La conectividad aérea en zonas remotas no es un asunto que se pueda supeditar a la rentabilidad de la operación aeronáutica, sino que se sitúa dentro del deber del Estado en cuanto a garantizar que los habitantes de esas regiones alejadas de los grandes centros urbanos puedan transportarse de forma segura y permanente.
Y esa, precisamente, es la misión primaria de Satena, la aerolínea estatal que está bajo el mando de la Fuerza Aérea Colombiana. Cada nueva ruta que abre esa empresa es una oportunidad para los habitantes más pobres.
Este 2025 arrancó con buenas noticias por cuanto Satena lanzó la ruta entre Popayán e Ipiales, lo que, sin duda, fortalecerá la conectividad en el suroccidente del país, facilitando el acceso a las comunidades de los departamentos del Cauca y Nariño.
Es claro, como lo recalca el presidente de la compañía estatal, general Óscar Zuluaga, que este tipo de nuevas frecuencias no solo acerca a las comunidades, sino que también impulsa el desarrollo cultural y económico de las regiones más aisladas o periféricas.
Ya el año pasado la aerolínea transportó a más de 1,1 millones de pasajeros, alcanzando un crecimiento sin precedentes pues aumentó su cobertura a 53 destinos a través de 156 rutas, lo que representa un incremento del 45% en conectividad. Entre lo más relevante estuvo la apertura de 56 nuevas frecuencias hacia destinos de Antioquia, Chocó, Llanos Orientales, Norte de Santander, Huila y Tolima.
A lo anterior, se suma la incorporación de nuevas aeronaves para modernizar la flota y llegar a más destinos regionales.
Como se ve, más allá de las voces gubernamentales que se inclinan por poner a competir a Satena en los destinos más comerciales, lo prioritario es que la aerolínea siga llegando a aquellos municipios y regiones en donde las líneas comerciales no viajan por temas de rentabilidad.