El presidente Abdel Fatah al Sisi defendió el balance de Egipto en materia de derechos humanos, pero admitió "violaciones" de estos derechos por la policía justificadas por la "situación excepcional" del país, golpeado frecuentemente por atentados yihadistas.
Desde que destituyó al presidente islamista Mohamed Mursi en julio de 2013, el exjefe del ejército convertido en presidente en mayo de 2014 está acusado por sus detractores de haber instaurado un régimen autoritario y eliminado cualquier oposición, islamista o laica.
"Nadie está contra los derechos humanos" pero "quiero decir que Egipto vive una situación excepcional" declaró al Sisi, con motivo de la fiesta de la policía, pocos días antes del cuarto aniversario de la revuelta popular de 2011 que sacó del poder a Hosni Mubarak.
Dirigiéndose a los policías el presidente admitió que hay violaciones de derechos humanos, aunque no son admisibles, precisó.
Al Sisi defendió asimismo las operaciones de las fuerzas de seguridad en el norte del Sinaí, escenario de ataques de grupos que aseguran actuar en represalia por la represión que padecen los partidarios del expresidente islamista Mursi.
El jefe del Estado dijo que en poco más de un año 208 personas habían muerto por haber "levantado un arma ante la policía o el ejército".
Al menos 1.400 partidarios de Mursi resultaron muertos en la represión lanzada por las autoridades tras la destitución del expresidente. Más de 15.000 simpatizantes de éste fueron encarcelados, y centenares condenados a muerte en expeditivos procesos colectivos.