Editorial | El Nuevo Siglo

Cada vez que se trae a colación aquel reconocimiento según el cual “Bogotá es la Atenas suramericana” no faltan las voces que ponen en duda que la capital colombiana sea uno de los epicentros culturales más importantes a escala subcontinental. Incluso, hay quienes sostienen que en nivel local la calidad de los eventos que se realizan en ciudades como Medellín o en Cartagena pone a esas urbes en el mismo nivel que el Distrito Capital.

En  todo un dolor de cabeza se ha convertido para Estados Unidos las revelaciones más recientes sobre el espionaje sistemático que varios de sus organismos de seguridad habrían realizado sobre gobiernos y líderes europeos.

Aunque la polémica no es nueva, sin duda la advertencia del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, en el marco del VI Congreso Internacional de la Lengua Española en Panamá, sobre las rivalidades entre los libros físicos y los virtuales marca un nuevo horizonte en el debate.

La inauguración anoche del nuevo muelle nacional de pasajeros en el aeropuerto internacional Eldorado es, sin duda, una muy buena noticia, no sólo porque se trata del terminal aéreo más importante del país, sino porque también será uno de los más modernos y de mayor capacidad en tráfico de pasajeros y carga en nivel latinoamericano.

Que  en pleno centro de una ciudad cosmopolita como lo es Bogotá una menor muera al caer en una alcantarilla destapada sólo puede calificarse de tragedia indignante y absurda.

Que en plena segunda década del siglo XXI todavía no se haya encontrado en Colombia un mecanismo eficaz para evitar que los inescrupulosos roben las tapas de estos sumideros de aguas lluvias en los centros urbanos, es una tragedia indignante y absurda.

Hablar  de la necesidad de reforzar las medidas de precaución para prevenir el cáncer de seno, o al menos aumentar las posibilidades de su detección temprana, nunca está de más. El impacto devastador que los diagnósticos sobre la existencia de esta enfermedad producen en las mujeres y sus familias debe llevar a intensificar por todos los medios posibles la lucha contra su prevalencia.