LA CANTADA victoria del expresidente Donald Trump en Iowa, que este 15 da el pistoletazo de salida por la nominación republicana, la atención de esta cita partidaria se centra en quién ocupará el segundo lugar.
El favoritismo de Trump en este pequeño estado rural del centro del país es incuestionable -ventaja por más de 40 puntos a sus más inmediatos competidores- y, por ello, el gobernador de Florida, Ron De Santis y la exembajadora ante la ONU, Nikki Haley toman ésta y las subsiguientes citas partidarias como un termómetro electoral para el 2028.
Ambos han sostenido que lo que está en juego en las primarias republicanas es más que un premio de consuelo por el segundo lugar. Es, según han manifestado, una oportunidad para configurar el futuro republicano, en la era pos-Trump.
Al mismo tiempo no descartan que el escenario político cambie una vez avancen los cuatro procesos penales que enfrenta el expresidente conservador e, inclusive, mencionan datos de encuestas que muestran que los votantes se volverán contra Trump en importantes estados habitualmente fluctuantes, en caso de que sea declarado culpable en cualquiera de esos procesos.
El magnate, de 77 años, también debe luchar contra los intentos anunciados en algunos estados para descalificarlo de las primarias en virtud de la 14ª Enmienda constitucional, que prohíbe ocupar cargos públicos a funcionarios gubernamentales que hayan participado en alguna asonada, como la protagonizada del 6 de enero de 2021 por una multitud de sus partidarios que invadió el Congreso.
Pero en su defensa ha apelado el ‘veto’ que le impusieron Colorado y Maine, demandas que la Corte Suprema de Estados Unidos aceptó examinar y es poco probable que haga un pronunciamiento en breve, por lo que en las boletas electorales de ambos estados, si se llega la fecha de las correspondientes primarias, deberá aparecer la casilla para Trump.
Con número en alza en las encuestas y una gran cantidad de respaldos de alto perfil, la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley parece estar en buena posición para capitalizar una improbable implosión del líder natural de los conservadores.
Según algunos sondeos, este noviembre la exembajadora estadounidense ante la ONU derrotaría al actual presidente, el demócrata Joe Biden, por márgenes mayores que Trump o el gobernador de Florida, Ron DeSantis, su rival más cercano en el grupo de escolta.
Pero por ahora, el exmandatario es el que lidera, y de lejos, la carrera por la nominación partidaria como sacando ventaja al seguro candidato de los demócratas, el presidente Joe Biden.
Ninguno de los competidores partidarios ha atacado al multimillonario por los numerosos litigios legales que enfrenta, ofensiva judicial sugerida a los demócratas un año atrás por el propio Biden. Eso ha llevado a que muchos analistas estimen que los precandidatos conservadores -una lista que comprende también al joven empresario Vivek Ramaswamy y al exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie- han renunciado a enfrentarse a Trump y, en cambio, apunten a la siguiente presidencial (2028).
Por ello, y aunque sin admitirlo, estas primarias permitirán a todos ellos y, especialmente a De Santis como Haley, medir el impacto que tienen en las filas republicanas.
DeSantis, un populista de línea dura al estilo de Trump, sigue en segundo lugar en Iowa (18%) aunque Haley le ‘respira en la nuca’ (16%) y tiene esperanzas de obtener una buena votación en New Hampshire, donde la exembajadora lo desplaza de ese lugar, sacándole doce puntos de ventaja (22%).
En ambos estados, el respaldo a Trump es del 52%.
Haley se ha visto por su lado impulsada por sólidos desempeños en los debates entre precandidatos y por el importante respaldo que recibió de parte de la comunidad empresarial y del sistema político.
Evitando las batallas culturales que constituyen el pilar de la campaña de DeSantis, Haley enfatizó en la necesidad de reformar el sistema de bienestar social, reforzar la ayuda militar a Ucrania en su lucha contra Rusia y encontrar consenso político sobre el aborto. En este último punto es diametralmente opuesto De Santis.
