Una nueva generación en el corazón del poder cubano | El Nuevo Siglo
EL PRESIDENTE CUBANO Miguel Díaz-Canel y Raúl Castro, quien en pocos días dejará su cargo como secretario del Partido Comunista, con lo que el nuevo buró político no tendrá los llamados ‘históricos’ de la revolución
Foto IPS
Domingo, 11 de Abril de 2021
Redacción internacional con AFP

AUNQUE sin el aura ‘heroica’ que rodea a los revolucionarios históricos, los miembros que integrarán desde mediados de este mes el nuevo buró político del Partido Comunista de Cuba tienen la misión de seguir el camino trazado por Fidel y Raúl Castro, tal como lo ha hecho por tres años Miguel Díaz-Canel.

El gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) llega a su VIII Congreso, la cita más importante y quinquenal que tendrá lugar entre el 16 y 19 de este mes,  en un contexto muy complicado debido a dificultades económicas agravadas por el impacto de la pandemia de covid-19.

Y, a la par de ello, que no tendrá en sus directiva a los históricos de la revolución ni a los Castro ya que Raúl, a sus 89 años se jubila al dejar vacante la jefatura del PCC como primer secretario del partido y que podría significar también dar un paso al costado de la actividad política por considerar ‘ya formados’ a sus sucesores. Su salida debe ser seguida por los otros dos históricos del núcleo duro de la Revolución: José Ramón Machado Ventura (90), número dos del PCC, y el Comandante Ramiro Valdés (88).

Se da por descontado que actual presidente de la República, Miguel Díaz-Canel (60), asuma como primer secretario del PCC y tome las riendas del poder absoluto del país, como en su día lo tuvieron Fidel (1926-2016) y Raúl Castro. 

En este Congreso también se elegirá a los 17 hombres y mujeres que integrarán el nuevo Buró Político, el órgano superior del Comité Central del partido, donde reside el centro del poder del partido y la fuerza política que dirige al país, de acuerdo con la Constitución.

Todos ellos junto al presidente son la nueva generación política y al mando del país, pero con un modelo establecido, con líneas roja definidas y que, de seguro, pasarán años antes de modificarlas.



 

Ninguno de estos hombres y mujeres lucharon en la Sierra Maestra como los Castro y nacieron después del triunfo de la revolución en 1959.

Aunque se espera que sigan en este grupo tres históricos que en esa época eran adolescentes: los generales Leopoldo Cintra Frías (79), Ramón Espinosa (83) y Álvaro López Miera (77), ministro, viceministro y jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, respectivamente.

En el Buró Político deben estar representados los más importantes cargos y sectores de la sociedad y, aunque en los últimos años se busca un equilibrio racial y de género, la elección también está determinada por la coyuntura que vive el país.

Por eso se prevé la entrada de otro general, Lázaro Álvarez Casas (57), recién nombrado ministro del Interior, en momentos en que algunas protestas han irrumpido en la escena pública.

El gran enigma de momento es quién pueda sustituir a Machado Ventura como segundo secretario del PCC, cargo que resulta ser una especie de jefe de Estado Mayor del Partido, con capacidad de veto para dirigentes y cuadros del PCC y de las principales instituciones estatales.

En medio de una acelerada reforma y una fuerte crisis económica, parece asegurada la entrada del Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz (57), quien hizo carrera empresarial en las Fuerzas Armadas y hoy goza de un evidente apoyo del generalato.

Deben permanecer, debido a sus responsabilidades, el canciller Bruno Rodríguez (63), el presidente del Parlamento, Esteban Lazo (76) y el secretario de la Central de Trabajadores (CTC, única) Ulises Guilarte (56), entre otros.

Además del cambio político, el Congreso comunista debe enfrentar otro tema importante: el “recrudecimiento del bloqueo” aplicado por el anterior gobierno estadounidense de Donald Trump (enero 2017-enero 2021) y que con el actual de Biden no da visos de cambio alguno.

