Fajardo y Petro: desde 2018 candidatos pero con coaliciones crudas | El Nuevo Siglo
SERGIO FAJARDO y Gustavo Petro buscan armar coaliciones en el que el premio mayor para el resto es quedar de segundo a bordo
/ENS
Domingo, 25 de Julio de 2021
Redacción Política

Si bien desde la misma noche en que se confirmó, en junio de 2018, el triunfo de Iván Duque en los comicios presidenciales,  Gustavo Petro y Sergio Fajardo quedaron instalados en el partidor electoral para 2022, a hoy, cuando faltan apenas siete meses y medio para las consultas interpartidistas en que las coaliciones elegirán sus respectivos candidatos únicos a la Casa de Nariño, ninguno de esos dos dirigentes ha logrado confeccionar el bloque político con el que aspira a pasar, en mayo próximo, a la segunda vuelta.

¿Cómo explicar esta circunstancia? Hay varias razones, pero quizá la principal es la dificultad misma que encarna instrumentar un proceso político en el que, al final, el resultado está cantado: Petro y Fajardo son los que deben ganar el tiquete y la competencia, a lo sumo, se limita a definir una posible fórmula vicepresidencial.

Como no todos los candidatos presidenciales quieren someterse a una contienda en la que el premio mayor es quedar segundo, entonces la construcción de las coaliciones petrista y fajardista se complicó de forma sustancial.

La mayor prueba de ello es que Fajardo se opuso firmemente a las propuestas de alianza que le hizo insistentemente Petro para que ambos compitieran para escoger un candidato único de la centroizquierda que se enfrentara al aspirante o los aspirantes de la centroderecha, con el uribismo, los conservadores, Cambio Radical y La U a la cabeza.

Así las cosas, tal como ocurrió en 2018, la centroizquierda apunta a ir dividida a primera vuelta, un riesgo que le podría incluso significar el que ninguna de las dos facciones clasifique al balotaje final, por más que Fajardo confíe en revalidar los 4,6 millones de votos de hace tres años y Petro los 8 millones que alcanzó solo contra Duque.

Ni siquiera las proyecciones que se habían hecho en ambas campañas en torno a que se tuviera, en cada una claro, una lista fuerte al Senado se ha podido concretar. Por el lado fajardista todo apunta a colgarse de la plancha de los verdes y en la petrista, como Colombia Humana no obtuvo personería jurídica, se aspira a hacerlo bajo alguna de las otras personerías del llamado “Pacto Histórico”. Incluso el senador Roy Barreras lanzó ya un movimiento de recolección de firmas bajo el nombre de “La fuerza de la paz”, cuyo objetivo inicial es avalar la candidatura presidencial.  



¿Desesperanza?

Aunque el exalcalde de Medellín, exgobernador de Antioquia y candidato presidencial en 2018 logró avanzar en sentar las bases de la llamada “coalición de la esperanza” desde el primer trimestre de este año, de ahí en adelante todo se empezó a complicar.

La base inicial de su plataforma política era, por obvias razones, la Alianza Verde, que es dentro de los movimientos que hacen parte de la coalición el que tiene la estructura nacional, departamental y local capaz de ser una especie de chasis de la campaña fajardista. A ella se sumarían liderazgos individuales, no partidistas, como los del ex vicepresidente Humberto de la Calle, el exministro Juan Fernando Cristo y el exsenador Juan Manuel Galán, los tres separados de la disciplina liberal oficialista. Y, por último, está el senador exPolo y ahora jefe de Dignidad, Jorge Enrique Robledo, también precandidato.

Sin embargo, a hoy, faltando siete meses y medio para la votación de las consultas interpartidistas, los verdes están ‘suspendidos’ de la coalición fajardista. ¿Por qué? El pasado 21 de mayo, cuando se anunció que la Alianza Verde se separaría temporalmente del bloque, se indicó que la razón era la necesidad de que esa colectividad resolviera sus “debates internos”.

Sin embargo, en el fondo las razones eran otras: los verdes tienen por lo menos seis precandidatos (los senadores Antonio Sanguino, Jorge Londoño, Iván Marulanda y Sandra Ortiz, así como los exgobernadores Camilo Romero y Carlos Amaya). Todos ellos saben que el aspirante del partido puede quedar segundo en una consulta interna con Fajardo en marzo próximo y eso le aseguraría ser la fórmula vicepresidencial. De allí que la competencia entre estos aspirantes se vislumbre muy dura.

