El pasado 21 de abril tres hombres atracaron un vehículo que se encontraba a la altura de la calle 100, en donde, a raíz de un severo trancón, permanecía quieto. Los tres ladrones salieron corriendo, se montaron a un carro gris y huyeron.

Este fue un hecho que habría pasado de largo, como los cientos de robos que los bogotanos padecen a diario, si no fuera porque un par de ciudadanos grabaron el incidente y alcanzaron a captar el número de la placa del carro en el que los ladrones huyeron. Las dos personas que grabaron el incidente después movieron el video por redes sociales y esa denuncia ciudadana, sin duda alguna, fue el hecho que conllevó a que las autoridades distritales capturaran a los delincuentes ese mismo día.

No obstante, en Bogotá el número de personas que denuncian los hechos de inseguridad es muy bajo. Las cifras que tiene la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia, y que corresponden a las personas que ponen la denuncia, evidencian un elevado subregistro.

Dicho esto, ¿cómo puede hacer Bogotá para fomentar la denuncia ciudadana, de la cual no cabe duda su efectividad? Para responderse a esta pregunta, EL NUEVO SIGLO habló con César Restrepo, experto en seguridad urbana de Probogotá, quien dijo que es a través de un entramado ciudadano, de públicos, privados y de la institucionalidad, la forma en la que se debe gestionar esta materia en una ciudad como Bogotá.

“Exactamente lo que pasó hace unos días siempre debería pasar. Pero para que así sea, hay tres factores que deberían ponerse en práctica, y el Gobierno distrital debería diseñar una estrategia para que todo eso se cumpla. Y eso el Distrito Capital no lo ha logrado desarrollar. La Alcaldía habla de redes ciudadanas pero eso no funciona. Debe ser una cosa mucho más compleja y sofisticada”, comenzó por advertir el experto Restrepo.

Ahora, ¿cuáles son esos elementos que deberían incorporarse para que la denuncia ciudadana no solo se incremente sino que sea realmente efectiva?

Unión de cámaras públicas y privadas

En una primera medida, indicó que es imperativo que las cámaras de vigilancia de Bogotá se integren, tanto las del sistema público como del privado, para que cuando un ciudadano logre tomar una imagen y la suba al internet, poniéndola así a disposición de las autoridades competentes, sea más rápida la respuesta “y sobre todo para poder hacerle seguimiento al hecho”.

“Esas cámaras deben ser tanto privadas como públicas, y la seguridad también de privados debería asociarse a las redes públicas para hacer seguimiento a todas las denuncias”, indicó, advirtiendo que para que todo esto sea efectivo es necesario que se consoliden canales confiables en donde poner el grito para que la ciudadanía reaccione.

Pero no solo las cámaras de seguridad; los vigilantes de los edificios, las oficinas y los conjuntos residenciales también deberían hacer parte de unas redes mucho más complejas que tengan botones de pánico, cámaras, radios, y en las que toda la ciudad confíe, o a través de las cuales se vaya construyendo confianza, desde el entendimiento de que solo a través de la cooperación puede haber resultados. “Solo así la gente dejará de pensar que denunciar no sirve para nada”, comentó.

“En otras palabras, la única manera en que un sistema de seguridad en una ciudad como Bogotá funcione, es cuando ciudadanos, seguridad privada y seguridad pública tengan canales comunes de interconexión. Solo así se podrán disminuir los tiempos de respuesta y solo así se podrá acotar el espacio de coordinación. Los ciudadanos a veces piensan que el único responsable de la seguridad es la policía y no; somos todos”, puntualizó a este respecto el experto en seguridad de Probogotá.

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Esta, vale referirlo, es una sugerencia que varios concejales de Bogotá han propuesto, y de hecho el exconcejal y ahora representante a la Cámara electo por Bogotá, Andrés Forero, tendría intenciones de adelantar un proyecto de Ley a este respecto.

Y por último está el tema de los cuadrantes. “La Policía Metropolitana debería tener un sistema de reacción que sea efectivo a corta distancia”. ¿Esto qué significa? Que si el robo fue en la 100 la unidad que reacciona no lo debe hacer desde el centro de Bogotá, por ejemplo, explicó el experto.

Aumentar la inteligencia

En esto coincidió el coronel experto en seguridad John Marulanda, quien se refirió más a la necesidad que tiene Bogotá de aumentar nuevos frentes de seguridad ciudadana que, en su opinión, “han demostrado ser lo más práctico y lo más eficiente para combatir la delincuencia en sus diferentes aspectos”.

“Estas estructuras están lideradas por la Policía Nacional y tienen la misión de alertar un delito. Eso que hicieron las dos personas frente al hurto del carro en la Calle 100 es lo que debería hacer toda la gente, liderado por la policía. Así es como funciona: con estructuras en donde la comunidad se organiza en redes, contando siempre con ayuda de la Policía”.

Añadió también que es necesario que Bogotá aumente la capacidad de inteligencia de las fuerzas de policía y militares, con relación a la inteligencia delincuencial.

“Eso es lo primero que hay que hacer y solo se logrará con un buen liderazgo político, algo que no vemos que esté funcionando muy bien en la ciudad de Bogotá”, dijo a esta redacción el coronel Marulanda, quien es el presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares (Acore).

Y, en tercer lugar, se refirió a un nuevo aspecto: el de seguir con la estrategia de la oferta de pagos por información, que hasta el momento ha dado muestras de que ha funcionado. “No tan bien como quisiéramos, pero ha funcionado”, finalizó el coronel Marulanda.

Baja denuncia ciudadana

Vale la pena reiterar que en la ciudad capital las denuncias ciudadanas no son altas, y eso se ha traducido en un subregistro elevado de cifras. En Bogotá hay cientos de ciudadanos que prefieren no denunciar el hurto, ya sea de celulares o de bicicletas.

Y tan es así que, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia, a través del Análisis General de Datos para Bogotá, en los últimos tres años de los que hay cifras consolidadas (2019, 2020 y 2021) se han robado 167.429 celulares, siendo el 2019 el peor, con un total de 61.307 equipos sustraídos ilegalmente. Esto significa que los criminales se robaron, en promedio, 5.108 aparatos por mes y 170 por día, para un promedio de siete celulares hurtados cada hora.

Y con relación al hurto de bicicletas el panorama no es muy diferente: en los últimos tres años de los que hay cifras consolidadas (2019, 2020 y 2021) los delincuentes se han adueñado de un total de 28.608 bicicletas, y en los tres meses y medio de este año la cifra se ubica en 2.170.

Sin lugar a dudas, el peor año fue el 2020, cuando fueron hurtadas 10.856 bicicletas; seguido por el 2021, cuando se reportaron 9.623 robos; mientras que en el 2019, se realizaron 8.129 denuncias. Esto significa que en los 12 meses del 2020 los criminales se robaron, en promedio, 904 bicicletas por mes, 30 por día y una por hora, un promedio bajo para lo que debe ser el número real de estos hurtos.