Para una familia que recibe ingresos cercanos a los 2 SMLMV, el costo del transporte equivale al 16% de la canasta familiar. Un valor que no puede sustituirse, ya que los desplazamientos diarios al trabajo o estudio son obligatorios y de estos dependen los ingresos y bienestar de la familia.
Estudios realizados en la universidad de La Salle han mostrado que cerca del 60% de los actuales motociclistas eran usuarios del transporte público.
Con cada incremento en el pasaje del transporte público se pone en juego la sostenibilidad financiera del transporte público, ya que los usuarios que se salen del sistema, difícilmente vuelven a usarlo.
Quedan muy pocos días para que se haga efectivo el incremento de $100 en el precio del pasaje de Transmilenio y el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP). Anunció que hizo y tuvo que salir a explicar el Distrito, durante la segunda semana de este mes tras la divulgación del proyecto de decreto que establece el alza.
Algunos dicen que el incremento que equivale al 4.54% está dentro de lo esperado, porque finalmente el valor es inferior al 5.9% definido como referencia para el ajuste del SMLMV (salario mínimo legal mensual vigente). Desde esa mirada, el aumento de precios que pasaría de $2.200 a $2.300 en el bus troncal (rojo) y de $2.000 a $2.100 en los buses zonales, puede verse aceptable.
Sin embargo, cuando se usa la calculadora para establecer el impacto que dicho aumento representa en las a familias de estratos 1, 2 y 3, quienes además son los principales usuarios del transporte público, la conclusión es otra totalmente diferente.
Para una familia que recibe ingresos cercanos a los 2 SMLMV, el costo del transporte equivale al 16% de la canasta familiar. Un valor que no puede sustituirse, ya que los desplazamientos diarios al trabajo o estudio son obligatorios y de estos dependen los ingresos de la familia.
Transportarse no es una opción es una obligación. Por eso, las personas encuentran en la motocicleta una opción atractiva. Estudios realizados en la Universidad de La Salle han mostrado que cerca del 60% de los actuales motociclistas eran usuarios del transporte público y la mayor motivación para el cambio modal, se debió al costo del pasaje. Otras motivaciones han sido la flexibilidad en su movilización, el incremento en la velocidad de los desplazamientos, obviamente la disminución de tiempo y en especial, dejar de padecer, los problemas de calidad del servicio, cobertura y accesibilidad del transporte público.
“Hay que entender que la motocicleta, además de ser un producto con importantes beneficios fiscales, no es un vehículo para el transporte de una persona sino la opción de transporte para una familia. Bajo estas consideraciones, la viabilidad económica de la motocicleta aumenta con cada incremento en el pasaje del transporte público e incluso esta situación impulsa el uso de otras opciones como el automóvil de segunda mano y la bicicleta. Este hecho es un riesgo para la sostenibilidad financiera del transporte público, ya que usuarios perdidos, difícilmente retornan al sistema”, asegura Edder Velandia docente de la Universidad de La Salle.
Con este panorama, la ciudad debe ser prudente al planear los ajustes en las tarifas, reconociendo posibles impactos negativos en el número de usuarios del transporte público así como el estímulo a la proliferación de motos y autos en la ciudad. Además, ya es momento de activar planes como cargos por congestión, aumentos de las tarifas de los parqueaderos e incluso peajes a las entradas de la ciudad para generar ingresos que sean direccionados a subsidiar el transporte público, alternativas definidas en el Plan Nacional de Desarrollo vigente. Dichas medidas puede ser impopulares para algunos sectores de la sociedad, pero su direccionamiento adecuado puede ser la solución para un transporte público de calidad, asequible y con impacto positivo en la calidad de vida de los ciudadanos que usan esta opción de transporte diariamente.
Por salud pública y sostenibilidad económica, también es necesario sumarse al uso de tecnologías alternativas en las flotas de buses troncales como los híbridos y eléctricos, empleados en las ciudades modernas y sostenibles, para reducir el consumo de diésel que es el insumo con mayor peso en la matriz de costos del transporte público. Es urgente lograr equilibrio entre el costo del pasaje, la calidad del servicio, el nivel de emisiones contaminantes y la calidad de vida de los usuarios del sistema de transporte público en Bogotá.