Israel siguió concentrando tropas frente a la Franja de Gaza en vistas de una invasión del enclave palestino, donde los bombardeos desencadenados tras los ataques terroristas de Hamás -que asesinaron a 1.400 israelíes y secuestraron a 155- dejaban hasta anoche 2.670 muertos y un millón de desplazados.
El ejército israelí insta desde el viernes a los 1,1 millones de habitantes del norte de Gaza a desplazarse hacia el sur ante una posible incursión terrestre. La tropa espera la orden de pasar a la acción para cumplir con el objetivo de destruir a Hamás, que gobierna Gaza desde 2007, informaron los portavoces del ejército.
El enclave de 362 km2, donde viven más de 2,3 millones de habitantes, es escenario de bombardeos diarios desde la ofensiva lanzada por Hamás contra Israel el 7 de octubre.
El ataque, el más mortífero que sufrió Israel desde su creación en 1948, dejó más de 1.400 muertos, en su mayoría civiles, según el ejército.
Los comandos de Hamás, una organización catalogada como terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) e Israel, capturaron además a 155 personas que mantienen como rehenes.
En Gaza, los bombardeos mataron hasta ahora a 2.670 personas, entre ellas más de 700 niños, según las autoridades locales.
Los llamados de Israel para evacuar el norte del territorio provocaron un desplazamiento "masivo" de la población, indicó la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), ya hay cerca de un millón de desplazados y la cifra amenaza con aumentar.
Tras la incursión de Hamás, Israel ordenó un cerco"total" del enclave, cortando el suministro de agua, electricidad y alimentos de la Franja, sometida ya a un estricto bloqueo desde 2006.
El ministro israelí de Energía, Israel Katz, anunció ayer que el suministro de agua se había restablecido hacia el sur del enclave. Mientras, la ayuda humanitaria, procedente de varios países, se acumula en la frontera de Egipto, país que controla el único acceso terrestre a Gaza, por el paso de Rafah, que mantiene cerrado. Con ello los gazatíes están literalmente encerrados en el enclave.
El papa Francisco afirmó en su tradicional oración dominical del Ángelus que era "urgente y necesario garantizar corredores humanitarios y socorrer a la población" de la Franja.
La situación en Gaza preocupa tanto por su aspecto humanitario como por su potencial de provocar una conflagración regional.
La Liga Árabe y la Unión Africana afirmaron en un comunicado conjunto que una invasión de la Franja "podría desembocar en un genocidio de proporciones inéditas".
El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Husein Amir Abdollahian, advirtió por su parte que "nadie podrá garantizar" el control de la situación si Israel invade Gaza.
Estados Unidos brindó un apoyo inquebrantable a Israel, pero expresó a la vez su preocupación por la situación en Gaza y tema que el conflicto se propaga.
Washington envió dos portaaviones al Mediterráneo oriental "para disuadir acciones hostiles contra Israel", anunció el sábado el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, visitó el sábado a las tropas apostadas cerca de Gaza y advirtió que la ofensiva aún está lejos de terminar.
El ejército israelí ya realizó incursiones en el enclave, donde encontró algunos "cadáveres" de los rehenes secuestrados. Hamás señaló que 22 "prisioneros" habían muerto en los bombardeos israelíes.
El ejército israelí comunicó el fin de semana que había matado a tres mandos de Hamás implicados en la ofensiva del 7 de octubre.
Según el portavoz militar Richard Hecht, en el punto de mira está ahora el jefe de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, considerado el cerebro de esa operación./