Hondo pesar generó ayer en todo el país el fallecimiento de Manuel Elkin Patarroyo, uno de los científicos colombianos más importantes de las últimas décadas, sobre todo por su trabajo en el desarrollo de vacunas sintéticas contra enfermedades tropicales como la malaria.
Patarroyo no solo inspiró a varias generaciones de investigadores y científicos, sino que el inmunólogo y patólogo de origen tolimense puso a nuestro país en el mapa de los grandes descubrimientos médicos al desarrollar la primera vacuna sintética contra la malaria, denominada SPf66.
Hasta sus 78 años de edad, este científico, que estaba al frente del Departamento de Patología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, fue un ejemplo de tesón inquebrantable por combatir los virus y patologías que afectan a la humanidad, sobre todo a los rangos poblacionales más pobres o que viven en situación de vulnerabilidad.
Quienes lo conocieron, le ponderan su permanente inquietud por desafiar lo desconocido y abrir caminos para mejorar la calidad de vida de las personas, sobre todo en las regiones en donde las enfermedades tropicales se tornan endémicas.
A lo largo de su extensa carrera profesional no fueron pocas las controversias y discusiones científicas que entabló, al tiempo que varios gobiernos acudieron a él para instrumentar sus respectivas líneas de ciencia, innovación e investigación.
No en vano fue objeto de múltiples reconocimientos regionales, nacionales e internacionales, incluyendo premios como el Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, entre otros.
Una de las principales características de Patarroyo fue, precisamente, su empeño por apoyar el desarrollo de los científicos colombianos. Siempre insistió en la necesidad de que el Estado incentivará los proyectos de investigación para que sus resultados y aplicaciones beneficiaran a los colombianos. Paz en su tumba.