HACE MENOS de nueve años empezó a hacer historia en la política de Estados Unidos y hoy evidencia una fortaleza electoral tal que, con tan solo dos primarias, se asegura ya la candidatura presidencial republicana y es altamente probable que vuelva a ocupar la Casa Blanca en la reedición de un duelo con el demócrata y hoy presidente Joe Biden.
Anunció su precandidatura tempranamente (noviembre del 2022) convencido, como se ha evidenciado, del inamovible respaldo de sus bases electorales, lo que de inmediato disparó las alarmas demócratas que, sin embargo, se mostraron convencidos de que la gestión de Biden y su compañera de fórmula y vicepresidenta, Kamala Harris, les daría la fuerza suficiente para buscar cuatro años más. Un cálculo hoy desfasado por el desgaste de gobierno y, sobre todo, por erróneas decisiones presidenciales que han debilitado la imagen presidencial (desaprobación del 57%) y aumentado la percepción ciudadana de que la conducción del país no es la correcta (66,7%), según el promedio de RealClear Politics.
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Vetado en las redes sociales y blanco de una ofensiva judicial sin igual para un expresidente, que lo tienen enfrentando cuatro procesos penales (inclusive fue fichado), Trump se ha mantenido imparable en su proyecto político, con una fortaleza incuestionable. De hecho, surtida la primera cita con los electores en las primarias republicanas (caucus de Iowa) se retiraron tres de sus cuatro competidores. Se mantuvo solo su exembajadora en Naciones Unidas, Nikki Halley, quien pese a apostar todo a la primaria de New Hampshire, que se verificó ayer, no pudo dar la sorpresa. Y aunque sostiene que se mantendrá en carrera hasta la consulta en su natal estado, Carolina del Sur, no le queda más camino que aplazar su aspiración para el 2028, tal cual lo decidió el gobernador de Florida, Ron DeSantis, esta semana.
Según las proyecciones divulgadas anoche por los medios locales estadounidenses, Trump lideraba las primarias de Nueva Hampshire con el 54,4% de los votos y más de la mitad de las boletas contadas. Haley le seguía con un 43,6%.
La exembajadora, de hecho, felicitó a Trump, pero descartó retirarse de la contienda, señalando que la campaña estaba “lejos de terminar” y hay muchos estados en donde todavía no se ha votado.
Con esta segunda victoria en línea del exmandatario y ante un favoritismo incuestionable, no solo en las filas conservadoras, sino también en los que se consideran independientes, el exmandatario alcanza otro récord: la carrera más corta por la nominación republicana.
El resultado también evidencia que varios de los seguidores de los retirados De Santis, Chris Christie y Vivek Ramaswamy se cohesionaron con Trump, atendiendo su llamado de que “es hora de que los republicanos nos unamos”.
Haley concitó ayer, como se había previsto, el voto de demócratas e independientes que podían participar en la primaria de ese estado del noroeste norteamericano. Sin embargo, fueron insuficientes para cerrar la abismal brecha con el líder natural de los conservadores.
La buena noticia con la que arrancó el día la exembajadora, el triunfo en la localidad de Dixville Notch, la primera ciudad de New Hampshire en votar en este proceso, tras hacerse con los votos de sus seis habitantes, no le duró mucho.
Desde el inicio de los sondeos a pie de urna hasta que avanzaron los escrutinios, la tendencia fue mayoritaria a favor de Trump, quien en la mañana motivó a los electores con un mensaje en su red Truth Social, señalando: “Cuando entren en la cabina de votación, van a enviar una señal al corrupto Joe Biden, a los lunáticos de la izquierda radical y todo el 'establishment' político enfermo de la capital de la nación (…). La corrupta ciénaga en Washington ha hecho todo lo posible para quitaros la voz, pero creo que New Hampshire va a hablar alto y claro. Vamos a ganar allí y luego vamos a derrotar a Biden y hacer que Estados Unidos sea grande de nuevo”.
¿Y la vice?
Generalmente el compañero (a) de fórmula se anuncia semanas previas a la convención partidaria. Sin embargo, como esta carrera por la nominación republicana está por llegar tempranamente a su fin, es altamente probable que Trump también revele anticipadamente con quién hará dupla.
Se da por descontado que sea una mujer, ya que los demócratas tienen a Harris. Y, bajo esta óptica el abanico de posibilidades es muy amplio. Los rumores van desde que sea la conocida Haley hasta gobernadoras y congresistas.
Según varios medios de comunicación norteamericanos, Trump ha destacado a Elise Stefanik, una republicana de línea dura, senadora por Nueva York de 39 años y que recientemente tuvo figuración nacional por cuestionar a los dirigentes de Harvard, la Universidad de Pennsylvania y el Instituto de Massachussets, por las acusaciones de antisemitismo en esos campus y que concluyó con el retiro de dos de sus directores.
