Editorial | El Nuevo Siglo

No es novedad que nuestro país, por su posición geográfica y unas fronteras porosas, es utilizado constantemente por mafias que se dedican a la trata de personas, ya sea para llevarlas bajo engaño a otros países y explotarlas, o simplemente para cobrarles grandes cantidades de dinero por ayudarles a ingresar de forma ilegal a Estados Unidos.

No deja de sorprender que a estas alturas de la segunda década del siglo XXI, la construcción de algunas vías de gran importancia para el país todavía esté paralizada porque las comunidades por cuyas zonas pasarán las autopistas no logran consensos alrededor de las implicaciones de los corredores vehiculares.

Más allá de los peros a las posturas políticas y directrices gubernamentales que los distintos sectores de ese país y a nivel internacional puedan tener sobre el presidente venezolano Nicolás Maduro, no deja de ser interesante el debate que abrió al ordenar la revisión de toda la programación televisiva de esa nación.

 

La violencia derivada del narcotráfico es, sin duda, el mayor desafío que enfrenta México desde hace varios años. Los ejércitos armados al servicio de los principales carteles de las drogas han producido miles de muertes y sembrado el terror y el miedo en varios estados de la nación manita.

Galimatías de la institucionalidad

Colisión del principio de legalidad