Bogotá ve luz al final del túnel con contagios pero no puede cantar victoria | El Nuevo Siglo
Durante las siguientes semanas descenderán algunos indicadores de covid. Aún así, expertos creen que un cuarto pico más adelante en el año es inevitable.
AFP
Domingo, 11 de Julio de 2021
Redacción Nacional

Con la amenaza latente de la variante Delta, la ocupación de las unidades de cuidados intensivos aún por encima del 90% más 65.834 casos activos de la enfermedad y 6.460 contagios diarios al finalizar la semana, al parecer Bogotá, por lo menos epidemiológicamente hablando, parece que ya comienza a ver la luz al final del túnel pero está lejos de cantar victoria.

“Hoy podemos decirle a Bogotá que lo peor de este tercer pico tan largo y doloroso ya pasó. Todas las cifras que tenemos indican que ya comenzamos un descenso sostenido de los principales indicadores”, fueron las palabras inaugurales con las que la alcaldesa Claudia López hizo el balance epidemiológico del primer mes de apertura económica.

La ciudad ya lleva dos semanas de descenso continuo en indicadores tales como el RT, la velocidad de transmisión y los fallecimientos. Dicho comportamiento fue lo que en efecto llevó a la Administración Distrital a pensar que lo peor ya pasó.

Sí, lo peor ya pasó. Nuestra modelación matemática mostraba que para esta semana ya iba a presentarse una especie de inclinación en la curva de contagios, vamos a comenzar a descender y vamos a empezar a ver un descongestionamiento en las UCI. Yo creería que lo que la Alcaldesa está diciendo en gran medida es cierto: tal vez no me atrevería a ser tan optimista en este momento, sobre todo por las posibilidades de que lleguen nuevas variantes, de que algunas vacunas declinen en su capacidad de protección en el tiempo, pero sí tiene razón”, le dijo a EL NUEVO SIGLO el vicedecano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes y experto en modelaciones matemáticas de enfermedades transmitidas por vectores, Juan Manuel Cordovez.

Por su parte, el epidemiólogo y salubrista también de la Universidad de los Andes, Luis Jorge Hernández, le dijo a este Medio que lo que dijo la mandataria es pensar con el deseo, aunque sin duda sí hay signos de estabilización en tres indicadores que han venido mejorando: el porcentaje ocupacional de las UCI; la positividad del virus, que ha bajado de 40 a 30 en las últimas dos semanas, y la reproducción del virus, que ahora está muy cercana a 1.

“Eso nos ha puesto en una meseta de estabilización pero el pico no ha comenzado a bajar todavía. En eso hay que ser claros. Aún así, las proyecciones que se han hecho desde la Universidad de los Andes y la Universidad de Washington sí muestran un comienzo de descenso pero hacia el 20 de julio. Aún no se está dando pero la proyección es que sí se va a dar”, sostuvo el epidemiólogo Hernández.



No obstante, hay tres grandes lunares por los cuales la capital aún no puede cantar victoria, pese a que avanza a muy buen ritmo la vacunación de la sociedad, “que es lo que más nos cuida la vida”, como bien hizo en indicarlo la alcaldesa López.  

Estos son las variantes, una ocupación de unidades de cuidados intensivos, que por ahora no va a disminuir tan rápido como se desearía y una fragilidad social que podría conllevar a que nuevamente se rompa el pacto de cuidado colectivo, como se refirió al mismo la mandataria local el pasado jueves. Estos son los tres grandes retos que encara Bogotá. 

La variante Delta

Con relación al primero de ellos, uno de los desafíos más complejos que han planteado las variantes, no solo la Delta sino todas las que ya están circulando alrededor del mundo, es que ponen en riesgo la efectividad de las vacunas.

Habiendo padecido la variante Alpha, proveniente del Reino Unido y la variante brasilera, denominada como variante Gamma, de acuerdo con el Distrito a Bogotá le queda pendiente la posibilidad de que la variante India del covid-19 comience a crecer y se vuelva dominante.

