Peligroso legislar al galope
En cualquier Estado del mundo, y más si es un Estado de derecho, legislar con ligereza, según el humor de cada día, es suicida para el Estado y suicida para el derecho.
Con el apresuramiento se corre el riego de amanecer al día siguiente con un humor distinto y una legislación en contravía. Además, los hechos no saben de humores y temperamentos, son como son, independientemente del ánimo de quien los mira.