Posibilidad de más catatumbos en otras regiones no sería un temor infundado | El Nuevo Siglo
UN TOTAL de 84 integrantes de las disidencias se sometieron ante la presión del ejército por las operaciones que adelantan en Catatumbo. /Foto X Ejército
Viernes, 31 de Enero de 2025
Redacción Política

A PESAR de las graves afectaciones al orden público y consecuencias humanitarias que se han visto en distintos episodios en el largo conflicto armado en el país, lo que ocurre en Catatumbo (Norte de Santander) no tiene antecedentes de que por el enfrentamiento de dos grupos delincuenciales haya más de 50.000 desplazados y pasan de 60 los muertos. Expertos consultados por EL NUEVO SIGLO coinciden en que en más regiones se podrían presentar otros catatumbos.

La Defensoría del Pueblo en recientes alertas tempranas informa al Gobierno sobre regiones en las que podría desencadenarse enfrentamientos entre grupos armados, como en el Norte del Valle entre facciones de las disidencias el frente 57 y el frente Adán Izquierdo; en el Bajo Caguán, en el Caquetá, entre dos bloques de las disidencias: el Jorge Suárez Briceño y el Amazonas; y en el norte del Cauca, en los municipios de Miranda, Caloto, Toribío y Jambaló, el frente 57 Yahir Bermúdez y el frente Dagoberto Ramos.

Posibilidad de más catatumbos

Jorge Restrepo, director del Cerac (Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto), dijo que “claro que puede ocurrir en otras zonas del país con la especificidad de cada una”.

Explicó que lo que pasa en el Catatumbo, el enfrentamiento entre el Eln y las disidencias del frente 33, “esa es la característica que define las conflictividades violentas en Colombia hoy en día. El país pasó de un conflicto armado entre el Estado y un gran grupo guerrillero, que ese conflicto terminó en 2016 con la dejación de armas y la reincorporación de la hoy extinta guerrilla de las Farc”.

Añadió el académico, “lo que caracteriza el conflicto hoy en día es una multiplicidad de enfrentamientos o disputas violentas entre grupos armados. Eso ocurre además del Catatumbo, en el departamento de Arauca, en el Bajo Cauca Antioqueño, en el departamento del Cauca, en Nariño, en Putumayo, en Caquetá y en el sur del Meta”. Enfatizó Restrepo que “al menos en esos lugares existe un altísimo riesgo de que al terminarse las iniciativas de negociación que el Gobierno nacional abrió de la paz total, se presente este tipo de enfrentamientos”.

Atender alertas tempranas

Por su parte Leonardo González Perafán, director de Indepaz (Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz) y del Observatorio de DD. HH. y Conflictividades de esta ONG, dijo que “el Catatumbo es un tema coyuntural por la frontera, por la presencia de diversos grupos, especialmente el Eln, el frente 33, por las economías ilegales que ahí se manejan”.

Añadió que “en otras zonas también hay conflictividades territoriales, como el norte del Cauca o lo que está sucediendo hoy en Argelia, en la zona del Pacífico nariñense, en la zona de Caquetá. Hay varias zonas que la misma Defensoría ha alertado sobre los riesgos que está corriendo la población en estos momentos. Entonces, sí pueden existir varios catatumbos, pero con sus propias características y conflictividades”.

Presencia militar e inversión social

Mientras que Andrés Nieto Ramírez, experto en seguridad, consideró que la crisis de orden público y humanitaria que hay en el Catatumbo “sí puede pasar una situación similar” en otras regiones.

En ese sentido, Nieto hace un análisis con base en tres variables: “La primera es que Catatumbo es particular porque en este momento tiene 46.000 hectáreas sembradas de coca; hay presencia de tres grupos armados distintos, que es lo que está generando el enfrentamiento para quedarse con esa producción; pero además de eso recordemos que desde 1972 fue el principal punto de conexión en laboratorios y tráfico de armas. Es un punto estratégico para cualquiera de los grupos armados”.

Agregó que una segunda variable es que, si bien el Catatumbo tiene una situación particular, también “hay que prestarle atención al Cauca, Bajo Cauca, lo que está pasando en Putumayo, Huila y el Chocó”, en donde todavía no hay enfrentamientos porque el espacio está copado por algún grupo en particular, pero esta situación podría modificarse y estallar los choques entre los actores armados por el control territorial.

Y una tercera variable es que “esto termina en alianzas criminales entre grupos al margen de la ley o en enfrentamientos como está pasando en el Catatumbo entre las disidencias y el Eln”.

Nieto puso de relieve para entender la conflictividad que se presenta en distintas regiones entre los grupos armados, que el Eln en este momento “tiene mucha más presencia que en el punto más alto de las Farc con 128 municipios y 22 departamentos, y que adicional estamos hablando que se supone que están en el marco de un proceso de paz que no se ha cumplido. El resultado de esto es un proceso ya no ideológico sino un proceso económico, y es por eso que están intentando quedarse con esas zonas”.

¿Qué se puede hacer?

El director del Cerac dijo que para prevenir y atender el eventual surgimiento de conflictos armados entre irregulares se puede hacer al menos tres cosas de forma urgente: “En primer lugar, tener listo en todas esas regiones que mencioné un dispositivo de atención humanitaria de emergencia y de evacuación de líderes comunitarios y personas del proceso de reincorporación en grave riesgo ante esos enfrentamientos. En segundo lugar, un dispositivo militar y policial que de forma simétrica actúe en contra de los líderes y objetivos de alto valor de todos los grupos armados enfrentados entre sí en cada una de esas regiones”.

Y, en tercer lugar, un dispositivo de la Fiscalía que busque detener y someter a la justicia a los mandos medios y los principales responsables de esos grupos enfrentados entre sí.

Mientras que para prevenir esta situación González Perafán considera que “en un principio es atender a las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo que ha emitido varias en diferentes regiones del país, donde da instrucciones o recomendaciones, no solamente en temas de Fuerza Pública, sino especialmente de prevención y de protección, de fortalecimiento de mecanismos de autoprotección a cada una de las alcaldías, a los ministerios del Interior, de Justicia, la Fiscalía”.

En tanto que Nieto dijo sobre lo que se podría hacer para prevenir guerras entre grupos armados en distintas regiones, que “lo que pasó en El Plateado y en diferentes puntos donde tuvieron ofensivas militares, especialmente desde la operación Orión y Pegasus, es que se hizo muy bien el trabajo militar, sin embargo, nunca llegaron las ofertas sociales y la intervención estatal. Resultado: se recuperó el territorio, pero nunca llegaron los acueductos, la educación, los procesos económicos, el empleo. Al final si bien ya no había esos grupos, esas personas no tuvieron otra opción que estar otra vez a merced de los nuevos grupos que se quedaron con las rentas criminales y delincuenciales”.

Nieto dijo que también es necesario que el Gobierno tenga una posición fuerte en los procesos de paz que está adelantando porque, por ejemplo, en el caso del Eln “lleva dos años sin un real compromiso y con atentados contra la Fuerza Pública y diferentes instalaciones. Eso lo que ha hecho es el debilitamiento de la Fuerza Pública en esos espacios y lastimosamente dejar en entredicho la capacidad operativa que muy bien tiene el Ejército y las fuerzas, pero con ese vaivén de ofensiva o de pararla es muy difícil poder contrarrestar a los grupos armados”.