Alerta por agresiva enfermedad que ataca los tejidos de corales | El Nuevo Siglo
Fotos Coralina
Miércoles, 28 de Septiembre de 2022
Redacción Medio Ambiente

Una gran preocupación ambiental por la rápida dispersión de la nueva enfermedad de pérdida de tejido de coralino, conocida internacionalmente como SCTLD (por sus siglas en inglés: Stony Coral Tissue Loss Disease), existe en San Andrés y Providencia.

De acuerdo con los especialistas, la peligrosa enfermedad coralina es más agresiva que otras que afectan corales, ya que se propaga rápidamente por corrientes marinas y por contacto directo ocasionando altas tasas de infección y mortalidad a más de 25 especies de coral.

Las especies afectadas incluyen las principales especies formadoras de arrecifes coralinos, las cuales crecen muy lentamente y pueden vivir cientos de años. Dentro de estos están los corales cerebro, los estrella y los pilar, entre otros. Al ser las principales constructoras de arrecifes, cumplen el papel más importante en cuando proporcionan hábitat, refugio y áreas de vivero para miles de organismos marinos, incluyendo aquellos que consumimos como los pargos, meros y langostas.

Por la alta mortalidad coralina, esta enfermedad está generando cambios rápidos y negativos en los arrecifes coralinos con incidencias directas e indirectas sobre la salud de este y otros ecosistemas marino-costeros. Lo anterior puede generar un impacto en cascada en los servicios que el arrecife nos provee, como la seguridad alimentaria, economía del turismo y protección costera para comunidades locales, entre. Esta grave situación la vienen afrontando más de 25 países o territorios del Gran Caribe, en los que está presente la enfermedad desde 2014. Pese a que muchas entidades vienen haciendo investigación científica y probando diferentes tratamientos, aun no se ha identificado el patógeno y desafortunadamente hay una cura definitiva para parar esta enfermedad.

Algunos tratamientos con antibióticos colocados en los corales afectados, muestran altos porcentajes de sobrevivencia, pero son costosos y requieren además de un entrenamiento, una rápida actuación y al tener cerca del 77% de las áreas coralinas de Colombia, el reto en el Departamento Archipiélago es gigantesco.



Señalan que es importante mencionar algunos antecedentes:

1. El primer registro nacional e internacional de SCTLD en Colombia se dio en abril de 2022 en Bajo Nuevo y Serranilla, por parte de biólogos marinos de Coralina y expertos internacionales, en el marco de la Expedición Científica de Pristine Seas de National Geographic, en su fase por el Archipiélago, lo cual fue confirmado por expertos internacionales.

2. Posteriormente en junio de 2022, biólogos marinos de Invemar, durante la fase de análisis de la información de la Expedición Científica “Seaflower Plus”, desarrollada en marzo de 2021, encontraron indicios de la enfermedad de perdida de tejido en Serrana y Quitasueño, lo cual también fue confirmado por expertos internacionales.

3. Con lo anterior, el 27 de julio de 2022 el Ministerio de Ambiente con base en recomendaciones dadas por organizaciones internacionales para la conservación de arrecifes coralinos (AGRRA, GCFI, NOAA) y especialistas nacionales de diversas universidades colombianas; ONG y expertos internacionales (Perry Institute for Marine Science de Bahamas), generaron algunas recomendaciones y lineamientos de prevención y control ante la enfermedad, dirigido a las Corporaciones Autónomas Regionales, institutos de investigación, ONG, autoridades ambientales y comunidades marino costeras.

4. Más recientemente, este mes un biólogo marino que trabaja en actividades de buceo en San Andrés, contactó a biólogos de la ONG Blue Índigo y de Coralina y después de hacer seguimiento a algunas colonias, y de recibir la confirmación por parte de una experta internacional, reportaron la enfermedad para esta isla. Posterior al hallazgo de la enfermedad en San Andrés, se ha venido realizando un monitoreo y seguimiento a las colonias afectadas e iniciaron rápidamente la aplicación de técnicas piloto tendientes a tratar de contener la enfermedad con aplicación de antibióticos, como tratamiento experimental para intentar contrarrestar el avance de la enfermedad en los corales afectados.

5. En East South West Cay (conocido localmente como Cayo Bolívar) en el marco de la Expedición Seaflower 2022 también se reportó hoy la presencia de la enfermedad de pérdida de tejido de coral.

En casos anteriores, se ha recibido la asesoría internacional de Valeria Pizarro, investigadora senior que maneja el programa de corales del Perry Institute for Marine Science en Las Bahamas, quien es experta en corales y ecosistema de arrecifes coralinos, salud coralina y monitoreo de esos sistemas, sino que además trabaja día a día con la enfermedad y los diversos tratamientos.   

Por otro lado durante un reciente curso de cultivo de larvas de coral, liderado por la Ecomares y Conservación Internacional Colombia, que complementa los esfuerzos nacionales de cultivo asexual de corales en el marco de la iniciativa de un millón de corales del Ministerio, se logró generar nuevas alianzas de varias autoridades ambientales incluyendo algunas Corporaciones Autónomas Regionales, Parques Nacionales Naturales, ONG y la academia, en pro de buscar alternativas para obtener recursos para atender la nueva enfermedad de pérdida de tejido y en ese sentido cada uno viene haciendo acercamientos con diversas entidades y autoridades para que entre todos podamos atender esta grave situación. En la zona continental colombiana también se generó una gran preocupación al repostarse recientemente, su presencia en Panamá y en Curazao.

Coralina, conjuntamente con otras autoridades ambientales como el Parque Nacional Natural McBean Lagoon, ONG locales como Blue Índigo, biólogos marinos y voluntarios de la comunidad, hicieron un llamado urgente a autoridades, pescadores, buzos y comunidad en general, para que se atiendan las recomendaciones nacionales e internacionales sobre el manejo de la enfermedad. También para que se reporten los posibles casos por medio de fotografías.