Vox, el fin de las dos corrientes | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 9 de Agosto de 2023
Pablo Uribe Ruan

SEGUNDO DETRÁS de Santiago Abascal, la salida de Iván Espinosa de los Monteros del partido de ultraderecha Vox, ayer, representa más que la simple sucesión en la línea de mando de este partido, conocido por sus alianzas en Europa con agrupaciones similares, como los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni y el francés Frente Nacional de Marine Le Pen.

La renuncia del portavoz de Vox deja en evidencia que los sectores liberales tienen en este momento poco cabida, así como también muestra que Abascal y su círculo más cercano optan por profundizar su discurso nacionalista en varios frentes, incluyendo la economía, clave en toda esta crisis.

Liberales y proteccionistas

Siempre hubo dos grandes almas: una liberal y otra nacionalpopulista. Esta última intentaba lo de siempre, conciliar el nacionalcatolicismo con el falangismo o al menos con los tics sociales que hicieron posible”, escribe el columnista del periódico ABC, Agustín Pery.

En Vox convergen dos tendencias que han coincidido a lo largo de nueve años en temas como la unidad de España, la posición frente a Cataluña, así como ciertos límites a los derechos civiles y políticos, como el aborto y la eutanasia.

Iván Espinosa de los Monteros, un liberal clásico que tiene maestría en estudios económicos y era hasta ahora era el principal contradictor del gobierno de Pedro Sánchez en esa materia, no ha logrado que su partido tenga una posición más favorable al libre mercado. Dirigida por Abascal y su mano derecha, Jorge Buxadé, líder de lo que se conoce como el “integralismo católico”, la otra línea de Vox defiende políticas proteccionistas que incluyen aranceles para blindar el campo español e impulsar un proceso de reindustrialización.

Esta diferencia ha hecho que en las últimas elecciones el equipo económico de Vox haya incluido pocas de las recomendaciones de Espinosa de los Monteros en el programa de gobierno, lo que sería, según la prensa local, una de las razones por las que el portavoz del partido ha renunciado.

Dos tendencias, intolerables

Sin coincidencias en materia económica, la pregunta termina siendo hasta qué punto las diferencias entre uno y otro sector en un partido de ultraderecha pueden convivir. Ver el caso de Francia puede ser sustantivo ante este cuestionamiento.

Con una línea claramente proteccionista, Le Pen en Francia tiene una férrea oposición al libre mercado, que no es criticada por otros miembros de su partido y que se parece más a la izquierda radical de la Francia Insumisa, de François Melenchón, que al presidente liberal Emmanuel Macron, visto como de centroderecha por gran parte de la opinión pública en Francia.

Detrás del nacionalismo que guía el proteccionismo de Le Pen también hay otro elemento clave: sus votantes. En su gran mayoría el electorado del Frente Nacional se concentra en las zonas productoras y agrícolas de Francia y es poco en ciudades grandes y medias, donde la izquierda de Melenchon así como Macron cuentan con un gran apoyo.

En el caso de Vox, el apoyo electoral se distribuye de manera distinta. Lejos de esa dicotomía ciudades-campo, el partido de ultraderecha español ha logrado atraer tanto a votantes de zonas rurales como de grandes cascos urbanos, cuyas preferencias electorales -en este caso económicas- varían.

Para un votante de clase media e hijo de la globalización, que vive en Madrid, Valencia o Sevilla, la defensa del libre mercado que hacía Espinosa de los Monteros, quien solía citar a Friedrich Hayek y Ludwing Von Mises en sus discursos, podía ser más atractiva que el nacionalismo industrial de Abascal.



Sin embargo, el mal desempeño electoral el pasado 23 de julio parece haber llevado a Vox a inclinarse por el proteccionismo y seguir la línea de Le Pen y otros derechistas europeos, en la que se combina nacionalismo y proteccionismo con una fuerte inclinación por el votante de ciudades medias y zonas rurales.

Pálido bipartidisimo

Es así como inevitablemente Espinosa y otros de sus compañeros, como Víctor Sánchez del Real, quedan al margen del proyecto de Vox y podrían encontrar una vida política en el Partido Popular.

Poco a poco, con el fin de Ciudadanos y la erosión de Podemos, los partidos mayoritarios, PP y Partido Socialista Obrero Español (PSOE), empiezan a recuperar el terreno que perdieron tras la crisis del bipartidismo a comienzos de la década de 2010, cuando surgieron colectividades que, en el caso de la derecha, con Ciudadanos, casi reemplazan como primer partido al PP.

Recuperado de esa crisis, aunque con un enorme desafío de formar gobierno tras un regular desempeño electoral, el PP con sus diferentes líneas de pensamiento parece ser capaz de absorber -caso de Espinosa- a perfiles políticos conservadores en lo social y liberales en lo económico.

Es el PP el mayor beneficiado de la crisis en Vox, que ha optado por profundizar un discurso nacionalista y proteccionista para buscar apoyos en sectores populares y rurales, olvidando, como escribe la periodista Cristina Casabón, que el partido “debería hacer una reflexión sobre su estrategia y volver a su esencia como partido thatcherista, puesto que ahí es donde tiene su caladero de votos”.

En medio de esta crisis, la peor quizá desde su fundación en 2014, Vox no sólo teme la salida de más integrantes, sino que también ve con preocupación la posible convocatoria a nuevas elecciones generales, un escenario que se puede dar en caso de que Sánchez o Alberto Núñez Feijóo no formen gobierno

El hasta ayer portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, ha alegado motivos "personales y familiares" para justificar su salida de la dirección del partido y para dejar su escaño en el Congreso, aunque ha matizado que continuará en la formación de Santiago Abascal como afiliado de base.

"Mis padres ya no son tan jóvenes y mis hijos no son tan mayores y, aunque actualmente están todos bien, he pasado suficientes noches de hospital con ellos para meditar sobre el momento vital en el que me encuentro", ha explicado Espinosa de los Monteros en una rueda de prensa desde la Cámara Baja.

Así, ha precisado que el abandono de sus cargos no implica que se desentienda completamente de Vox. "Permanezco como afiliado de base", ha indicado, antes de ponerse "siempre a disposición" de los dirigentes del partido "para absolutamente cualquier cosa que necesiten".

Durante su comparecencia sin preguntas, Espinosa de los Monteros ha dado las gracias a su familia, a los votantes de Vox, a simpatizantes, afiliados y voluntarios, al personal del Congreso y al grupo parlamentario, a los cargos orgánicos de su partido y, en especial, al líder, Santiago Abascal. "Sin él esta aventura habría sido imposible", ha subrayado, antes de señalar que tiene la "esperanza" de verlo "más pronto que tarde" como presidente del Gobierno.

"Todo ha merecido la pena porque España siempre merece la pena", recalcó.