Según Henry Olsen, investigador principal del grupo de expertos conservador Centro de Ética y Políticas Públicas, las primarias pueden servir para brindar información sobre el futuro de un Partido Republicano pos-Trump, develando o visualizando el candidato para dentro de cuatro años.
"Comprender las posiciones y las bases de apoyo de Haley y DeSantis revela tendencias y facciones emergentes dentro del partido, que podrían influir en su dirección más allá de 2024", destacó por su parte el estratega del Partido, Kolean.
Trump, inamovible
Según el portal RealClear Politics, que promedia los sondeos que son casi que pan de cada día en Estados Unidos en época electoral, el exmandatario conservador en estos primeros días del año mantiene un punto de ventaja en la intención de voto sobre Biden quien, para impulsar su tambaleante campaña, el viernes acusó a Trump de utilizar el lenguaje de la Alemania nazi y de ser una amenaza para la democracia, en un discurso en Valley Forge.
La encuesta de USA Today da al republicano 44% de intención de voto frente a 43% del demócrata, la de Morning Consult los guarismos son 42% y 41% respectivamente, mientras que Economista/You Gov los ubica empatados en 44%.
Es evidente que el expresidente disfruta de una de las mayores ventajas jamás vistas sobre sus rivales republicanos y que desde meses atrás ha venido creciendo sostenidamente frente a su rival por la Casa Blanca.
En todo el país, con su olfato político y carisma, sigue teniendo a una base muy leal que resta importancia a sus improperios y problemas legales.
Trump también cuenta con un ejército de voluntarios que lleva meses recorriendo todos los rincones de este estado agrícola, distribuyendo panfletos, pancartas y sus famosas gorras rojas.
Primera votación y caucus singular
Los republicanos de Iowa serán, este 15, los primeros en votar por un candidato de su partido para las presidenciales de noviembre.
"El camino hacia la Casa Blanca y para destituir a Joe Biden de la presidencia comienza aquí en Iowa", exclama en su página web el Partido Republicano de este pequeño estado que cuenta con apenas 3,2 millones de habitantes, es decir menos del 1% de la población de Estados Unidos, pero ocupa un lugar especial en la escena política estadounidense por ser el primer estado en votar.
Iowa también se diferencia de la gran mayoría de otros estados por elegir votar por caucus, es decir, mediante asambleas de electores afiliados al partido, un método particular.
Los votantes republicanos se reúnen en pequeños grupos en casi 1.700 distritos electorales para estas asambleas, que se celebran en escuelas, iglesias, teatros, estaciones de bomberos e incluso casas privadas.
Sólo pueden participar aquellos que se hayan registrado oficialmente como republicanos, pero podrán inscribirse la misma noche del caucus.
Iowa estará representada por 40 delegados en la convención republicana de Milwaukee (Wisconsin) en julio, cuando se designará oficialmente al candidato. Una cifra modesta si se compara con otros estados como Texas, que enviará 162 delegados a la convención.
A diferencia de algunos estados donde el candidato que llega primero gana todos los delegados en juego, en Iowa los resultados son proporcionales y, por tanto, cada candidato puede obtener un determinado número de delegados.
Los caucus demócratas en Iowa funcionan de otra manera, sin urnas ni cabinas electorales. No hay votación secreta. Los votantes expresan su apoyo a un candidato eligiendo el lugar de la sala donde se colocan.
El presidente Biden eligió a Carolina del Sur como primer estado en votar en las primarias demócratas de este año. Adujo que la población de Iowa es poco representativa respecto a la de Estados Unidos.
Tras esta cita vendrá la de New Hampshire, en la frontera con Canadá, y en febrero en Nevada y Carolina del Sur.
Y así, uno tras otro los 50 estados de la Unión asignarán sus cuotas de delegados a los candidatos para la convención nacional de julio, que elegirá al presidenciable republicano.
En el bando demócrata, salvo sorpresa mayúscula, deberá ser elegido Joe Biden, de 81 años, en la convención programada para agosto, en Chicago.