EL PULSO de poderío militar registrado esta semana en la guerra entre Rusia y Ucrania, donde los primeros sorprendieron con el disparo de un misil balístico con capacidad nuclear, de alcance intermedio, llamado Oreshnik en respuesta al ataque ucraniano con los Atacms norteamericanos de largo alcance, fue un nuevo pico de alta tensión, máxime con la nueva doctrina nuclear lanzada por Vladimir Putin, es evidente que ese conflicto, iniciado el 24 de febrero de 2022 se encuentra estancado.
El retorno del republicano Donald Trump a la Casa Blanca este 20 de enero implicará un viraje en la política exterior de Estados Unidos, especialmente en cuanto a dos de los mayores conflictos armados en curso: la guerra ruso-ucraniana y la ofensiva israelí en la Franja de Gaza.
El líder conservador prometió desde meses atrás buscar una pronta salida a esos frentes de batalla y, de entrada, se visualiza que reducirá drásticamente la multimillonaria ayuda que el gobierno Biden entregó a Kiev e intensificará los contactos con su par ruso, lo que según varios analistas consultados por EL NUEVO SIGLO llevará a una salida negociada a esta guerra que desde hace 33 meses se registra en el corazón de Europa.
De esta forma, Juan Camilo Ubaque, asesor en geopolítica, expresó a este diario que el mundo en este momento presencia el principio del fin del conflicto entre Rusia y Ucrania, debido al “giro de la política exterior de EE. UU. en el que Rusia tiene un escenario más favorable frente a Ucrania. Sin embargo, Ucrania da su último combate llevando el conflicto más allá de sus límites: 1) usando su invasión en Kursk como rédito ante un acuerdo; 2) forzar el uso de armamento nuclear táctico de Rusia y 3) mantener la legitimidad de Volodímir Zelensky como líder internacional en el período de gobierno de Donald Trump”.
Para Ubaque, Rusia y Ucrania configuran el "mundo basado en reglas", porque los Estados ahora invierten más en defensa y están prestos a un posible conflicto, como ocurre con el caso Israel, Japón, China y Irán, entre otros.
Por último, el analista manifiesta que “los norcoreanos también ven en la experiencia en el frente ucraniano un medio para estar preparados ante un mundo incierto y volátil, quizás que trasciende de la unipolaridad a la multipolaridad hasta sus últimas consecuencias”.
Por su parte, el docente e investigador de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, Manuel Alejandro Rayran Cortés, señaló a EL NUEVO SIGLO que los más recientes ataques se deben enmarcar en la transición de poder que está viviendo EE.UU., una salida del presidente Joe Biden y el retorno del republicano Donald Trump a la Casa Blanca.
“Esa transición ha llevado a que Biden trate de dar sus últimos pasos un poco más contundentes que los anteriores con el propósito de mirar si existe un nuevo escenario de negociación, cosa que no va a pasar en la medida que: primero, la respuesta de Putin con el lanzamiento del misil hipersónico esta semana demuestra que Rusia está dispuesta, hasta el último momento, a defender esa parte del territorio y que no se va a amedrentar por Estados Unidos; segundo, la visión del presidente de Trump dista mucho de la de Biden, en la medida que el líder conservador sabe que la situación de Ucrania la puede convertir en una posibilidad para mostrar sus capacidades de negociación y su poder de líder para evitar todo tipo de enfrentamientos globales”.
Según Rayran, esa visión responde a estas acciones y “hace parte también de esas etapas que puede tener un conflicto armado que, como ocurría antes de esta autorización de presidente Biden del uso de misiles Atacms de largo alcance en territorio ruso, estábamos en un estancamiento, en donde ni Ucrania ni Rusia avanzaban y, por el contrario, los daños financieros y humanitarios eran bastante amplios”.
