Columnistas | El Nuevo Siglo

La hora de la paz

 

En la medida en que se acerca la fecha de la gran encuesta  los ánimos se exaltan y los electores se alinean en las distintas fuerzas que compiten por el poder, con todo, no se siente el mismo fervor de otras épocas y, por el contrario, se advierte una notable pereza; se puede asegurar que no hay entusiasmo. ¿Cuál es la razón? Hay que consultar a los arúspices, pues las agencias encuestadoras no  descifran la apatía.

Promesas electorales, flor de un día

 

En vísperas de elecciones presidenciales, se vuelven a poner de moda los temas más importantes y más abandonados del país. En estas elecciones el tema preferido parece ser la educación. Todos los candidatos se jalan los pelos por el mal estado de la educación en el país. Inclusive el presidente candidato Juan Manuel Santos se lamenta, olvidando que durante su gobierno no se ha podido, ni siquiera, aprobar la reforma que había planteado.

¿Fallo vs. fallo?

 

El artículo 9 de la Constitución establece que las relaciones exteriores del Estado colombiano tienen, entre sus fundamentos, “…el reconocimiento de los principios del Derecho Internacional aceptados por Colombia”. Uno es el principio Pacta sunt servanda, que significa: “Los pactos deben ser cumplidos de buena fe”.

Reino animal

 

No paran escaramuzas personales llenas de odio, fobia y pésimo ejemplo para la sociedad. Mal momento para formación de cultura política. En lugar de tocar temas sensibles y sacar a flote espinosos asuntos ineludibles como la reforma tributaria que comenzará a abrirse paso el segundo semestre de este año, dignatarios a primera magistratura prefieren ofensas y rechiflas ciudadanas.

Los grandes ausentes

 

Durante muchos años los comisionistas de la Bolsa Mercantil de Colombia tuvieron representación en la Junta Directiva, sin que lamentablemente, para el período 2014-2015 pueda decirse lo mismo.

Mentiras oficiales

 

La detención arbitraria de Esteban Vanegas, un reportero del periódico El Colombiano de Medellín quien se encontraba cubriendo las marchas conmemorativas del día del trabajador, actualiza -una vez más- no solo el abuso en que incurren algunos miembros de la Policía Nacional, sino, lo más grave, su absoluta inmoralidad en el ejercicio de sus responsabilidades públicas.