Twitter (I) | El Nuevo Siglo
Miércoles, 7 de Marzo de 2012

En el sondeo virtual que realiza diariamente www.elnuevosiglo.com.co se preguntó ayer a nuestros cibernautas cuál creían que era el dirigente político colombiano con más seguidores en Twitter. 

Ganó, y por mucho, el expresidente Álvaro Uribe, que obtuvo un 58% de los votos, seguido del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, con tercer lugar del mandatario Juan Manuel Santos y la cuarta casilla fue para el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras. Las cuatro opciones que se plantearon responden a que los dirigentes mencionados son muy asiduos en sus trinos y muchos viven pendientes de los mismos.

Twitter (II)

Para certificar qué tan acertada es la percepción de quienes respondieron el sondeo de nuestra página web revisamos el número de seguidores que los cuatro opcionados y otros tienen en sus respectivas cuentas  Twitter. El escalafón es el siguiente:

Álvaro Uribe     986.607 seguidores

Juan Manuel Santos  750.999

Antanas Mockus       196.439

Piedad Córdoba  191.934

Gustavo Petro    177.025

Germán Vargas  134.842

Sergio Fajardo    85.609

Castro no es Castro

Un antiguo facilitador de procesos de paz en Colombia indicó que las versiones que circulan en torno de que en la reunión hoy en La Habana entre los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Cuba, Raúl Castro, no sólo se trataría lo relativo a la asistencia del régimen isleño a la Cumbre de las Américas en Cartagena, sino también una posible mediación para un eventual proceso de paz con el Eln. “Eso no tiene piso real, los elenos eran muy cercanos a Fidel, pero no así a Raúl, a quien siempre vieron como al hermano del líder, pero nunca con el peso específico y ascendencia de Fidel… La influencia castrista sobre el Eln se marchitó a la misma velocidad que Fidel ha sido saliendo del escenario geopolítico latinoamericano”, `precisó el veterano facilitador.

Más reformas

En el anteproyecto de reforma a la educación que se está analizando con distintos sectores estudiantiles y de la academia podían ser incluidos algunos artículos para reformar a fondo la elección de las directivas de las universidades públicas, con el fin de no sólo hacer más expedito ese proceso sino cerrar la brecha que permite injerencias políticas.