El experto añadió que “se responde a un cambio de un proceso de transición de poder segundo, que van marcado en una de las etapas de conflicto. Finalmente, de acuerdo con Trump, podemos empezar a barajar unos nuevos escenarios del conflicto, y creo que ahí pues se pensaría en el escenario de que como Estados Unidos no quiere avanzar en la guerra, podría proponer un armisticio y a partir de ello -como se hizo con Corea-, empezar una mesa de negociación en donde se tengan en cuenta, por ejemplo, la neutralidad de Ucrania, segundo que se le ofrezca una garantía de seguridad -por ejemplo si Rusia la ataca varios países saldrán a defenderla de manera directa, vinculante, y abierta-.
Podría también plantearse la negociación que Rusia ha puesto sobre la mesa y es que Ucrania ingrese a la Unión Europea, pero no la OTAN y, finalmente, el punto más difícil de esa posible negociación, que es el tema del territorio, ese 18% de territorio que hoy tiene Rusia y que creo que no va a querer, y Ucrania tampoco querrá perder.
De otro lado, Jesús Agreda Rudenko, docente del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana indicó a EL NUEVO SIGLO que el futuro de esta guerra depende de varios sectores y ese es el problema porque “no existe una única respuesta de alguna manera”.
Explicó así que “en primer lugar, lo que hemos visto en las últimas semanas ha sido un escalamiento, una identificación de operaciones militares, por ejemplo, en el sur de Ucrania más en la parte suroriental, donde Rusia sigue avanzando. A su vez hemos visto una identificación de los combates en la región del curso, que todavía está bajo el control de Ucrania, pero que nunca ha hecho un enorme esfuerzo por recuperar. Y hemos visto también, el involucramiento mucho más activo de estos actores externos, por un lado, la presencia de Corea del Norte que ha generado muchas preocupaciones porque ya es un actor que, con fuerzas militares directamente en el terreno, despiertan dudas sobre los compromisos que Rusia pueda tener con ese régimen de Kim Jong Un, que podría ser devolverle ese favor y ese apoyo que también puede generar una inestabilidad en la península de Corea”.
Respecto a la autorización de Estados Unidos para usar los misiles de largo alcance, al igual que de Reino Unido con ese tipo de armas, Agreda Rudenko sostiene que se impusieron ciertas restricciones, como que solo se utilicen contra objetivos exclusivamente militares y concentrarlos en la región de Kursk, donde están justamente en principio las tropas norcoreanas.
“Es una respuesta mucho más directa a esa presencia de esas tropas”, indicó.
El docente y analista internacional enfatiza que “aunque hemos visto el escalamiento y después lo último es, evidentemente la respuesta rusa con este misil experimental, el que pues, se supone, es una nueva tecnología supersónica, que es muy difícil de interceptar. Sin embargo, vemos un estancamiento, con la evidencia que cada vez más difícil que algunos de los dos bandos logre finalmente sus objetivos políticos y militares. Es decir, por un lado, es casi imposible que Rusia logre derrotar a Ucrania, pero a su vez es éste último pueda recuperar el territorio perdido. Así que, por ahora, aunque hay un escalamiento militar en muchos ámbitos con el nuevo uso de tecnologías, nuevas armas, con la presencia de nuevos actores, en términos finales, el problema es que la guerra se estancó y sin posibilidad de un ganador, el camino a seguir es negociar su fin”.
De acuerdo con Agreda, lograrlo depende mucho de factores externos, en particular la presidencia de Trump, quién ha prometido poner fin a la guerra, pero sobre todo se ha “comprometido con su base electoral para reducir el costo de la guerra, es decir, si no puede lograr un acuerdo al menos disminuir la cantidad de ayuda, que en dinero y armamento, Estados Unidos entrega a Ucrania y eso puede afectar de manera muy significativa el curso del conflicto, porque es claro que sin el apoyo económico norteamericano, la posibilidad de que Kiev pueda no solo mantener su posición e incluso ganar es inexistente”.
Agrega el experto que dicho escenario forzaría una negociación, de alguna forma, para poner fin al conflicto, “lo que sería mucho más fácil de aceptar para Putin, que más o menos, ya ha logrado los objetivos que se propuso, como es el control de los territorios donde en principio habita la mayor parte de la población ruso parlante en Ucrania, mientras que para el ucraniano Zelenski será difícil, que ha reiterado su compromiso con la defensa de la integridad territorial”.