La posibilidad planteada por el Partido Conservador en torno de impulsar ahora un proyecto de ley que convoque un referendo para que sea la ciudadanía la que defina en las urnas si se prohíbe totalmente el aborto, abre la que, sin duda, podría ser la prueba de fuego más dura para este mecanismo de participación popular. Como se sabe, la última vez que se llevó a cabo un referendo fue en octubre de 2003, cuando se votó el llamado “contra la corrupción y la politiquería”, del cual apenas una de las 15 preguntas pasó el umbral requerido para ser aprobada. Como se recuerda, el punto que se salvó fue el referido a la “muerte política”, es decir, que las personas condenadas por delitos de corrupción pudieran postularse a cargos públicos o recibir contratos del Estado.
Referendo antiaborto (II)
Es claro que si los conservadores inician una campaña de recolección de firmas podrían fácilmente reunir el 5 por ciento del censo electoral que exige la ley para impulsar un referendo constitucional (Constitución Política. Artículos 155, 378). Es obvio que si el actual censo electoral es, según el dato oficial de la Registraduría, de 30.689.254, entonces el Comité Promotor del respectivo referendo tendría que presentar ante la organización electoral un poco más de 1,5 millones de firmas válidas para que se expida la correspondiente certificación y el proyecto de ley que lo convoca sea enviado al Congreso para su correspondiente trámite.
Referendo antiaborto (III)
Según algunos congresistas conservadores esos 1,5 millones de firmas no serían mayor problema, toda vez que para respaldar el proyecto de acto legislativo que prohibía totalmente el aborto y que fue hundido el miércoles en la Comisión I del Senado se reunieron 5 millones. Como se sabe, la Iglesia Católica fue clave en la recolección de esa cantidad de respaldos ciudadanos y bien podría repetir el mismo apoyo en el caso de una campaña de referendo contra el aborto, pues ni constitucional o legalmente se le puede restringir ese derecho democrático a ninguna confesión religiosa.
Referendo antiaborto (IV)
Y es ahí en donde la controversia alrededor de este espinoso tema se elevaría de tono, pues es seguro que así como los promotores de la prohibición total del aborto buscarían el respaldo ciudadano al SÍ, los sectores que se oponen a esa propuesta iniciarían una campaña de gran calado para impulsar el voto por el NO. En ese orden de ideas, el problema aquí ya no sería alcanzar el umbral mínimo de votación para que un referendo sea aprobado, que es el 25% del censo electoral, es decir, un poco más de 7,6 millones de votos. En el referendo de 2003 sólo una de las 15 preguntas superó ese umbral aprobatorio.
Referendo antiaborto (V)
Así las cosas, si el referendo por el tema del aborto llegara a las urnas (obviamente tras recoger las firmas, ser aprobado por un Congreso que ya se dividió profundamente por este asunto y pasar el aún más difícil tamiz de la Corte Constitucional, que fue el alto tribunal que estableció las tres excepciones de penalización a la interrupción voluntaria del embarazo) seguramente podría convertirse en la mayor jornada de votación en la historia colombiana, por encima de los 14 millones de sufragios en las presidenciales del año pasado.