La pandemia de covid, combinada con el cerco económico estadounidense y otros factores adversos, agotó en extremo a la economía cubana en 2020. El producto interno bruto (PIB) decreció 11 por ciento y aunque el gobierno espera volver a niveles positivos este año, persisten síntomas de debilidad que empañan la posibilidad de un pronto repunte económico.

Según informaciones de los medios oficiales cubanos, el octavo Congreso del único partido legal en Cuba se concentrará en “temas medulares para el presente y futuro de la nación” incluidos en documentos aprobados en congresos precedentes, entre ellos el referido a la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista.

Ese texto resume las concepciones esenciales para impulsar el desarrollo socioeconómico conforme con las aspiraciones y particularidades actuales del proceso revolucionario cubano.

Para el politólogo Daniel Rafuls, la cita del PCC tiene entre sus muchos retos “eliminar todos los obstáculos, humanos y materiales, que impiden el cumplimiento de las reformas acordadas en general y del nuevo ordenamiento monetario en particular”.



Economía, en la ‘UCI’

Raúl Castro deja el gobierno en el peor momento de la economía cubana en casi 30 años, que se desplomó un 11% en 2020, la mayor caída desde 1993.

Desde el principio de este año, el presidente Miguel Díaz-Canel apretó el acelerador con una profunda reforma financiera para enfrentar la crisis derivada de la pandemia del covid-19, del reforzamiento del embargo estadounidense y las distorsiones y desequilibrios internos del país.

La urgencia "no es tanto porque en un mes se celebrará el octavo congreso, sino que la economía está en una situación que yo catalogo de crítica", dijo el economista Omar Everleny Pérez, del Centro de Reflexión y Diálogo.

Según la Constitución, el Partido Comunista de Cuba (PCC) concentra el mayor poder del país y sus congresos cada cinco años, hacen balance y marcan las pautas para el próximo quinquenio.

Pero este calendario no siempre se cumplió.  

Tras el desastre por la desaparición del bloque comunista, transcurrieron 14 años entre el quinto congreso en 1997 y el sexto en 2011, que evidenciaron indefinición en como reformar el modelo.

Este último ocurrió cuando Raúl Castro ya había tomado formalmente las riendas del país en 2008, y era Primer Secretario del PCC, cargo que ahora abandona.

Entonces, comenzó un lento proceso de reformas económicas al modelo de corte soviético que había imperado con su hermano Fidel.

"Sin pausa pero sin prisa", dijo en su momento Raúl Castro para justificar la lentitud en las reformas, denominadas "actualización del modelo". 

El liderazgo histórico, a punto de jubilarse en este congreso, lega tres hojas de ruta que establecen las bases de la política económica y social, el diseño del nuevo modelo y un plan nacional de desarrollo hasta 2030.

Sin embargo, para la economista cubana Jacqueline Laguardia, hasta 2019, el programa fue "implementado de manera parcial, inconexa y contradictoria".

Este año, el gobierno echó a andar una profunda reforma monetaria que ha resultado un verdadero tsunami en la vida cotidiana de los ciudadanos. 

Además de la unificación de sus dos monedas, se elevaron el salario mínimo y las pensiones en 400 y 500%, pero también se registró una inflación de al menos 160%. 

Y en un paso sin precedentes, Díaz-Canel decidió en febrero abrir casi todas las actividades económicas al sector privado. 

Ahora los cubanos pueden dedicarse por cuenta propia a más de 2.000 tipos de empleos dominados hasta ese momento por el Estado, que sólo se reservó 124 áreas.

Así, son unos 600.000 cubanos trabajan ya en la iniciativa privada, 13% de la población económicamente activa, en un país de 11,2 millones de habitantes.

El siguiente paso será la creación de pequeñas y medianas empresas (Pymes) y el perfeccionamiento de cooperativas no agropecuarias, ha adelantado el gobierno sin precisar plazos.