"No podemos seguir financiando el costo económico de la migración ilegal (...). Panamá no será más un país de tránsito para los ilegales que cruzan la selva del Darién", dijo José Raúl Mulino al asumir la presidencia de Panamá.
En su discurso de posesión recordó que, por esa jungla fronteriza con Colombia, cruzaron más de medio millón de personas el año pasado en su ruta hacia Estados Unidos y este año se mantiene ese peligroso tránsito de personas (gran cantidad de niños) que buscan un mejor futuro en el país del norte.
En lo que va del año, más de 200.000 personas, la gran mayoría venezolanos, han pasado por el inhóspito tapón del Darién, donde operan bandas criminales que secuestran, roban y violan a los migrantes. Muchos mueren en esta jungla inhóspita.
Mulino afirmó que esa cifra de migrantes "estremece" y dijo que buscará soluciones con "los países involucrados, sobre todo con Estados Unidos, que es el destino final de los migrantes".
"No permitiré que Panamá sea un camino abierto a miles de personas", insiste este abogado derechista de 65 años, que gobernará el país centroamericano hasta 2029.
El mandatario se reunió con el secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, con quien firmó un convenio para repatriar migrantes y posteriormente con el colombiano Gustavo Petro, para abordar el tema de la migración.
Además de la crisis migratoria, Mulino deberá enfrentar otro gran reto: reanimar la economía panameña dependiente del canal interoceánico.
"Juro ante Dios y la Patria cumplir fielmente la Constitución y las leyes de la República", dijo con la mano alzada, tras lo que recibió la banda presidencial, visiblemente emocionado, en el Centro de Convenciones Atlapa, ante dignatarios internacionales, su gabinete y los miembros del nuevo Congreso.
Este abogado de 65 años, de temperamento fuerte y fama de autoritario, gobernará por los próximos cinco años este país centroamericano de 4,4 millones de habitantes.
Mulino llegó al poder impulsado por la popularidad del controvertido expresidente Ricardo Martinelli, a quien reemplazó como candidato en los comicios del 5 de mayo por estar aislado desde marzo en la embajada de Nicaragua debido a una condena de casi 11 años por blanqueo de capitales.
Rebecca Bill Chávez, presidenta del centro de análisis Diálogo Interamericano, aseguró a AFP que "distanciarse" de Martinelli -sancionado por Estados Unidos por "corrupción"- y "su propuesta de cerrar el paso por el Darién" favorecerían la futura relación de Mulino con Washington.
Mulino releva a Laurentino Cortizo, del socialdemócrata Partido Revolucionario Democrático (PRD), de quien recibe un país con un déficit fiscal de 7,4%, una deuda pública de 50.000 millones y un sistema de seguridad social colapsado.
Tras su victoria electoral, adelantó que tomará decisiones "sin temor" para recuperar la bonanza económica del gobierno de su "amigo" Martinelli (2009-2014).
Deberá buscar con urgencia un proyecto para asegurar el suministro de agua en el canal de Panamá, motor de la economía (6% del PIB) que en el último año debió reducir el tránsito de buques por una sequía favorecida por el cambio climático.
El futuro de Martinelli y el papel que jugará en su gobierno es toda una incógnita. "Mulino ha insinuado su interés en desarrollar una identidad política propia, independiente" del multimillonario exgobernante, opinó Chávez.
"La situación del señor Martinelli no pasa por mí como presidente", declaró Mulino recientemente, ante preguntas sobre si le daría un salvocondulto o el indulto.