
¿Debe la oposición venezolana participar en las elecciones parlamentarias y regionales que el régimen dictatorial de Nicolás Maduro programó para el próximo 25 de mayo? Ese es el dilema que hoy tiene dividida a la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), principal instancia de representación de los sectores y partidos que combaten al gobierno autoritario chavista.
No es un asunto menor y hay argumentos de peso a lado y lado. Para quienes plantean no asistir a las urnas, encabezados por la principal líder opositora María Corina Machado y Edmundo González ‒considerado por varios países el presidente legítimo venezolano debido al resultado real de los comicios de julio de 2024‒, participar en los comicios de mayo no solo legitimaría el burdo fraude electoral perpetrado por la dictadura y que le permitió posesionarse el pasado 10 de enero, sino dar pie, resignada e ingenuamente, a que el espurio aparato estatal cooptado por el régimen organice repita la trampa, pero esta vez para torcer a su favor la renovación de 277 curules de la Asamblea, 24 gobernaciones y sus consejos legislativos regionales.
En la otra orilla no se desconoce este riesgo, pero se advierte que más peligroso sería dejar que la dictadura cope el Parlamento y gobiernos territoriales, apuntalando su partido único en todo el país, anulando y dejando expósitos los fortines poblacionales y electorales del antichavismo (que quedarían sin autoridades legítimas a las cuales acudir) e incluso desatando desde esas instancias una persecución política, judicial, económica y física aún más drástica e ilegal que la de los últimos años. Recalcan, además, que abstenerse en los próximos comicios dejaría el campo aún más libre para que Maduro redacte y haga aprobar su polémico proyecto de nueva constitución, que busca atornillarlo en el poder indefinidamente.
Sea cual sea la decisión de la oposición venezolana, el reto principal es uno solo: no dejarse dividir y adoptar una decisión unificada y concreta. Hay riesgos advertidos en cada opción, es claro. Pero fraccionarse le daría un triunfo anticipado a la dictadura y Venezuela seguirá más lejos de la democracia y en el abismo político, económico, social e institucional.