El medio ambiente y la protesta social | El Nuevo Siglo
Foto Anadolu
Sábado, 23 de Noviembre de 2019
Alvaro Sánchez

No hay otra posibilidad que referirme a los destrozos y a la protesta acaecida en estos días en el país, especialmente en la ciudad capital; no exactamente a si estoy a favor o en contra de la misma, sino más bien al vandalismo que las rodeo y a los daños que causaron, tanto a la infraestructura como al medio ambiente.

En nuestro planeta habita un sinnúmero de personas que se agrupan en comunidades y estas poseen una inmensa diversidad de comportamientos culturales que, a su vez, constituyen formas integrales de vida, las cuales plantean sus propias y específicas maneras de enfrentar las relaciones esenciales e ineludibles. Entre estas últimas sobresalen: la de cada individuo consigo mismo; la de cada individuo con los miembros de su comunidad; la de cada individuo con las otras comunidades; y la de cada individuo con la naturaleza. Quizá, explicado de otra forma, se puede afirmar que la relación de los seres humanos con el entorno natural no es absoluta ni única y que, por lo tanto, se deben tener en cuenta las diversidades propias de la especie.

Desde el instante mismo en que los fenómenos naturales son afectados por los fenómenos sociales o por la diversidad de culturas que, a su vez, son afectados por los métodos culturales de la producción, se desarrollan procesos biológicos en que tanto la naturaleza como el ser humano se ven envueltos y comienzan a ser parte de ellos.

Cada cultura tiene inmersa en sí misma una manera particular de articular y procesar fenómenos como la lengua, la cultura, los medios y modos de producción. De esta manera, a través de los tiempos la historia de los comportamientos culturales y sociales, así como los de sus prácticas de producción y las relaciones interculturales, han condicionado en forma determinante la capacidad de producción de las regiones asociadas a los ecosistemas circundantes de las diferentes comunidades. De la misma forma han regulado los niveles de consumo, de producción, los excedentes comercializables y la división social del trabajo y de sus formas de ejecutarlo. Aunado a esto, las decisiones políticas asociadas a los niveles de inversión de los entes gubernamentales, se traducen en modificaciones sustanciales del entorno ambiental y de los mismos entornos culturales. Lo anterior debido a la dinámica que introduce nuevas técnicas y procesos productivos.

Como consecuencia lógica de los fenómenos mencionados, se desarrolla una colisión entre los procesos sociales y los procesos naturales, que genera problemas profundos por la complejidad que de ellos se deriva y que requiere de análisis mucho más profundos que los que hoy se hacen, necesitando de la participación de varios y diversos campos del conocimiento. Lo anterior nos muestra lo importante que resulta no compartimentar las decisiones ambientales.

No se requiere de mucho poder de deducción para comprender que semejante complejidad, y poder proceder a su análisis, se deben tener en cuenta algunos factores como la acumulación, las diversas prácticas de producción, la historia en cada sitio específico de su economía agraria y de su convivencia con el entorno natural.

Ahora bien, los actos vandálicos observados ayer y hoy en el país (escribo el viernes 22), generan un sinnúmero de problemáticas asociadas al medio ambiente, sobre las cuales espero escribir en la próxima columna, desvirtuando cualquier legitimidad de lo que quisieran significar con sus protestas; en lugar de lograr una opinión favorable, coadyuvan a dejar una imagen negativa de lo que se quiere.

Quisiera sí dejar claro que no estoy en contra de la protesta social, creo en ella aunque no comparta la misma en esta ocasión; estoy en contra del vandalismo y de quienes dañan nuestro patrimonio y nuestro medio ambiente.

alsanchez2006@yahoo.es

@alvaro080255