Es importante aclarar a este respecto que el coronavirus sigue mutando, y aunque de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud todavía no hay evidencia de que tenga presencia dominante en Colombia, la alcaldesa López dijo que la vigilancia genómica del INS es muy pequeña y por eso no hay que bajar la guardia con relación a esta variable. “Efectivamente eso no depende de nosotros y no, no podemos controlar el covid, pero sí nuestro comportamiento frente al mismo”, agregó a este respecto.

Ahora, con relación a la variante Delta, de acuerdo con Cordovez, “las variantes significan que podría suceder que las vacunas no nos ofrecieran protección contra las variantes. Parece que la vacuna Pfizer sí protege contra la Delta, sobre eso ya hay una publicación alrededor de eso, pero existe la posibilidad de que en algún momento alguna variante se escape de la protección de la vacuna y esa es una situación muy compleja. La idea no es ser pesimistas, pero por eso se quería acelerar tanto el plan de vacunación: así se bajan las posibilidades de que las variantes surjan”, precisó el profesor.

Unidades de Cuidados Intensivos

El otro aspecto por el cual no se puede bajar la guardia, es el de las unidades de cuidados intensivos. El Distrito calcula que las UCI para pacientes covid-19 positivos va a seguir bajando sostenidamente en su ocupación.

Aún así, el indicador de UCI para todas las demás patologías no va a bajar tanto, pues la ciudad tiene represadas una serie de cirugías pendientes de otras enfermedades que se suspendieron durante la alerta roja. “Por cirugías pendientes u otro tipo de tratamiento que demandan cuidado intensivos pendiente y se comenzarán a adelantar”.



Y en tercer lugar, de acuerdo con la Alcaldesa, la prolongación del tercer pico fue consecuencia de una ruptura en el pacto de cuidado colectivo desde mediados de mayo. “Toda la súper dispersión de contagio de 7 semanas de aglomeraciones intensas nos llevaron a un pico alto y sostenido como el que nunca habíamos visto en Bogotá”. De ahí que López hiciera un llamado a no volver a romper dicho pacto.

Un cuarto pico

Ante este escenario, y ad portas de dos semanas en donde la ciudadanía presenciará una baja drástica en los indicadores (con excepción de la ocupación de UCI para todas las patologías pero no por razones epidemiológicas), no sobra preguntarse qué probabilidades hay de que en la ciudad haya un cuarto pico antes de que finalice este año.

A este respecto, de acuerdo con el profesor Cordovez, sin lugar a dudas habrá un nuevo pico precisamente porque el comportamiento del covid-19 es muy similar al de la influenza.

“Es desilusionante pensar en un cuarto pico pero esta es una enfermedad en la que el contagio se repite y se puede repetir en un periodo de tiempo tan corto como el de tres meses, en donde una persona se contagia y se puede volver a contagiar. Esto significa que la recirculación del virus en las personas que están en el cajón de los recuperados y los susceptibles, es alta. Te lo pongo de la siguiente manera: estamos frente a un sistema en donde el combustible quemado tiene la posibilidad de regenerarse para volverse a quemar”, indicó.

Y es precisamente por esta dinámica de contagio de la enfermedad que la vacunación es tan importante. En un mundo en donde el virus recirculará de manera permanente y en personas que ya tenían un tipo de resistencia al mismo, la inoculación de la enfermedad, además de mitigar el impacto y eventualmente los fallecimientos a causa del covid, reducirá la susceptibilidad al virus, al menos en su composición inicial prevariantes.

“En ausencia de las vacunas lo que vamos a tener son picos sucesivos por siempre, porque las personas simple y llanamente van a volver a ser susceptibles, pero con las vacunas se puede llevar el nivel de contagio a un punto en el que uno pueda pensar que por lo menos frente a la variante original con las que ya hemos convivido, puedan ser de alguna manera erradicadas”, finalizó diciendo el profesor Cordovez.