De extrema gravedad el episodio sufrido por la gobernadora del Chocó, Nubia Carolina Córdoba, el pasado domingo, cuando regresaba de un homenaje a las víctimas de la tragedia invernal, un año atrás, en un tramo de la vía Quibdó-Medellín. La comitiva fue atacada por hombres fuertemente armados en inmediaciones del corregimiento de la Troje. Afortunadamente la escolta militar de la mandataria repelió el hostigamiento y forzó a los delincuentes a huir, lo que permitió que la caravana oficial pudiera seguir hacia la capital departamental.

Se trata, como se dijo, de un hecho muy preocupante, no solo por el riesgo que registraron la gobernadora y sus acompañantes, sino porque los criminales sabían de antemano que ella se movilizaba con un esquema de seguridad y aun así atacaron.

No hay que olvidar que Córdoba ha sido muy activa en liderar consejos de seguridad para afinar la estrategia de seguridad y orden público para repeler el accionar de la delincuencia común y organizada que viene afectando gravemente a los chocoanos. El año pasado, por ejemplo, el Eln presionó varios ‘paros armados’, en tanto que se registraron fuertes combates entre esta guerrilla, grupos residuales de las Farc y bandas criminales de alto espectro, como el ‘Clan del Golfo’. De igual manera, hay otras facciones que operan en la capital departamental y son responsables de múltiples asesinatos y extorsiones, entre otros delitos.

De manera valiente la gobernadora indicó que pese a esta situación tan delicada no cederá en su política de reforzar la lucha contra estas facciones delincuenciales. Es imperativo, entonces, que el Gobierno nacional y el Ministerio de Defensa no solo redoblen la escolta de Córdoba, sino su apoyo a la estrategia para enfrentar a estos factores de violencia que, tanto en este departamento como en muchos otros, son los que están imperando a sangre y fuego.