“Yo comencé a pescar cuando tenía 8 años, me iba con mi tío Bernardo Miranda por toda la bahía a bucear langostas, chipichipi y caracol pala, conocido como caracol rosado. Salíamos desde la bahía de Ararca, en Barú, hasta la isla del Chivo, cerca al barrio El Bosque frente al puente de Bazurto”, dice Ignacio Miranda, un veterano pescador nacido hace 70 años en el corregimiento de Bocachica, un poblado de afrodescendientes con más de siete mil habitantes, ubicado en el extremo sur de la isla de Tierrabomba, única puerta de entrada marítima a la bahía de Cartagena.
Durante varias décadas Ignacio se dedicó a la pesca. Fue fundador y representante de la asociación Hacienda Karex, que agrupaba a 44 pescadores. Existían otras fundaciones, como la Asociación de Pescadores y Agricultores de Bocachica, que llegó a tener más de 100. En total, dice, con los asociados de Caño de Loro, Tierrabomba y Punta Arena, éramos más de 300 personas.
El representante de la Federación de Pescadores de Bocachica, Tierrabomba, Caño de Loro, Pasacaballos, Santa Ana, Ararca y Bazurto, Wilman Herrera, dice que hoy hay más de 1.500 pescadores artesanales en Cartagena y Bolívar, a quienes cada día se les hace más difícil realizar sus faenas por la contaminación y las restricciones que impone la Dirección Marítima y Portuaria para ejercer la pesca en la bahía.
La contaminación
La riqueza marina de la bahía comenzó a morir a mediados del siglo XX, primero por la apertura del canal del Dique, un brazo del río Magdalena que desemboca desde 1930 frente al corregimiento de Pasacaballos. La conexión del canal del Dique con la bahía se hizo para establecer una vía que comunicara al puerto de Cartagena con el río Magdalena, pero los sedimentos y la contaminación cambiaron la configuración marina de la bahía, convirtiéndola en un estuario del afluente.
Se estima que en los últimos 26 años el dique ha descargado en la bahía 52 millones de toneladas de sedimentos, incluidos contaminantes como pesticidas, empleados en plantaciones y cultivos a lo largo de la cuenca del Magdalena, así como arsénico y mercurio, utilizados en la minería ilegal.
Pero en Mamonal siguen operando 260 empresas dedicadas en su mayoría a la producción petroquímica, movidas por el cluster de la refinería de Ecopetrol, construida en los años 50 y repotenciada hace menos de una década. Hay varias zonas francas y logísticas, astilleros en donde se contruyen y reparan barcos de gran tamaño, empresas industriales que manipulan metales pesados y durante años han vertido sus desechos a la bahía sin ninguna contemplación y con poca vigilancia.
PGN presenta acción popular
Ante los recurrentes derrames de crudo y carbón, los informes de contaminación y el deterioro de la bahía, lagunas, caños y ciénagas de la ciudad por todos los contaminantes mencionados, la Procuraduría General de la Nación presentó, en 2017, una acción popular ante el Tribunal Contencioso de Bolívar en la que solicita vincular a entidades locales, regionales y nacionales responsables de vigilar, mantener y conservar un medio ambiente sano y el equlibrio ecológico.
El objetivo de la acción popular es sanear las aguas de la bahía, reducir y mitigar el impacto de actividades contaminantes o destructivas del medio ambiente y de los recursos naturales del ecosistema de la bahía de Cartagena. A la acción popular fueron vinculados el Ministerio de Ambiente, la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, la Corporación Autónoma Ambiental del Canal del Dique (Cardique), el Establecimiento Público Ambiental de Cartagena (EPA), la Alcaldía Distrital de Cartagena, la Dirección Marítima y Portuaria y la Corporación de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de la Industria Naval, Marítima y Fluvial (Cotecmar).
En su argumentación, la Procuraduría expuso una diversidad de estudios realizados por institutos técnicos, como la Red de Calidad Ambiental Marina (Redcam), Instituto de Estudios Marinos (Invemar), Cardique y el Proyecto de Investigación Aplicada sobre Interacciones entre Cuencas, elaborado por Basic Cartagena en el año 2014, el cual fue financiado por el Centro de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá e implementado por la Universidad Eafit en asocio con la Universidad de los Andes, la Universidad de Cartagena, la Fundación Hernán Echavarría Olozaga y Cardique.
Invemar determinó en su estudio que el deterioro de la calidad del agua tiene su origen en los vertimientos de servicios públicos, el desarrollo portuario e industrial y la entrada de especies invasoras por aguas de lastre (sentinas de los barcos que llegan al puerto), que están afectando gravemente a los arrecifes coralinos, los pastos submarinos, los manglares y las lagunas costeras generándose un efecto de acumulación de contaminantes.
El tribunal, acogiendo el planteamiento de la Procuraduría General, y ante la gravedad de los estudios sobre la contaminación de la bahía, según los cuales estaría al final de su existencia, ordenó proteger los derechos colectivos al goce de un medio ambiente sano. Al tiempo, declaró a Minambiente, Alcaldía de Cartagena, Dimar, EPA, Anla, Cardique y Cotecmar responsables de haber afectado los derechos colectivos al medio ambiente. El fallo fue apelado por las entidades declaradas responsables.
La PGN continuará realizando el seguimiento al cumplimiento de la Sentencia T-080 de 2015 con el fin de verificar que los recursos producto de la condena a Dow Química sean invertidos en los planes ambientales que mejor contribuyan al restablecimiento a la bahía de Cartagena, y a que la participación de las comunidades de la Bahía en la identificación de los citados planes sea real y efectiva.
Recuperar parcialmente los ecosistemas naturales de la bahía es posible. Gran parte de la contaminación desaparecerá si se construyen las esclusas en el canal del Dique, las trampas de sedimentos o se cierra la desembocadura evitando que siga vertiendo sus aguas a la bahía.
En segundo lugar, si se controlan los vertimientos industriales en las 262 empresas mayoritariamente dedicadas a la producción petroquímica y se inspecciona de manera permanente a las embarcaciones de manera que se disminuya el derrame de hidrocarburos, la bahía de Cartagena, considerada por el imperio español la más segura en la época colonial, habrá recuperado la vida que una vez tuvo y hoy se encuentra moribunda.