Reino Unido seguirá siendo un "socio clave" para cooperar: UE | El Nuevo Siglo
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Domingo, 2 de Febrero de 2020
Agencias AFP y Anadolu
Se consumó el divorcio, tal y como lo prometió el premier británico Boris Johnson. Por ahora los cambios son solo institucionales y los ciudadanos no los sentirán

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COMO una decisión que “lamenta” pero respeta “profundamente”, calificó el  Alto Representante de la Unión Europea (UE) en Política Exterior, Josep Borrell, el oficializado retiro del Reino Unido pero aseguró que dicho país seguirá siendo un "socio clave" para seguir cooperando.

Borrell ha afirmado que la representación diplomática de la Unión Europea estará garantizada por una delegación bajo su autoridad, frente a la que estará el diplomático portugués Joao Vale de Almeida.

"Confío en que él estará trabajando incansablemente para garantizar una cooperación fácil entre la Unión Europea y Reino Unido", ha asegurado. "Las instalaciones de la que era la representación de la Comisión en Londres se convertirá en una delegación de la Unión Europea. Las operaciones comienzan hoy", ha sostenido Borrell en un comunicado.

Además de las responsabilidades tradicionales que tienen las delegaciones en un tercer país, entre las que se encuentran la representación diplomática, labores de coordinación, elaboración de informes y promoción de la UE en el país, esta nueva delegación tendrá un "papel clave" para garantizar la implementación del Acuerdo de Retirada para el Brexit, ha sostenido Borrell.

"Junto con las embajadas de los estados miembros de la UE, se darán a conocer los derechos de los ciudadanos de la Unión Europea en Reino Unido después del Brexit", ha afirmado el Alto Representante europeo.

Borrell ha incidido en que la relación entre Reino Unido y el organismo está "arraigada en nuestros valores compartidos y los intereses y parten de la geografía, la historia y los valores anclados en la herencia común europea".

El representantes europeo ha insistido en que las relaciones económicas, sociales y políticas con Reino Unido "no terminarán". "Estamos y seguiremos estrechamente vinculados. Nuestro deseo es construir una nueva y ambiciosa relación en comercio, cooperación internacional, aplicación de la ley y justicia criminal, política exterior, seguridad y defensa", ha expresado.

Por último, Borrell ha destacado que espera una cooperación "muy estrecha con nuestros amigos británicos" en los "desafíos comunes" a los que se enfrentan a nivel regional y global.

Con la entrada en vigor del Brexit, la Unión Europea dedicará el mes de febrero a preparar su estrategia negociadora y a fijar las líneas rojas de las capitales en un mandato cuyo borrador prevé presentar Bruselas el día 3 y que los Estados miembros perfilarán hasta adoptar la versión definitiva el día 25.

Será entonces cuando todo esté listo para arrancar las negociaciones formales con Londres, previsiblemente a partir del 1 de marzo si se cumple el calendario previsto, en el marco de una decena de mesas sectoriales que se convocarán cada tres semanas aproximadamente.

El periodo de transición pactado entre las partes da de margen hasta finales de año para sellar el nuevo acuerdo de futuro, un plazo que desde la UE han avisado que no ven factible pero ante el que Londres rechaza pedir una prórroga que permita ampliar el margen de negociación.

 

Por ahora, cambio institucional

Consumado el divorcio y la euforia, especialmente en la City, los cambios son por lo pronto institucionales, ya que la vida diaria de los de a pie seguirá igual hasta enero de 2021, una nueva fecha que establece 11 meses de transición en donde se establecerán los términos reales del divorcio.

Los ciudadanos, sin embargo, no sentirán el rompimiento. Los europeos que viven y trabajan desde antes del 31 de enero en el Reino Unido podrán seguir en la isla, al igual que los británicos que hagan lo mismo en el continente. Londres seguirá siendo parte de la Unión aduanera y el mercado común europeo, lo que garantiza la libertad de desplazamiento de las personas, y las empresas e inversionistas podrán continuar con su normal funcionamiento.

Los estudiantes Erasmus que se vinculen en instituciones educativas, tanto europeas como británicas antes de enero de 2021 podrán mantener sus estudios y concluirlos más allá de esa fecha.

El Reino Unido continuará con el pago de sus obligaciones europeas adquiridas en el presupuesto aprobado para el período 2012 - 2022; aportará a las pensiones de funcionarios europeos y a los programas sociales de la Unión, así como a mecanismos como el de refugiados en Turquía.

Durante los 11 meses de transición Londres seguirá vinculado a los tratados internacionales de la Unión y deberá cumplir las leyes comunitarias; podrá firmar acuerdos comerciales, pero no podrán entrar en vigencia hasta que termine el periodo transitorio. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea continuará con su jurisdicción sobre el Reino Unido, pero la isla perderá su juez en esa Corte, algo que ha enfurecido a los más furibundos impulsores del brexit.

Los  cambios que serán evidentes son de carácter burocrático, en especial en el campo parlamentario. Así, la Eurocámara pasó de 751 a 705 miembros; de los 73 puestos ocupados por diputados británicos, 46 quedarán reservados para futuros Estados miembros y los 27 restantes se distribuirán proporcionalmente entre los países que en relación a su población están infrarepresentados en el Parlamento.

La composición del Parlamento Europeo tendrá un nuevo balance de poder que, según la matemática, beneficia a la extrema derecha y le resta poder a la coalición amplia que lidera Europa, compuesta por populares, liberales y socialdemócratas. La ultraderechista Identidad y Democracia, por ejemplo, no pierde ningún diputado con la salida de los británicos y gana tres de Francia, Italia y Países Bajos; suma 76 parlamentarios y supera a los verdes, que quedan con 68 escaños tras perder 11.

El cambio también se verá en otras instituciones europeas. El juez británico será retirado del Tribunal General de la Unión Europea y del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Los funcionarios de la isla en la Unión no perderán su trabajo, pero no podrán ascender. Y –un hecho con gran peso simbólico– el primer ministro del Reino Unido no volverá a participar en las cumbres de jefes de Estado y Gobierno del bloque.

Los 27 países miembros de la Unión Europea nombraron al portugués João Vale de Almeida como embajador en Londres y la representación del Reino Unido en Bruselas cambia su nombre a Misión ante la Unión Europea.

Tanto el Reino Unido como Europa podrán buscar una extensión del periodo de transición de uno o dos años más. De no darse un acuerdo o alguna prórroga, la salida sería abrupta, un escenario que parece un deja vu más dentro de esta novela sin final en la que se convirtió el brexit.