En máxima tensión se encuentran no sólo las relaciones entre Rusia y Turquía, sino entre los miembros de la coalición internacional que ataca al Estado Islámico por el derribo de un avión y el ataque a dos helicópteros rusos en la zona de frontera.
Como “una puñalada por la espalda” calificó el presidente Vladimir Putin el derribo por parte de Turquía de un avión, y el posterior tiroteo a dos helicópteros que intentaban evacuar a los pilotos que se habían eyectado, y que dejó como saldo un soldado muerto. Habrá “consecuencias serias”, advirtió el mandatario ruso.
El incidente se presentó ayer cuando un caza, SU-24, de fabricación rusa, violó el espacio aéreo de Turquía y fue derribado en una operación unilateral por el ejército turco, el cual anunció que durante la operación se le advirtió al avión que estaba violando el espacio aéreo. Dicha declaración fue respaldada por el Pentágono. El incidente se caracterizó por ser la primera vez en 50 años que un miembro de la OTAN derriba un avión ruso.
Una facción de los rebeldes sirios denominada Alwiya-Al-Ashar, que se opone al régimen de Basher Al Aassad y también combaten al Estados Islámico se atribuyó la muerte de uno de los pilotos, luego de que cayera en su territorio. Sin embargo, un funcionario de Ankara le contó a la AFP que ambos siguen vivos e intentan recuperarlos de las manos de los rebeldes. En un video publicado por la agencia se ve que los pilotos saltan hacia territorio rebelde en paracaídas.
Adicionalmente, durante la operación de rescate enviada por Moscú, uno de los helicópteros fue dañado por disparos y tuvo que aterrizar. Tras el aterrizaje, se conoció que un soldado murió al recibir un impacto de bala, anunció el general Serguei Rudskoi, en declaraciones retransmitidas por la televisión rusa.
Luego del incidente la OTAN citó a una reunión extraordinaria en Bruselas. Por el momento no son claras las medidas que el organismo va tomar, pero a primera vista se sabe que el suceso plantea un problema espinoso entre las aspiraciones del gobierno Obama y las de Putin en Siria. En el fondo las diferencias radican en que cada uno tiene objetivos y enemigos diferentes.
Rusia apoya Al Assad incesantemente y bombardea todo aquel que este en su contra, incluyendo a los rebeldes opositores, como los de Alwiya-Al Ashara. Estados Unidos mientras tanto quiere removerlo del poder e instaurar una democracia. Para ello apoyan a los rebeldes y a fuerzas kurdas que lideran la lucha en el norte de Siria contra el Estados Islámico (EI). Ambos, por supuesto, quieren acabar con el EI, pero en el camino, tienen profundas diferencias frente al régimen que gobierna el país y los opositores que intentan derrocarlo.
Esas divergencias son las que salen a flota tras el incidente del avión, puesto que Rusia presuntamente intentaba bombardear territorios de los rebeldes en Turquía. Esta versión por el momento no ha sido validada. Sin embargo, es de común conocimiento que desde que Moscú anunció que se uniría a la guerra en Siria con su arsenal aéreo en apoyo al Assad, muchos de los rebeldes se han refugiado en el lado turco de la frontera.
Además, hay que tener en cuenta que desde la incursión de Rusia en la guerra siria, el Pentágono ha insistido en que los bombardeos de la aviación rusa han sido dirigidos contra los rebeldes opositores, no contra el EI. Esto llevó a que Putin y Obama se sentaran la semana pasada en Antalya, Turquía, y trataran de llegar a un consenso frente al objetivo común: el Estado Islámico.
Pero con este episodio se evidencia que las fuerzas de las potencias aún no están en la misma línea. Rusia, junto a milicianos Iraníes por tierra y fuerzas de Hezbollah, mantiene su ofensiva anti rebelde, operación que presuntamente es manejada desde Damasco por los generales leales a Al Assad.
Y parece que la red de comunicaciones entre pilotos de los dos países, Estados Unidos y Rusia, que acordaron en octubre mediante memorando, tampoco está sirviendo. El avión ruso que cayó en Bayirbucak es muestra de ello; cada quien está actuando por su lado. Rusia, como se ve, invadió el espacio aéreo de Turquía en su ofensiva contra los rebeldes, mientras que Estados Unidos continua apoyando a los rebeldes con armas para que derroquen al régimen sirio.
Al final es como una cadena en la que Estados Unidos da las armas a los rebeldes, estos son bombardeados por Rusia, que a su vez se supone que tiene los mismos objetivos de su par norteamericano. Todo ello lleva a concluir que, por el momento, la incursión de las potencias occidentales en Siria no tiene un foco común que permita acabar con el Estado Islámico.
Porque Siria es una territorio de nadie en donde hoy en día existen múltiples actores en conflicto que en lo único que coinciden es que quieren llegar o quedarse en el poder. En Siria hay varios grupos rebeldes de opositores; también, están las fuerzas leales al régimen; los kurdos que están con ellos; y el Estado Islámico. Son diferentes fuerzas, con características particulares y procedencias distintas.
Pero Occidente, que tras los atentados de París parecía que iba lograr una coalición única, afronta la guerra de Siria acomodando cada grupo a sus intereses. De ahí que, como se ha dicho, Estados Unidos le siga dando armas a los rebeldes y Rusia le mantenga su espaldarazo a Al Assad. Incluso Arabia Saudí, que es cercana a los norteamericanos, también tiene mucho que decir en este aspecto, ya que donantes privados de origen saudí constituyen una de las fuentes de financiación del Estado Islámico, según Hasan Hasan, uno de los mayores expertos en grupos extremistas.
Ante estas claras divergencias, la reunión que tuvieron ayer los ministros de asuntos exteriores en Viena es sumamente importante para definir las aspiraciones de las fuerzas occidentales en Siria. A pesar del incidente del avión y el helicóptero, Sergéi Lavror, ministro de relaciones exteriores ruso, presenció el encuentro junto a sus homólogos de Estados Unidos, Arabia Saudí, Turquía e Irán.
Al término de la reunión se conoció un comunicado en el que los participantes anunciaron que la ONU debe convocar al régimen de Damasco y la oposición para que inicien un proceso político que lleve a un “gobierno creíble, inclusivo y no sectario”. Pero paralelamente Estados Unidos y Rusia celebraron una reunión en la que expusieron su desacuerdo sobre el futuro de Al Assad, tema crucial en todo esto.
Por el momento es claro que Moscú está molesto por el incidente aéreo y probablemente durante esta semana será reacio a cualquier acercamiento en materia militar con Estados Unidos, principal socio de Turquía. Y, por su parte, el presidente Obama ratificó el derecho de los turcos (como cualquier otro país) a defender su territorio y espacio aéreo, aunque dijo esperar que Ankara y Moscú, vía diálogo, solucionen lo ocurrido.
Finalmente el ministro de Exteriores alemán instó a Rusia y Turquía a actuar con "cautela" y "sensatez", dos valores tan necesarios como imperantes en este momento de tensión.