SU “bendición” a las conversaciones dirigidas a poner fin a la guerra en la península coreana, preparando el escenario de un importante hito diplomático y una serie de futuras cumbres dio el presidente estadounidense Donald Trump, al tiempo que confirmó que la fecha para el encuentro con el dirigente norcoreano Kim Jong Un será en junio y que aún se evalúa el lugar del mismo.
El presidente estadounidense abrió así la puerta a un tratado de paz que ha sido esquivo para otros diplomáticos durante más de medio siglo, en momentos en que faltan solo diez días para un inusual encuentro entre líderes de las dos Coreas, y cuando Trump prevé reunirse con el norcoreano Kim Jong Un a principios de junio.
"Corea del Norte está acompañando", dijo Trump en tono confiado al reunirse con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en su resort Mar-a-Lago en Florida.
"Corea del Sur se está reuniendo y tiene planes de reunirse para ver si puede terminar la guerra, y tiene mi bendición en eso", dijo Trump.
"La gente no se da cuenta de que la Guerra de Corea no ha terminado. Está ocurriendo ahora mismo. Y ellos están discutiendo ponerle fin".
También señaló que Estados Unidos ya mantuvo conversaciones directas a "muy alto nivel" con Pyongyang y dijo que su próxima reunión con Kim será la oportunidad de "solucionar un problema mundial".
Trump parecía confirmar así que las conversaciones entre Corea del Norte y del Sur previstas para el 27 de abril podrían abordar el tema de un posible tratado de paz, que sería un importante reemplazo al armisticio firmado en 1953.
El Comando de las Naciones Unidas, dirigido por Estados Unidos, China y Corea del Norte, es signatario del acuerdo de medio siglo de antigüedad, pero la mayoría de los expertos coinciden en que Corea del Sur probablemente tendrá que ser signataria de cualquier acuerdo sucesor.
Refiriéndose a su anunciada cumbre con Kim, que ocurriría "a principios de junio o antes", el mandatario estadounidense reveló que se están evaluando cinco localidades para llevarla a cabo, "asumiendo que las cosas vayan bien".
Aunque "es posible que las cosas no vayan bien y no sostengamos las reuniones, y en ese caso seguiremos en este camino que hemos tomado", añadió.
Los funcionarios no han adelantado nada, pero los posibles lugares de reunión podrían estar en China, en Corea del Norte, en Corea del Sur o en Panmunjom, la zona desmilitarizada entre ambas naciones.
Panmunjom fue el lugar donde se firmó el armisticio coreano en 1953 y donde se celebrará la cumbre del 27 de abril entre Kim y el presidente surcoreano, Moon Jae-in.
Los anuncios los hizo Trump en un receso de las reuniones con el premier Abe, con quien trató sobre estos temas de incidencia no solo en Asia, sino en la geopolítica global.
Japón fue tomado por sorpresa por el súbito y llamativo anuncio de que el presidente se reunirá con Kim Jong Un. Además, las iniciativas de la Casa Blanca sobre el comercio no están sentando bien en Tokio.
Tras la decisión de establecer aranceles al acero y el aluminio, Trump aceptó exenciones para los principales aliados de Estados Unidos. Excepto Japón.
Para Abe, quien tuvo desde la elección de Trump una cierta complicidad con este atípico presidente, la píldora es amarga.
Ahora tendrá que esforzarse en enfatizar la necesidad de hacer un frente común entre Japón y Estados Unidos para contrarrestar las prácticas consideradas desleales de Pekín