EN MEDIO de la discusión por la constituyente que en los últimos meses ha propuesto el jefe de Estado para hacer varias reformas, como la agraria, la Corte conmemoró ayer los 33 años de la Constitución, en donde el presidente del Alto Tribunal, el magistrado José Fernando Reyes, se preguntó cómo seguir hablando de cambios amplios, “si es que no hemos sido capaces de desarrollar el pacto que nos forjamos en 1991”.
En el marco de la conmemoración anual de la proclamación de la Constitución de 1991, la Corte Constitucional consideró con el evento de ayer institucionalizar un espacio de diálogo y reflexión sobre temáticas del texto superior.
Este espacio tendrá lugar cada 4 de julio con miras a concretar un diálogo sobre la evolución de la Constitución Política en la jurisprudencia constitucional y el impacto que ha generado en el país, así como discurrir sobre sus retos y desafíos.
A continuación, EL NUEVO SIGLO hace un resumen de los principales aspectos que abordó el magistrado Reyes en la ponencia que presentó en este evento.
La constituyente
“Ahora cuando hablamos de nuevos proyectos constitucionales, cuando los fantasmas de la violencia y de la guerra siguen tan campantes, cuando el tronar de las armas y el afianzamiento del crimen parece enseñorearse sobre nuestro territorio, la discusión no puede ser otra de la defensa a ultranza de la Constitución de 1991”, expresó el presidente de la Corte.
Reyes dijo a propósito de las intenciones de reformar a fondo la Carta del 91, como ocurriría en una asamblea constituyente, que “¿cómo seguir hablando de nuevos proyectos constitucionales si es que no hemos sido capaces de desarrollar el pacto que nos forjamos en 1991?”. Advirtió que la Constitución no puede ser una masa deforme, “gelatinosa y banal, cambiable a placer, sino al revés, un texto rígido con muy relativas flexibilidades”.
Agregó que querer cambiar la Constitución “porque sí, es el peor mensaje que puede darse a un pueblo cuyas manos y cuyos espíritus todavía reclaman la satisfacción de los mínimos”.
Nueva Constitución
El jurista indicó que “es verdad que Colombia puede darse una nueva Constitución, si así lo quiere su pueblo”, aunque descartó que pueda hacerse por un camino distinto al establecido en la propia Carta Política, como lo planteó el presidente Petro de convocar una constituyente por algunos incumplimientos del Estado con el Acuerdo de Paz del 2016, sin contar con el aval del Congreso.
En este sentido, el presidente de la Corte Constitucional advirtió que “en 2016 se ha firmado un Acuerdo Final de Paz, un potente documento político el cual debe ser implementado por los subsiguientes tres gobiernos, pues el mismo comporta un compromiso que ha de ser acatado de buena fe (Sentencia C-630/17)”. Añadió que la Corte Constitucional descartó que “sea un acuerdo especial en la Sentencia C-171/2017. Luego lo que hoy rige para la reforma o adopción de una nueva Constitución ha sido puesto en el artículo 374 de la Carta Política”.
Añadió Reyes que de acuerdo con la jurisprudencia de la Corte todas las obligaciones internacionales de Colombia, bien sea que su fuente sea de derecho internacional convencional (tratados y convenios), derecho internacional consuetudinario, principios generales del derecho, declaraciones unilaterales o decisiones de cortes o jueces internacionales, entre otras, “deben ingresar o incorporarse al orden interno a través de los mecanismos constitucionales”.
Un texto joven
El presidente de la Corte destacó que “tenemos una Constitución viva y joven, que prevé los mecanismos de solución de sus conflictos, pero a veces nos falta voluntad y nos falta decisión. Nos falta la fuerza interna que mueva el sentimiento de unirnos como un país”. Agregó que la Carta Política es “ciertamente un gran texto, pero al final casi de nada sirve si quienes tenemos por misión hacerla viva, real, protagonista de nuestra historia, solo vemos pasar los días sin que las cosas cambien, mejoren, se definan”.
Dijo también el magistrado Reyes que “nuestra joven Constitución de 33 años ciertamente ha sido reformada, pero la Corte Constitucional ha estado vigilante para que ella no sea sustituida”. En ese contexto destacó que el trabajo de este Alto Tribunal se constituye “así en la fuerza que rescata desde la simpleza o generalidad de los textos normativos constitucionales, la fuerza que necesitan los pueblos de Colombia para sobrevivir, para avanzar, para persistir, en fin, para alcanzar la paz y la convivencia”.
Falta por cumplir
“La idea de los derechos fundamentales y su protección es quizá lo que ha afianzado la idea de que tenemos una nueva Constitución”, dijo el magistrado Reyes. Agregó que concebir los derechos como un programa y no como una norma comporta el germen de su ineficacia y anula la posibilidad de la existencia viva de los derechos.
Enfatizó el jurista que “derechos sin garantía, en fin, derechos sin fuerza de cumplimiento, son simples aspiraciones que apenas se inscriben como un sentimiento, pero que al final terminan siendo simplemente otra defraudación a los ciudadanos”. Mencionó que hoy esta es una reflexión pendiente en el país a propósito del incumplimiento de las sentencias en materia de acción de tutela, pero también de constitucionalidad. Manifestó que “los índices del incumplimiento terminan siendo agobiantes y al final queda la sensación en un sinnúmero de ocasiones de que las sentencias se quedan en bellos y sesudos textos escritos con una utilidad apenas sí dirigida a los profesores y estudiantes, como su única capacidad de rendimiento”.
Expresó que a 33 años de existencia de la Constitución de 1991, “podemos decir que nuestra sociedad ha avanzado sobre todo como he dicho en el afianzamiento de la idea de la garantía de los derechos, esto es, en la posibilidad de demandar su cumplimiento, y en el entendimiento por todos y todas, inclusive de las personas menos ilustradas, de que los derechos no son concesiones graciosas, y que la razón de ser de todo poder público no es otra que garantizar a cada persona el cumplimiento pleno de los derechos que la sociedad se prometió por medio de una Constitución”. Destacó que “tenemos una Constitución vigorosa, que ha sido apropiada por todos los ciudadanos”.
La paz
La firma de un acuerdo final de paz en el año 2016 marcó una esperanza, subrayó Reyes, aunque puso de presente que “todavía ello parece aún lejano porque ayer y hoy siguen retumbando en varios puntos de nuestra nación las bombas y los disparos; seguimos lamentando los asaltos, los asesinatos y en general, todas las barbaries posibles; y al lado de tanto ruido, sangre y maldad, persisten los llamados de auxilio de los que aquí vivimos, pero la fuerza terrible de los fusiles y de los cañones no para, no ceja en su empeño de imposibilitar las vías de la paz”.