UNA PAISA de pura cepa supo, desde que estaba terminando el bachillerato, que sería piloto, volaría aviones de carga y de pasajeros. A pesar de que es sobreviviente de cáncer de mama, nunca perdió la alegría por la vida. Por el contrario, se convirtió en mensajera de prevención de esta enfermedad.
Se trata de Paola Echeverry, con 25 años de experiencia como piloto de aviación, quien afirma que la razón para vivir son sus hijos, su esposo, su hermano, Dios y Satena, que le dieron fortaleza para superar el cáncer de mama.
“Miles de personas, hombres y mujeres, me felicitan, no solo en Bogotá, sino en las zonas más apartadas del territorio nacional, porque la aerolínea en la que trabajo ha dado un giro en honor al Mes de la Prevención del Cáncer de Mama, al transformar un ATR-42 a un tono rosa, un color que simboliza la esperanza y la lucha contra esta enfermedad”, expresó la capitán en diálogo con EL NUEVO SIGLO.
Inició sus estudios en Medellín y como piloto trabajó cinco años en la empresa ACES, que desapareció en el 2003, y en la aerolínea carguera ARCA. Luego, ingresó a Satena “y puedo decir con orgullo que llevo 13 años volando el ATR-42, un avión de transporte de pasajeros”.
Señaló que el ATR-42 es un avión comercial regional fabricado en Francia e Italia por Avions de Transport Régional. Además, explicó que la designación "42" viene del número de asientos estándar de la aeronave.
Reveló que “hace un año me diagnosticaron el cáncer de mama y para mí fue muy duro escuchar esta noticia, pero gracias a mi fortaleza y a mi determinación de vida absoluta logré sobreponerme”
Aseguró que “el papel que tuvo la empresa aérea en mi recuperación fue crucial y fundamental, no solo de los directivos, sino de todo el personal. Ellos, junto con mi familia, me devolvieron las ganas de vivir, de seguir trabajando para mí recuperación y de no perder mi alegría”.
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Mis padres, paisas también de pura cepa, infortunadamente ya se fueron, pero sus enseñanzas quedaron y esas son las que les transmito a mis hijos para que nunca decaigan y si caen, que se levanten con más fortaleza para seguir adelante”, concreta.
Quería ser piloto
Recuerdo que “en mi familia no había pilotos de aviación y esta profesión me llamaba la atención, me parecía increíble y cuando terminé el bachillerato estudié un semestre de Administración de Empresas, pero opté por salir corriendo para la Academia Antioqueña de Aviación, porque quería ser piloto”.
“Cuando empecé a volar era copiloto y conmigo había otras tres mujeres. Hoy son comandantes de Avianca, Latam, de Wingo y de Satena. Puedo decir que la aviación es más asequible para las mujeres y hoy cubrimos rutas a nivel nacional e internacional”, anota.
Destaca que “en la empresa soy la única mujer instructora de vuelo y cuento con alumnas y por supuesto que es una experiencia superchévere. Puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que las mujeres son aplicadas, tienen excelentes habilidades y son muy estudiosas para alcanzar el título de piloto de aviación. Sin lugar a dudas no encuentro ninguna diferencia entre un hombre y una mujer”.
Explica que “nosotros volamos con pilotos de la Fuerza Aeroespacial Colombiana de diferentes rangos y en estos momentos estamos entrenando a una coronel como copiloto, porque su experiencia no le da para ser comandante y requiere experiencia”.
Cuenta con una alumna que voló el avión rosa y es la capitán Paula Lozano, quien fue su copiloto. “Luego la entrené como comandante del avión ATR-42. Lo importante aquí es que siempre estamos trabajando con los pilotos de la FAC”.
Narra que en sus inicios “una señora quedó impactada y exclamó que cómo era posible que una mujer estuviera de copiloto en un avión de pasajeros y que no era posible, porque esos cargos eran solo de hombres. ‘Yo me bajo y no viajo’, dijo la pasajera, pero el auxiliar de vuelo le recordó que podría tener complicaciones para su próximo vuelo y aceptó viajar. No hubo contratiempos”.
La mujer piloto
Destaca que “cuando no me habían diagnosticado el cáncer, la auxiliar de vuelo me pidió que saliera de la cabina, porque unas señoras me querían saludar, y la sorpresa más grande de mi vida era que estaban todos los pasajeros que me aplaudieron, me abrazaron, me daban besos y decían que era un orgullo que una mujer fuera la piloto de su vuelo”.
Señala que en otras oportunidades los viajeros le piden permiso para tomarse fotografías con ella en la cabina "y otros me esperan en la pista. Es agradable lo que ocurre conmigo y con mi empresa”.
Relata que “yo le quería dar un recordatorio a mi médico, Fabio Torres, quien me salvó la vida y porque en todo momento estuvo pendiente de mi evolución y un compañero de trabajo me dijo regálale un avión y pintémoslo de rosa. Vi el modelo a escala y me impactó”.
De otro lado, dice que “un día llegué a dictar una clase y le dije al señor coronel Diego Guarín, el director de Operaciones, que como le parecía que se pintara un avión de pasajeros de color rosa y me dijo espéreme a ver qué hacemos”.
“Me sorprendí cuando el señor coronel Guarín me llamó y me dijo que ya estaba aprobado el color rosa para el avión por la Aeronáutica Civil y por el general Óscar Zuluaga Castaño, presidente de Satena, quienes destacaron que la prevención del cáncer de mama es una causa que nos toca profundamente y queremos llevar ese mensaje de esperanza y de concientización a todas las comunidades a las que servimos”, indicó.
El oficial me dijo que “'no solo volamos para conectar destinos, sino que también volamos con un propósito social'. Este gesto es nuestro pequeño homenaje a todas las mujeres valientes que luchan contra esta enfermedad. Nunca imaginé un homenaje de esta magnitud y es una experiencia muy bonita”.
Echeverri afirmó que “no sé si es impresión mía, pero el cáncer está alborotado en mujeres y hombres, no solo el de seno sino de tiroides y en otras partes del cuerpo. Por esta razón, les recuerdo a todas las mujeres el autoexamen y estar prevenidas y acudir sin ninguna duda al médico”.
El avión color rosa
Reiteró que “gracias al color rosa del avión y a mi campaña, muchas mujeres me dicen que nunca se habían hecho ningún examen ni ecografías ni mamografías. Les digo que mi experiencia es superpositiva, porque me descubrieron el cáncer a tiempo. Les digo que no pueden aplazar por ningún motivo el autoexamen y la revisión científica. Es necesario tener una responsabilidad absoluta con nosotros mismos”.
Aseguró que “les digo a todas las mujeres que no importa la edad que tengan, pero que deben ser responsables e ir al médico por cualquier tipo de molestia en el seno, que no nos debe dar pereza ni miedo. Muchas tienen terror a que les digan que tienen cáncer de mama y otras llevan tres años sin una revisión y muchas ni van”.
“Nosotras tenemos que ser valientes y luchar contra esos miedos. Les digo que el día que me tocó enfrentarlo lo hice, porque Dios da la valentía y la determinación de decir voy a vivir. La contribución de Satena a la concientización y educación sobre la importancia de la detección temprana del cáncer de mama se extenderá a las comunidades diversas donde llegamos para difundir un mensaje de esperanza y concientización”, dijo.