Los partidos y movimientos políticos no estarían preparados para el paso de la lista con voto preferente a la lista cerrada de un momento a otro. Además el cambio por sí solo no funcionaría sino que se necesitaría que avance la democracia interna en las colectividades.
Así lo señaló la Misión de Observación Electoral y en parte coinciden algunos expertos consultados por EL NUEVO SIGLO.
En la discusión que se está dando en la Misión Electoral Especial que fue conformada producto del acuerdo de paz del teatro Colón para que entregue propuestas para una reforma política y electoral que se debe hacer, y también fuera de ella, se han escuchado voces sobre la necesidad de suprimir las listas abiertas o con voto preferente.
No obstante ya en 2014 el Gobierno nacional puso el tema sobre la mesa y previo a la radicación en el Congreso de la Reforma al Equilibrio de Poderes, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, dijo que había consenso entre los ponentes y el Gobierno para eliminar el voto preferente e impulsar las listas cerradas para los partidos políticos en elecciones al Congreso, para hacer más fuertes a las colectividades.
Sobre este punto, Cristo insistió en que el voto preferente “ha generado corrupción, al igual que la circunscripción nacional”.
Efectivamente en los primeros debates de esta reforma constitucional tuvo eco la supresión del voto preferente, no obstante al final fue hundida esta iniciativa, de tal forma que para los comicios de Congreso en 2018, los partidos tienen la opción de ir con lista cerrada (se vota por la lista) o con lista abierta, también conocida como de voto preferente (se vota por el candidato).
Hace algunas semanas el presidente Santos propuso como fórmula contra la corrupción, la financiación estatal cien por ciento de las campañas políticas para que no ingresen dineros de empresas.
Sin embargo el analista político y director del tanque de pensamiento del Partido Liberal, Héctor Riveros, le dijo a este Diario que la medida “ayuda a controlar un poco pero no es suficiente, hay otras cosas que hay que discutir, la más importante para mí es que se acabe el voto preferente porque con la lista cerrada ya se controla y además le quita todo el incentivo que un congresista vaya y compre un concejal”.
Qué está sucediendo
La figura del voto preferente fue introducida por la Reforma Política de 2003 con el argumento de que permite al ciudadano una escogencia democrática entre los candidatos de una lista, frente al tradicional sistema del bolígrafo que imperaba para esa época, por el cual los jefes de los partidos definían el orden que ocuparía cada candidato en la lista cerrada.
En todo este tiempo las listas con voto preferente ganaron espacio, al punto que el 99% de las listas que presentaron los partidos y movimientos políticos en las elecciones legislativas en 2014 fueron abiertas.
En esa oportunidad solo el Partido Centro Democrático presentó lista cerrada, confiado en que el nombre del expresidente Álvaro Uribe generaría la suficiente convocatoria en las urnas. Como efectivamente sucedió, pues logró en el actual Congreso, 20 senadores y 19 representantes, solo superado por el Partido de La U.
La proliferación del mecanismo de la lista abierta se da a pesar de que los mismos políticos se quejan que ha encarecido las campañas porque exige que en el caso del Senado, los aspirantes tengan que recorrer varias regiones del país para buscar los votos necesarios que les permitan salir elegidos.
Además se dice que el voto preferente ha atomizado los partidos porque más allá del ideario político de la colectividad, a cada aspirante lo que le interesa es sacar los votos necesarios para ganar la curul.
Habría consenso
La directora ejecutiva de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios, le dijo a este Diario que “pareciera que hay un consenso que es importante avanzar hacia las listas cerradas, pero no se puede avanzar solamente con las condiciones que tenemos ahora. Uno de los temas que se ha puesto sobre la mesa y que vale la pena discutir y mirar con bastante seriedad es la necesidad de que pueda haber un registro de afiliados bastante confiable. Ese registro de afiliados en últimas sería como un censo de cada uno de los partidos políticos”.
Barrios, quien a nombre de la MOE hace parte de la Misión Electoral Especial, añadió que si se pasa a una “lista cerrada sin tener unos mecanismos democráticos que puedan ser verificables, eso significa procesos internos democráticos de votación, consultas, etcétera, pero con un universo de afiliados conocido, obviamente el temor que siempre aparece es que se regrese a la época del bolígrafo”.
Añadió que “hoy la composición de los partidos en la mayoría, excepto muy pocos, lo que es el Partido Liberal, el Partido Conservador, La U, regresar a la época del bolígrafo es complicadísimo por la misma composición que tienen. Pero todos señalan que si uno está mirando la opción de la lista cerrada, pues obviamente tiene que mirar el tema del registro de los afiliados y abrir la discusión frente al tema de financiación”.
En este sentido, la directora de la MOE dijo que como hoy cada uno de los candidatos sabe que dependiendo de su financiación puede depender también el número de ciudadanos que arrastre en votación, “pues eso significa que se empezaría a concentrar la financiación. Ya dejarían algunos de tener interés en financiar su propia campaña, por lo que tendría que entonces empezar a mirar una financiación preponderantemente estatal y una financiación que mirara más las listas”.
Barrios explicó que en las discusiones que se han adelantado en la Misión Electoral Especial, “hemos discutido el tema de la lista cerrada, se han presentado diferentes escenarios, por ejemplo han señalado que puede presentarse lista cerrada para Senado para empezar y hacerlo gradual, pero abiertas para otras corporaciones. Los partidos han presentado diferentes esquemas, pero lo que sí es favorable esta vez, a diferencia de las otras, es que les parece viable, es decir que sí están dispuestos a discutir el tema” y consideran que sería una medida de transparencia frente al ejercicio de la política, dijo.
Por su parte, el senador Alfredo Ramos (Partido Centro Democrático) dijo a este Diario que “creo en la lista cerrada, creo que es una manera de depurar la política, una manera de ser más transparente con la ciudadanía, porque un ciudadano pretende votar por ideas, por filosofías, y no tanto por personas que eventualmente compren su voto”.
Ramos dijo que el Partido Centro Democrático “ha tomado la decisión en la gran mayoría de hacer listas cerradas y creo que ha habido ideas de abierta, se puede sacar inclusive más votos, pero creo que el pragmatismo no debe autorizar eso y creo que el Partido se debería dedicar siempre a hacer lista cerrada”.
Finalmente, el Senador dijo que las personas que llegan por listas cerradas “no necesariamente tienen que ser grandes gamonales que compran votos. Aquí pueden entrar a listas cerradas académicos, empresarios, personas que eventualmente no están en el día a día del fervor político”.
No obstante señaló que “veo muy difícil eso en otros partidos porque están acostumbrados al clientelismo, están acostumbrados a la compra de votos, y veo que difícilmente otros partidos se lleguen a poner de acuerdo porque saben que el poder está en ese control que plantean sobre el electorado”.