Cinco actividades que amenazan la salud de los ríos | El Nuevo Siglo
Lunes, 3 de Septiembre de 2018
Redacción Nacional
En el marco de la Semana Mundial del Agua, aquí la lista de las actividades que deterioran la naturaleza. 

 

Colombia es un país de ríos: albergues de biodiversidad y fuente de agua dulce esencial para las comunidades. Sin embargo, muchos de ellos están en riesgo.

Es por ello que en la Semana Mundial del Agua la WWF presenta una lista de amenazas aparentemente invisibles que representan un riesgo para la salud de estos ecosistemas.

El Bita -el sitio Ramsar más grande del país, ubicado en el Vichada, que en su recorrido supera los 600 kilómetros hasta su desembocadura en el gran Orinoco-, es uno de los pocos casos de un río que, en Colombia, se mantiene intacto en un 95%, a pesar de presentar problemáticas de sobrepesca y una baja regulación en la actividad de pesca ornamental.

En contraste están, por ejemplo, la calidad del agua, proveniente del río Cauca, que afecta a los habitantes de Cali y municipios cercanos a Popayán; o la gran contaminación del Atrato, que recibe la tercera parte de las 180 toneladas anuales de mercurio que se producen en el país, según estudios de la organización Mercury Watch.

Además de los criterios clásicos que evalúan la calidad del agua en Colombia -como la contaminación que llega a los ríos producto de vertimientos de desechos de aguas residuales de origen doméstico, actividades agrícolas y pecuarias, minería, cultivos ilícitos que utilizan agroquímicos que van a parar a los grandes ríos y la presencia de sedimentos que arrastran estos afluentes, entre otras-, existen algunas amenazas que son igual o más graves, pero no tan visibles o asociadas directamente con este problema. Según Carlos A. Lasso, Investigador Senior del Instituto Humboldt, estas son algunas de ellas:

1. Deforestación: La pérdida de bosque, generalmente, se produce en áreas adyacentes a centros urbanos, carreteras, cabeceras de arroyos o en áreas marginales de los ríos. Los árboles cumplen una función reguladora del agua, por lo tanto, si los bosques aledaños a los ríos desaparecen es más probable que ocurran desbordamientos o inundaciones con consecuencias desastrosas, como sucedió en Mocoa en 2017.

2. Extracción no sostenible de recursos pesqueros: La escasez del recurso pesquero es una realidad cada vez más preocupante. Tanto de especies utilizadas para proveer alimento como de peces ornamentales. Sobre esta amenaza, Carlos A. Lasso señala, además, que los estudios demuestran que la curva de las pesquerías está en declive y que se está llegado al síndrome de los ríos vacíos, es decir, ríos en los que circula el agua y aparentemente todo funciona bien, pero en los cuales no hay peces. Como lo señala el artículo ‘¿Qué pasa con la pesca en el Amazonas?’, publicado en la Revista de WWF-Colombia, “la situación es alarmante en las cuencas de los ríos Magdalena, Orinoco y Amazonas. Solo en el río Putumayo se han registrado descensos cercanos al 80%: mientras en 1992 se movilizaban alrededor de 250 toneladas de pescado, para 2009 la cifra apenas alcanzaba las 50 toneladas”.

3. Contaminación invisible: Está asociada a actividades extractivas como la minería, derivada de la extracción del oro con mercurio. Colombia es el país que más mercurio per cápita libera al ambiente en el mundo, con 75 toneladas cada año. Antioquia y Chocó encabezan la lista de departamentos en los que más personas viven de actividades derivadas o relacionadas con el comercio del oro. La contaminación de los ríos debido a esta actividad es muy grave, pues como lo señaló la Corte Constitucional en la sentencia en la que se declaró al río Atrato como sujeto de derechos: “por lo general, solo el 10 % del mercurio agregado a un barril se combina con el oro para formar la amalgama, el restante 90 % sobra y se desecha en fuentes hídricas”.

4. Contaminación biológica: La presencia de especies introducidas como peces, crustáceos, entre otras, en ríos y ecosistemas que no sean su hábitat natural, por ejemplo: la trucha en los ríos andinos o la tilapia en la cuenca del Magdalena, que son especies exóticas. Y trasplantar especies dentro de Colombia, es decir, llevarlas de una cuenca hidrográfica a otra, altera también el equilibrio ecológico de los ríos.

5. Obras de infraestructura como las represas y presas hidroeléctricas: Limitan la migración de los peces y afectan su proceso natural de reproducción y desove. Esta es una situación supremamente alarmante si se tiene en cuenta que “existen alrededor de 15.000 especies de peces de agua dulce que migran durante su ciclo de vida, de los cuales alrededor de 1.100 recorren grandes distancias. El bagre goliat viaja 8,000 km a través de la cuenca del Amazonas, mientras que la anguila europea migra más de 10,000 km entre los ríos de Europa y el Mar de los Sargazos”, como lo señala un artículo sobre peces migratorios publicada en la página web de WWF.