También es claro que no a todos les gusta la idea de dividir a la centroizquierda entre los fajardistas y los petristas.

Además, la negativa de Fajardo a cualquier alianza con Petro no es el único veto en esta coalición. Ya Robledo advirtió que no está de acuerdo con que entre a este bloque el exministro y actual rector de la universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, a quien no solo desde el fajardismo le coquetean, sino también el liberalismo y el petrismo.

Y no terminan ahí los ‘palos en la rueda’ en la “coalición de la esperanza”. Trascendió que a un sector de los verdes les parece muy riesgoso que ese partido se quede, como se dice popularmente, “vestido y alborotado”.

¿Por qué? Si se revisan las últimas encuestas de preferencias electorales es claro que Galán está teniendo un repunte, que si bien no le da para ganarle a Fajardo en la consulta, sí podría llevarlo a competir fuertemente por ser el segundo en la votación. Es decir, que los verdes corren el riesgo de no tener candidato a Presidente ni a Vicepresidente en la primera vuelta de los comicios de 2022, pese a que son, dentro de la “coalición de la esperanza”, la colectividad más fuerte y estructurada.

A lo anterior tendría que sumarse que Fajardo, con dos procesos abiertos (uno en la Fiscalía por un canje de deuda cuando fue gobernador y otro en la Contraloría por el caso Hidroituango), ha ido cayendo en las encuestas en los últimos dos meses, perdiendo no solo terreno frente a Petro, que sigue encabezando, sino viendo más cerca nombres como los de Galán, Enrique Peñalosa o Federico Gutiérrez, que le quita apoyo a Antioquia.



¿Pacto de uno?

Por los lados de la coalición de Petro, también llamada “Pacto Histórico”, el panorama tampoco es el más tranquilo. No solo recibió el portazo de Fajardo a la propuesta de una alianza, sino que si bien hay varios movimientos en esa coalición de izquierda, todos son pequeños y sin mayor potencial electoral que sume.

El Polo está disminuido tras la salida de Robledo (su mayor votación en 2018 al Senado), Colombia Humana no logró la personería y MAIS, Unión Patriótica, ASI y demás movimientos no tienen mayor fuerza electoral.

Otro problema es conseguir nombres de trayectoria para acompañar a Petro en la consulta interpartidista de marzo próximo. Hasta el momento solo hay dos en la baraja: la líder social Francia Márquez y el propio senador Roy Barreras (en La U). Aunque se habla de un posible lanzamiento de la exalcaldesa Clara López (Todos Somos Colombia), todavía no se sabe nada.

De hecho, hay quienes consideran que Petro no debía jugarse a la idea de que el segundo en la consulta de su coalición sea la fórmula vicepresidencial, sino que podría apostar a un nombre que sume más, como podría ser el de la propia López, que en 2014 alcanzó a sumar dos millones de votos como candidata presidencial en primera vuelta.

Petro es consciente también de que si bien continúa liderando las encuestas, su ventaja frente a los perseguidores se ha ido acortando. Igual, es claro que su reto principal no es tanto pasar a segunda vuelta, que en sus toldas se da por descontado, sino encontrar una fórmula política viable para contrarrestar la fuerza del antipetrismo en el balotaje final, el mismo que evitó su conquista del poder en 2018.

Además, si bien salieron de competencia figuras como las de Carlos Holmes Trujillo (fallecido en enero) y Marta Lucía Ramírez (no renunció a la Vicepresidencia), están por lanzarse pesos pesados como el exministro uribista Óscar Iván Zuluaga y no se sabe qué pasará con Alejandro Gaviria, quien entraría a competir por el voto independiente y alternativo, el mismo que quieren abanderar Petro y Fajardo, cada quien por su lado.

Como se ve, a siete meses y medio de las consultas interpartidistas, los dos candidatos de izquierda y centroizquierda que están en el escenario desde junio de 2018 no han podido conformar su coalición y ese es, sin duda, un hecho político preocupante a estas alturas de la campaña para 2022.