Un equipo de dragado de corte y succión, un bote para remolque, dos excavadoras hidráulicas sobre pompones anfibios, una excavadora hidráulica sobre grúa, dos retroexcavadoras sobre llantas, tres dragas multipropósito anfibias de corte y succión (Water Master) son las máquinas con las que la CAR Cundinamarca trabajará para recuperar el complejo lagunar Fúquene, Cucunubá y Palacio, en el marco del proyecto “Por Fúquene Todos de Corazón”.
Con una inversión que asciende a los $36 mil millones, se ampliará el banco de maquinaria de la entidad por lo que, con la adquisición de estos equipos, la Autoridad Ambiental es pionera en la implementación de estas tecnologías para la restauración de ecosistemas estratégicos en el país.
Con ello se busca el restablecimiento del área de espejo de agua que ha sido perdida en las últimas décadas por la acumulación de sedimentos generados por cuenta de actividades agropecuarias, mineras, urbanas, industriales y naturales de la cuenca hidrográfica.
De este modo, los mencionados equipos de recuperación y limpieza lagunar, buscan aumentar la capacidad de regulación del cuerpo hídrico frente a crecientes de agua, administrar su volumen de almacenamiento, mejorar la calidad de la misma y permitir que los habitantes de la cuenca del río Suárez, y las personas que se benefician de manera directa e indirectamente del vital recurso, cuenten con un espacio hídrico adecuado para sus actividades, y a su vez, contribuyan al equilibrio ecosistémico de la fauna y la flora presente en el lugar.
“Con la adquisición de estas máquinas, la CAR Cundinamarca continúa demostrando su compromiso hacia la recuperación de este importante espejo lagunar y reitera la necesidad de que esta recuperación sea ambientalmente integral, con la colaboración de toda la comunidad del Valle de Ubaté”, explicó Néstor Guillermo Franco González, director de la CAR.
Es importante mencionar que iniciativas de esta magnitud en cuerpos lagunares intracontinentales, son comparables solo con otros de índole internacional ejecutados en zonas costeras, haciendo de “Por Fúquene Todos de Corazón”, un proyecto pionero para la región, gracias al uso de maquinaria anfibia especializada única en el país.
La máquina denominada Watermaster V, funciona para apoyar la limpieza de ríos, lagunas y humedales. Dentro de sus principales ventajas, la Corporación destaca la precisión y versatilidad entre sus herramientas que son intercambiables según los requerimientos de los distintos complejos lagunares donde es utilizada. Además, con la Watermaster es posible navegar y acercarse a puntos de operación inalcanzables, donde se permite adelantar labores de pilotaje, excavación, rastrillado y dragado por succión.
De esta manera, el trabajo que se ha trazado la Corporación tiene como objetivo optimizar las labores que antes eran realizadas por cuatro máquinas similares y de menor alcance. Así mismo, con la adquisición de estas tres máquinas, es posible trabajar para la prevención de inundaciones, limpieza de canales urbanos, remoción de vegetación, basura y sedimentos contaminados.
Es importante mencionar que son cuatro máquinas Watermaster V en la jurisdicción. Una de ellas se encuentra realizando trabajos de recuperación en la laguna de Fúquene. Por su parte, las tres restantes y próximas a llegar al Territorio CAR, serán utilizadas solamente para adelantar labores de prueba y capacitación durante el segundo semestre del 2018 en dicha la Laguna, ya que están destinadas al cuidado de humedales en general a lo largo de la jurisdicción de la Corporación.
La laguna de Fúquene es un cuerpo de agua dulce situado en la localidad de Fúquene, entre los departamentos de Cundinamarca y Boyacá, a una altitud de 2.540 metros, y a una distancia de unos 80 km de la ciudad de Bogotá.
Posee numerosas islas, una de ellas fue santuario de los muiscas; además, existían varios adoratorios atendidos por cien sacerdotes, así como un templo que seguramente fue erigido a Fu, un dios con cabeza y cola de zorro y figura humana que personificaba al demonio. Según cuenta la leyenda, oculto bajo las aguas y dispuesto a defender de los muzos, sus dominios en el valle de Ubaté y Chiquinquirá, permanece Fu, el dios tutelar de las aguas de esta laguna.1
Numerosas familias, pescadores y artesanos dedicados a la fabricación de cestas dependen directamente de la laguna. El volumen de agua de la laguna descendió un metro entre la década de 1970 y la primera década del siglo XXI, debido principalmente a extracción indiscriminada de agua para el regadío. Además, unas 6.700 toneladas de sedimentos se depositan cada año en esta laguna. Otros problemas son la eutrofización de las aguas, así como la propagación descontrolada del jacinto de agua, introducido artificialmente.