Mañana, por segunda vez, los socialistas buscan que más de la mitad del Parlamento vote a favor de la moción contra el jefe de Gobierno. Los números no alcanzan, para algunos
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ESPAÑA ha entrado, de nuevo, en crisis política. El Partido Popular (PP), encabezado por el jefe de Gobierno, Mariano Rajoy, ha sido acusado de “corrupción institucional” en el marco del “caso Gürtel”, un episodio que ha sido calificado por la prensa local como “la trama de corrupción más extensa y corrupta de la historia democrática española”. Para enfrentar la crisis, los socialistas han solicitado que se vote una moción de censura este jueves, con el fin de apartar a Rajoy del cargo.
La crisis se veía venir. Fueron casi diez años en los que los tribunales recibieron numerosos testimonios que demostraban la relación entre parte de la clase empresarial española y el Partido Popular. En una sentencia de 1.687 páginas, la semana pasada los jueces de la Audiencia Nacional determinaron que ha existido “un auténtico sistema de corrupción institucional, enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias”, para la adjudicación pública de contratos a precios exorbitantes a favor de la empresa de Francisco Correa en connivencia con el tesorero del PP, Luis Bárcenas, ambos principales implicados en el caso.
Exitoso empresario, Correa organizaba los actos del PP durante la administración de José María Aznar (1996-2004). La investigación, abierta cuando los socialistas gobernaban con José Luis Rodríguez Zapatero, fue rechazada por Rajoy, en 2010, quien la calificó de “una trama contra el PP”.
Aquella declaración desde entonces lo ha tenido en el ojo de la mira de sus rivales políticos, ávidos de sacarlo de la jefatura de Gobierno. En un nuevo episodio de desgobierno, Pedro Sánchez, líder socialista, ha convocado para mañana la moción de censura en contra de Rajoy, por encubrir a su partido en el caso Gürtel y representar a una colectividad que ha sido condenada por corrupción.
¿Pasa la moción?
La moción de censura, como toda figura constitucional, tiene un trámite especial. En este caso, el convocante, Sánchez, debe conseguir 176 votos de 350 votos del Parlamento, para que se haga efectiva.
Muchos dudan de, exactamente, qué está buscando el líder socialista. Iñaki Gavilondo, reconocido periodista de El País, de España, ha dicho que “tiene forma de moción de censura, espíritu de Referendo, Rajoy sí o no, y fondo de campaña electoral”.
Elegido como líder del socialismo, pero marcado por la imposibilidad de formar gobierno en 2016, Sánchez ha mostrado que sus intenciones por la jefatura de Gobierno siguen intactas. Su plan: remover a Rajoy, citar a elecciones anticipadas y buscar su investidura en su reemplazo.
Mientras ha decidido cómo lograr los apoyos suficientes en el Parlamento, la crisis política, y económica, ha ido aumentando. Ayer, la banca reportó un desplome que fulminó 36 millones de euros del Ibex en cinco días, unos números que no se reportaban desde años.
En un comunicado a las bases socialistas, Sánchez ha dejado claro que los demás partidos deben apoyar la moción de censura por su deber republicano, sin entrar a decir cómo va negociar.
De acuerdo al periódico ABC, el socialista busca que los partidos respondan una pregunta muy clara. “Si tras conocerse la sentencia de Gürtel, ¿Mariano Rajoy puede continuar como Presidente del Gobierno?”.
A diferencia de cómo se pensaba, Sánchez ha creído que es mejor pactar con los partidos después de que la moción se haga efectiva. Ha dicho que, como se ha visto, sus acercamientos con otros partidos son “contactos de cortesía parlamentaria” y que después hablará de ofrecimientos ante un potencial gobierno.
El líder socialista, en su última aparición, ha planteado que le planteará a los partidos elecciones anticipadas, cayendo en lo obvio. Sus copartidarios, sin embargo, se han reunido con el Partido Nacionalista Vasco y los independentistas catalanes. Para algunos, estos encuentros son inapropiados, en especial, por la coyuntura que ha generado el intento secesionista en Cataluña, región controlada en ciertas áreas administrativas por el gobierno de Rajoy.
El éxito de la moción se concretará si 176 diputados votan por la solicitud, lo que, según cálculos de El País, no alcanzaría con la sola coalición con los independentistas. Lo que obliga a los socialistas a buscar otros aliados, como Podemos, la agrupación antisistema dominada por Pablo Iglesias.
Ayer, Podemos anunció que si la moción de Sánchez es negativa, propondrá una nueva contra Rajoy. Esto significa, de acuerdo a algunos analistas, que Iglesias, de cierta forma, le apuesta al fracaso de ésta, para poder convocar su propia moción.
Entre bambalinas, Ciudadanos, la tercera fuerza en el Parlamento español, se ha mantenido al margen. De centro derecha, este partido, liderado por Albert Rivera, se ha presentado como una alternativa a la derecha tradicional del Partido Popular, buscando su desgaste. En ese sentido, no le conviene apoyar a Sánchez, que citaría a elecciones inmediatas y le quitaría juego para llegar al poder.
Tras conocer la sentencia del caso Gürtel, Rajoy se ha dedicado exclusivamente al manejo de la crisis y, hábilmente, ha adelantado la moción de censura en su contra, para que Sánchez no alcance a conseguir los 176 votos que necesita en el Parlamento.
Algunos sectores creen que, como en 2017, cuando salió victorioso, Rajoy no será removido del cargo. No es un planteamiento errático. Con un mal registro ante los micrófonos y la opinión pública, el jefe de Gobierno español se ha caracterizado por su capacidad para salir adelante ante la adversidad. En 2015 y 2016, no pudo formar gobierno en dos ocasiones y al cabo de un tiempo fue objeto de una moción de censura. Sin embargo, en la tercera oportunidad logró formarlo y esquivó el intento de apartarlo del cargo. Por eso, muchos dicen que pasará lo mismo.