Procedimientos adelantados de manera coordinada entre la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional en Nariño, sur de Colombia, permitieron judicializar a un patrullero de la Policía y tres civiles que estarían implicados en el tráfico ilícito de Ketamina
Las pruebas técnicas al contenido de dos cajas que aparentaban contener galletas traídas desde Ecuador, puso al descubierto la existencia de una organización ilegal que estaría dedicada al tráfico ilegal de dicha sustancia, la cual es utilizada como insumo para la producción Tucibí (2CB).
Dos hombres que transportaban el alijo intentaron evadir el control policial para el que fueron requeridos por un uniformado de la Policía Nacional en el barrio La Laguna de Ipiales. Uno de los hombres afirmó llevar artículos de aseo.
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Durante la inspección, los uniformados encontraron 194 frascos de vidrio de 100 miligramos con ketamina en su interior. Ninguno de los portadores logró demostrar con documentos el porte legal de dicha sustancia, por lo que fueron capturados en flagrancia.
Los civiles fueron imputados con el delito de fabricación, tráfico y porte de estupefacientes. Mientras el patrullero además lo fue por fraude procesal y falsedad ideológica. Las últimas conductas debido a que habría afirmado contar con autorización para incautar la ketamina, lo cual habría sustentado con un documento que sería falso.
Con esta acción, adelantada de manera articulada entre la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional, se logró desmantelar en los últimos cuatro meses dos redes criminales dedicadas a ingresar al país esta sustancia controlada.
Labores de policía judicial evidenciaron cómo organizaciones ilegales están usando, al menos, 10 pasos fronterizos, ubicados en las veredas La Santafé y Orejuela (Nariño); y otros en el municipio de Carlosama, a 13 kilómetros de Ipiales para ingresar desde Ecuador sustancias similares.
Una vez en territorio nariñense los traficantes alquilan viviendas donde acopian el químico; además de habilitar cocinas para mezclar sustancias como metanfetaminas, cocaína y tramadol logrando fabricar el conocido Tucibi (2CB) o cocaína rosada que luego es distribuida entornos educativos y centros de diversión nocturna en presentaciones líquidas y polvo que comercializan en sumas que alcanzan los 200.000 por dosis.