Por la contaminación de los ríos Sangoyaco y Taruca del municipio de Mocoa (Putumayo), gusanos, esponjas, caracoles y cangrejos de río, entre otros insectos y moluscos, presentan modificaciones físicas, como cambio de tonalidad en sus cuerpos o nuevas antenas. Además, las poblaciones del cangrejo de río se están reduciendo, lo que pone a la especie en riesgo de extinción.
Por Mocoa transcurren cinco cuencas importantes, de las cuales se desprenden microcuencas como los ríos Sangoyaco y Taruca, que albergan una enorme biodiversidad, y por lo tanto son una reserva genética de importancia mundial.
“Inicialmente estos afluentes se utilizaban para transporte, caza, pesca y actividades recreativas, pero la expansión del municipio hacia el norte de la cabecera los ha convertido en vertederos de aguas residuales, como si fueran el sistema de alcantarillado de la zona”, afirma la ingeniera ambiental Soendra Mildred Cardona Betancourt, magíster en Estudios Amazónicos del Instituto Amazónico de Investigaciones (Imani), de la Universidad Nacional (UNAL) Sede Amazonia.
Según la investigadora, “se encontraron altos niveles de coliformes fecales (bacterias presentes en grandes cantidades en los intestinos y excremento de los humanos y animales) que indicarían que además de para verter residuos a los ríos, en el municipio no existe un ordenamiento territorial y ambiental, y aunque hace muchos años se ha hablado de un proyecto de alcantarillado, este no se ha hecho realidad”.
Señala además que, debido a la contaminación, las aguas tienen escasez de nutrientes, lo cual se evidencia en el tono anaranjado de sus aguas. Además de la pérdida de biodiversidad, representa problemas de salud pública.
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Para la investigación “Ecología de macroinvertebrados en arroyos de montaña: caso de estudio ríos Sangoyaco y Taruca, municipio de Mocoa, departamento del Putumayo”, se tomaron muestras de los ríos y se realizaron cálculos hidroclimáticos sobre los niveles del agua y la precipitación; además se instalaron zonas de monitoreo en las que los estudiantes documentaron los datos reportados diariamente durante 4 meses.
Con la comunidad realizaron una cartografía social que permitió hacer mapas parlantes, instrumentos técnicos metodológicos que permiten organizar y comunicar las decisiones del medio comunal a través de la diagramación de escenarios. Con ellos, la comunidad manifestó cómo estuvieron, cómo están y cómo esperan ver los dos ríos.
Los habitantes manifestaron que antes de la avalancha de 2017 -evento que dejó cientos de muertos y muchos heridos en el municipio- en varias ocasiones hubo grandes crecidas que cambiaron la dinámica de los ríos Sangoyaco y Taruca.
Con el muestreo de la fauna acuática se evidenciaron daños y variaciones: “gusanos, moluscos, caracoles y cangrejos de río, entre otros, presentan modificaciones físicas como el cambio de tonalidad en sus cuerpos o nuevas antenas. Además, las poblaciones del cangrejo de río se están reduciendo, lo que pone la especie en riesgo de extinción”, señala.
Los resultados de la investigación motivaron a la comunidad a implementar programas educativos enfocados en la sensibilización ambiental y en realizar una serie de acciones de control a las entidades públicas para que den soluciones a problemáticas como la minería y la deforestación del bosque, que también está influyendo en el impacto.
La magíster anota que “es claro que en esta zona se está incumpliendo el Decreto de Ley 2811 de 1974, que en su artículo 9 sostiene que ‘los recursos naturales y demás elementos ambientales deben ser utilizados en forma eficiente, para lograr su máximo aprovechamiento con arreglo al interés general de la comunidad y de acuerdo con los principios y objetos que orienta este código’”.