Dejación de armas | El Nuevo Siglo
Viernes, 8 de Noviembre de 2013

Son múltiples las hipótesis alrededor del preacuerdo al que llegaron el Gobierno y las Farc en La Habana alrededor del tema de la participación política. Para un excomisionado de Paz, que habló off the record con un periodista de EL NUEVO SIGLO, lo más importante del comunicado expedido el miércoles por ambas partes es que la guerrilla parece aceptar, “por fin”, el desarme, algo a lo que se ha opuesto en todos los procesos de diálogos y negociación en las últimas dos décadas. “… Creo que el país no pondera en su justa dimensión este paso”, precisó el excomisionado.

Dejación de armas (II)

En las esferas castrenses el tema del desarme no quedó tan claro como se dice. Por ejemplo, para algunos generales retirados en esta clase de procesos juega mucho el llamado “diferencial semántico”, es decir, la particular forma de llamar o calificar determinado hecho relacionado con el conflicto armado. “Se habla del concepto de dejación de las armas, mas no de entrega de las armas… Hay una diferencia muy grande entre una y otra circunstancia, diferencia que no es de mera semántica, ni se puede caer en la falacia de considerar que ambos términos pueden ser sinónimos”, precisó un exalto mando militar.

Dejación de armas (III)

Hay quienes consideran que el término “dejación” implica, de entrada, que el arsenal de las Farc no sería entregado al Estado, como sí pasó con algunas guerrilleras y los paramilitares desmovilizados. Esto era previsible por cuanto la subversión insiste en que sólo los ejércitos “derrotados” son los que “entregan” sus armas a la contraparte triunfante, situación que para las Farc no se puede aplicar en el caso colombiano pues consideran que no son una fuerza subversiva derrotada militarmente, como lo sostienen voceros del Estado y el estamento castrense.

Dejación de armas (IV)

Así las cosas, los analistas sostienen que la disposición de la guerrilla a la “dejación de las armas” puede implicar tres escenarios. Primero, la posibilidad de que tras la firma de un proceso de paz, la facción subversiva entregue a un tercero su arsenal para ser destruido. Aquí las opciones van desde la ONU, la Unasur o incluso a los países que sirven como facilitadores o acompañantes del proceso, es decir, Cuba. Noruega, Venezuela o Chile. El segundo escenario parte de la base de que la “dejación de armas” implica que las Farc le entregarían su arsenal a un tercer actor internacional, que lo tendría bajo su custodia pero no lo destruiría o lo desactivaría temporalmente, y su destrucción estaría sujeta al cumplimiento de lo pactado en la negociación.

Dejación de armas (V)

Existe una tercera opción en material de “dejación de las armas”. Se refiere a que la misma guerrilla es la que destruye su arsenal con la presencia de veedores internacionales. La tesis aquí es que el bando que procede así da a entender que no fue derrotado ni se sometió a la contraparte, sino que aceptó luchar por la vía pacífica para lograr los objetivos que no alcanzó por la armada.