Según Steve Bannon, estratega de la campaña Trump en 2016, “Stefanik está en la cima” por su lealtad a las ideas conservadoras, pero sobre todo al expresidente, la que ha demostrado desde que llegó al Capitolio.
La joven parlamentaria evita hacer comentarios sobre su posible escogencia, pero en todas las entrevistas ha dejado en claro que “me siento honrada de llamarle (a Trump) amigo. Estoy orgullosa de ser el primer miembro del Congreso que ha respaldado su reelección y estamos muy entusiasmados”.
Su lealtad se ha hecho visible cuando fungió como defensora de Trump en el impeachment de 2019, la reciente campaña en Iowa y llamar “rehenes” a los acusados por la toma al Capitolio (6 de enero de 2020), por lo que enfrenta un intento de censura del representante demócrata Dan Goldman que, sin duda, la haría más popular.
También se ha movido ante el embate judicial a Trump. Cuestionó al juez que preside el caso de fraude civil contra el emporio familiar en Nueva York, pidió al general Merrick Garland que investigue al exabogado del expresidente Michael Cohen, y presentó una denuncia contra el juez federal que supervisó al gran jurado para la acusación del fiscal especial Jack Smith contra el exmandatario.
Pero Stefanilk no es la única. Según reveló Bannon recientemente a medios estadounidenses, Trump también considera a las gobernadoras de Dakota del Sur y de Arkansas, Kristi Noem y Sarah Huckabee Sanders, respectivamente, así como Marsha Blackburn, senadora por Tennessee, y a la candidata al Senado por Arizona, Kari Lake.
Carrera fulgurante
Cuando el 16 de junio de 2015, este multimillonario e inversor anunció su precandidatura presidencial, nadie apostaba por un exitoso futuro en la política. Inclusive, por su discurso tan altisonante como irreverente su intención fue calificada como ‘una desfachatez’ del entonces mundialmente conocido por dirigir el programa televisivo “El Aprendiz”. Sin embargo, comenzó a dar la sorpresa a los pocos meses al quedar segundo en la primaria de Iowa e imponerse en la de New Hampshire.
Desde entonces su ascenso fue meteórico en el Partido Republicano y, tan solo once meses después, el 19 de julio de 2016, fue proclamado como el candidato presidencial, imponiéndose a figuras emergentes y con gran potencial como Ted Cruz y Marco Rubio, entre otros.
Con su eslogan −también eje programático− “Hacer a América grande de nuevo” y pese a la resistencia de algunos sectores del partido que no lo consideraron el rival de peso para enfrentar una fuerte carta democrática, como lo era la ex primera dama Hillary Clinton, Trump empezó a ganar terreno en grupos etarios y regiones que habían sido esquivos a los conservadores. Le bastaron un poco más de tres meses para dar la sorpresa política a su país y al mundo: el 8 de noviembre fue elegido como el presidente No. 45 de Estados Unidos y asumió el 20 de enero del año siguiente.
Convertido en fenómeno político su presidencia marcó diferencia con su antecesor, el demócrata Barack Obama. Todas sus políticas, de profundo arraigo conservador, se encaminaron a su promesa de campaña: “Hacer a América grande de nuevo”. Así, entre otras cosas, impulsó la producción nacional (Made in USA), el regreso de empresas, impuso aranceles, bajó impuestos, sacó a Estados Unidos de varios organismos e instancias internacionales (Acuerdo de París, la Asociación Transpacífica y la OMS, entre otros), retiró tropas estadounidenses (Siria), recortó gastos en algunos programas sociales e impuso una dura política migratoria.
En la agenda internacional se reunió en varias ocasiones con el mandatario chino, Xi Jinping, con quien pactó una tregua en la guerra comercial, al igual que con el líder norcoreano, Kim Hong Un, convirtiéndose en el primer mandatario norteamericano en pisar ese territorio.
Como a todos, al final de su mandato se atravesó la pandemia del covid-19, pero no cerró completamente la economía. Paralelamente destinó millonarios recursos para luchar contra el que calificó como ‘virus chino’ y fue el primer mandatario en invertir fuertemente en la investigación y desarrollo de vacunas contra el mismo.
Con una economía reactivándose, notable baja en la inmigración ilegal y una reconfiguración en la agenda internacional, Trump decidió buscar la reelección hace cuatro años, enfrentándose al demócrata Joe Biden, quien finalmente fue elegido por imponerse en Georgia, resultado que fue cuestionado por el líder conservador.
Como se ve, el líder conservador ha hecho y sigue haciendo historia: con diferencia de pocos días ha ganado incuestionablemente las dos primarias realizadas y en pocos más pondría fin a la carrera por la candidatura. Una victoria inédita y exprés. / Redacción internacional.