respuesta debe ser proporcional a los horrores cometidos por Hamás, pero Netanyahu no puede permitirse cargar con la muerte de mil soldados y de los rehenes", subraya.
El primer ministro al frente del gobierno más derechista de la historia de Israel debe evitar además la parálisis del país, como la ocurrida durante los 34 días de la guerra contra el Hezbolá libanés en 2006, advierten los economistas.
Una parálisis probable, según una fuente militar israelí, dado que el ejército no está preparado para combatir en tres frentes: Gaza en el sur, el Hezbolá en el norte y un eventual levantamiento en Cisjordania ocupada, en el este.
¿Fin político de ‘Bibi?
Antes de que se viera forzado el sábado a declarar la guerra contra Hamas, Netanyahu enfrentaba una grave crisis política y social por su reforma judicial. Sus opositores aseguran que las reformas socavarán severamente la democracia del país al debilitar el sistema judicial, la única herramienta para mantener bajo control el poder del gobierno.
Analistas aseguran que antes de la guerra el premier estaba debilitado y que una vez ésta concluya, no tendría otro camino que dar un paso al costado ante el descontento ciudadano con su gestión.
Por ahora, la entrada de Gantz al gobierno "reduce las tensiones, sin cambiar nada en el fondo...Sabe que tiene los días contados”, estimó el politólogo y exdiputado laborista Daniel Bensimon.
"No sobrevivirá a esta crisis. Su carrera política está acabada. En Israel nunca había ocurrido algo semejante desde su fundación" en 1948, agrega, haciendo referencia a que habrá una comisión de investigación sobre el ataque de Hamás, grupo que como nunca antes utilizó el factor sorpresa para su masivo y despiadado ataque.
Reuven Hazan, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Jerusalén, prevé que las manifestaciones masivas contra la reforma judicial impulsada por Netanyahu, que desde hace meses dividen a la sociedad israelí, cobran mayor amplitud cuando las armas llaman.
Toda la estrategia de Netanyahu frente a Hamás se desmoronó y la opinión "se lo hará pagar muy caro, cuando esta pesadilla acabe", afirma.
"Su concepción era errónea", dice Hazan, haciendo notar que Hamás, al frente de Gaza desde 2007, y Netanyahu, hombre fuerte de Israel desde 2009, "llegaron al poder casi al mismo tiempo y fue durante ese período que los islamistas consiguieron reforzarse hasta este punto".
De hecho, las seis guerras desencadenadas por disparos de cohetes de Hamás desde 2005, cuando Israel se retiró de Gaza, no fueron de ninguna utilidad para el Estado hebreo.
"Hemos cometido un enorme error al imaginar que una organización terrorista podía cambiar su ADN", declaró el general Yaakov Amidror, exasesor de seguridad nacional, al referirse a la salida israelí del enclave.
Una postura que plantea la pregunta más acuciante del momento, formulada por el Jerusalem Post: "¿Tal vez sea el momento de volver a ocupar la Franja de Gaza?".
Hamás afirmó que su ofensiva apuntaba a poner fin a "los crímenes de la ocupación" israelí en los territorios palestinos.
"Cuando se entra en Gaza, nunca se sabe cómo se saldrá", advierte Akiva Eldar. "Ese es todo el dilema de Netanyahu. Queda por ver si será suficientemente racional como para tomar la decisión correcta", añade.
Es altamente probable que, como vaticinan los analistas, el tercer mandato de Netanyahu tenga los días contados. Pero deberán reconocerle que logró el entendimiento político para enfrentar la más cruenta ofensiva del terrorismo en las últimas décadas. /